"Pep me sorprende cada día y eso, con mi bagaje, no es fácil"

En 40 minutos de entrevista no para de sonarle el teléfono. El pasado verano, su Barça primero y su amigo Pep, después, le sedujeron para que volviera a un vestuario. Manel Estiarte ha cambiado el bañador y el casquete, por la americana y la corbata. Desde el pasado mes de julio, uno de los deportistas más laureados de la historia campeón olímpico de waterpolo en Atlanta 96 forma parte del nuevo proyecto Guardiola.

"No me pierdo un entrenamiento y respiro cómo está el equipo emocionalmente"

¿Qué balance hace de sus seis primeros meses en el Barça?

Estoy muy feliz, como todo el barcelonismo. Aunque como no esperábamos que los resultados llegaran tan rápido, estamos preparados para cuando vengan momentos difíciles, que llegarán.

¿Y en lo que se refiere a su aportación personal al club?

"Los jugadores ya no me ven con recelo por ser amigo del técnico y estar con el presidente"

También estoy satisfecho. Llegué para un cargo nuevo, que el club tenía en mente, pero sin acotar cuál sería mi cometido, y lo acepté a pesar de eso. En un inicio, con el presidente hablamos de una labor de representación institucional y de trabajo personal con él. Cuando Pep supo que me incorporaba también quiso que estuviera en cosas relacionadas con él y con el vestuario. Y de nuevo dije bueno, venga, ya encontraré mi sitio. No negaré que la gente me advertía: ¡No vayas, estás loco!. Era un de los peores momentos de la historia del club, pero se conjugaron dos cosas importantes para mí: el Barça y Pep.

Y al final

Al final he acabado haciendo un trabajo institucional. Por ejemplo, acompañar a Messi a Zúrich para el FIFA World Player. Una labor de relación con la presidencia y el vestuario.

Cuente, ¿cómo es su día a día?

No me pierdo un entrenamiento. Estoy en el vestuario, respiro como está el equipo emocionalmente, comento con Pep estas sensaciones de grupo y también cómo está él personalmente. Nada de técnico ni táctico, a un nivel deportivo, más global; esta parte me gusta mucho. Luego, me suelo reunir con los jefes de los departamentos de comunicación, de protocolo y presidencia. Y lo que también hago, y me gusta mucho, es la relación con los jefes de los medios de comunicación de aquí; mantengo reuniones periódicas con ellos para calibrar cómo podemos funcionar mejor.

Pero en su tarjeta de presentación dice: jefe de Relaciones Externas...

Le pusimos ese nombre al cargo pero lo importante no es cómo te llamas si no lo que haces. Cuando estaba en Italia, antes de venir, sí que le daba importancia al nombre del cargo, pero ahora que estoy dentro y que veo que todo funciona: con los jugadores, con Pep (a pesar de que a menudo discutimos), con el club Lo único que me interesa es sentirme útil.

¿Pensaba que se comeríamás marrones?

Sí, seguro. Lo que pasa es que, en el vestuario, desde que llegué, casi todo ha ido rodado, excepto la semana de Numancia y Racing [se refiere a los partidos de la primera vuelta]. Es verdad que arriba, en presidencia, se palpaba la tensión con los dedos, los despachos sacaban fuego, reflejaban la realidad del momento, pero el presidente me transmitió mucha seguridad; tenía muy claro lo que quería, le duraría un mes, un día o un año, pero tenía las cosas claras.

¿No teme que el vestuario le vea como a un espía del entrenador?

Ahora, los jugadores ya no me ven con recelo por ser el amigo del entrenador o como el tipo que siempre está con el presidente. Al principio sí noté que alguno pensaba: Y este ¿quién es?. Los catalanes ya me conocían, sabían de mi amistad con Pep y les notaba cierta admiración pero, al final, para ellos también era el único que entraba igual al vestuario que al despacho del entrenador. Por eso les pasé por escrito cuál sería mi función en el vestuario.

¿Negociar alguna multa, como aquella colectiva por llegar al entrenamiento un minuto tarde?

