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Pedro reanima al líder

Sólo la entrada del canario rescata a un Barça remolón, que suda para derrotar al Tenerife

ENRIQUE MARÍN

 

En fútbol hay marcadores mentirosos y el 4-1 que el Barça le endosó al Tenerife lo es. Cualquiera que no viera el partido del Camp Nou y conozca los antecedentes de uno y otro equipo pensará, y con razón, que el líder arrolló a un candidato al descenso. Pero no fue así.

El Barça, por momentos remolón y casi siempre falto de su lucidez habitual, se complicó lo que a priori parecía un trámite. La sufrida, aunque al final holgada victoria azulgrana coloca al equipo de Guardiola con 93 puntos, récord de la Liga, y obliga al Madrid a ganar mañana en Palma, pues de lo contrario el título quedaría prácticamente sentenciado, si no lo está ya.

Nuevo doblete de Messi, Bojan vuelve a mojar e Ibra, de nuevo sustituido

Oltra izó la bandera blanca desde el momento en que aseguró que el empate era un grandísimo resultado. El técnico del Tenerife, que reservó de inicio a su goleador -Nino-, aseguró que su equipo no cambiaría su estilo porque sería contraproducente. Contraindicado o no, el caso es que los efectos secundarios de su planteamiento complicaron el partido al Barça, aunque quizás los motivos habría que buscarlos en el equipo de Guardiola, que empezó con ganas, pero se relajó tras lograr el 1-0.

Bastó un desajuste canario para que Alves ganara la espalda a la defensa del Tenerife. El brasileño por fin llegó con criterio y sirvió un buen pase a Ibra, que aprovechó su envergadura para habilitar a Messi. Pese a no brillar, el argentino se encargó de abrir y cerrar el marcador y ya suma 31 goles en Liga.

Sin embargo, fue ponerse por delante y el Barça se tumbó a la bartola. Una imprecisión en el pase de Puyol permitió a Román Martínez plantarse solo ante Valdés. El Tenerife, sin apenas buscarlo, se encontró con el empate, un botín que a partir de entonces protegió con más criterio que el 0-0 inicial.

Piqué, con molestias en la rodilla, no regresó al campo tras el descanso

Guardiola abortó el posible debate Ibra-Bojan alineando a ambos junto a Messi. Pedro fue el sacrificado, aunque el canario no sólo tuvo minutos, sino que resultó decisivo. Sin Iniesta, cuya ausencia no se valora en su justa medida, y con Xavi renqueante, el Barça ha perdido la precisión, lo que en fútbol equivale a velocidad. Pep movió ficha en el descanso y sustituyó a Piqué, con problemas en la rodilla, por Pedro.

El Tenerife seguía bloqueando a un Barça espeso. Mikel Alonso, hermano del madridista Xabi, se encargaba de neutralizar a Xavi, mientras que Manolo Martínez ejercía de central por delante de los dos centrales. La falta de fluidez animaba a los canarios a adelantar sus líneas. Incluso, Oltra dio entrada a Nino.

Pero entonces llegó el gol de Bojan, que sigue al alza, y la sustitución de Ibra, con la tendencia contraria. Pedro, el protagonista de la reanimación del Barça, firmó el tercero con una de sus clásicas rúbricas. Un gol anulado a Nino por fuera de juego rompió por unos segundos la tranquilidad que ya se respiraba en las gradas del Camp Nou. Messi engordó su lista goleadora con el 4-1, un resultado mentiroso.

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