No, el tema de las multas se lo come Pepe Costa. El código interno lo preparamos juntos, pero Pepe es el que tiene relación directa con las necesidades de los jugadores. Yo soy el intermediario entre futbolistas y directiva. Por ejemplo, el presidente antes de bajar al vestuario tras los partidos me lo consulta, aunque yo creo que no hace falta. También ha habido jugadores que querían hablar con el presidente y yo les he escuchado, he valorado lo que me contaban y he terciado para que los recibiera si lo creía oportuno.

¿Lo mejor de su cargo?

El trabajo con el vestuario; me sale la vena de deportista. Estos últimos 8 años he estado ligado al deporte desde los despachos, pero ya no sentía esas cosquillas en el estómago. Cuatro llamadas de Pep y ya estabacachondo.

¿Se parece en algo el vestuario del Barça a alguno de los que ocupó?

Estos chavales no son diferentes a otros deportistas. Cuando sales del vestuario sí que todo es distinto: diez camillas de masaje, cuatro médicos y un montón de personal a su disposición, pero dentro todo es igual. Cada uno llega de casa con sus cosas, sus problemas; se desnudan y se preparan para entrenar como en cualquier otro vestuario. Antes del partido, lo mismo que nos pasaba a nosotros: uno se ríe, otro se encuentra mal cada cual lleva la presión a su manera. ¿Los egos? Existen en todos sitios, forman parte del deporte.

En el waterpolo, trabajan mucho más por mucho menos...

Sí, tienen 100.000 personas viéndoles, televisiones y ni los del waterpolo, ni los de balonmano, ni muchos otros conseguimos, en un siglo de historia, llegar al nivel de atención que ha alcanzado el fútbol.

Ahora que los conoce a fondo, ¿se ve reflejado en algún futbolista?

En muchos, en cada uno veo una pequeña cosa que me recuerda a mí.

Es amigo de Pep desde 1992.¿Le ha sorprendido en algo?

Me sorprende cada día, y me cuesta decir eso porque deportivamente tengo un bagaje que hace difícil que alguien me sorprenda. Su chispa, su intuición A él no se lo digo pero hay veces que pienso: este tío la toca. No me refiero a cuestiones de juego, donde yo no sé más que un aficionado, sino a nivel de gestión, de comunicación, profesionalidad, dedicación e intuición Te dice: Hoy comiendo están más callados. Eso quiere decir que y ves que todo lo que te dice tiene una lógica. No es un iluminado, todo lo hace desdeel razonamiento.

Cuéntenos más sobre Pep...

Es muy curioso. Le encanta escuchar, pregunta mucho a su equipo. Siempre está con el ¿qué, cómo lo ves? Le gusta mucho compartir, no separa áreas. Habla con los médicos, con los preparadores físicos, con todos. Escuchar y hablar. Recibirmucha información y luego, tomar decisiones.

Hace ya unos días tuvieron que jugar un partidillo amistoso contra un equipo de Uzbekistán, porque el club lo cerró por contrato. ¿Les marcaron un gol los directivos?

Uf, Pep no traga con nada. Si cree que algo es malo para el equipo, que no conviene, no lo hace, te lo digo yo. Él valora todas las cosas y a veces cede, hace equilibrios y concede cosas que a lo mejor no permitiría pero que cree que le acabarán reportando en positivo al equipo.

¿Cómo se explica el cambiode una temporada a otra?

Yo no estaba y no puedo hablar de lo que pasó, pero hemos vivido una evidente transformación, una mejoría conseguida desde la normalidad, la entrega, la honestidad... Créame, la situación es muy buena. Luego, los jugadores son hombres y tienen un día mejor que otro pero la demostración de que todo va bien son los resultados.

Se dijo que los futbolistas se habían cansado de ganar...

Nos pasa a todos. A mí en mis últimos años encontrar la motivación me resultaba dificilísimo. Es verdad que yo tenía 37 años ya, pero puede ser que un deportista más joven se canse mental y físicamente y que esa cosa que de niño tienes hasta en los entrenamientos te cueste de encontrar hasta en los partidos. Yo tenía que buscar motivaciones que antes me llegaban solas: un pique con el entrenador, un compañero, un periodista Lo que no es bueno es que te pase con 24 años. Los ciclos en el fútbol mundial cada vez son más cortos y no creo que sea por un tema de motivación, si no porque la competitividad cada vez es mayor.