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Pesic, un sargento para el Valencia

El serbio ficha por el Power Electronics valenciano

MIGUEL ALBA

Dedica al baloncesto más horas de las que tiene el día. Una de las necesidades vitales para cualquier entrenador serbio. El Valencia, sin embargo, no le ha fichado para sustituir a Manolo Hussein por cumplir con el estereotipo. Svetislav Pesic (Pirot, 1949) regresa a la ACB por la necesidad de carácter en el banquillo de la Fonteta. 'Queríamos un técnico duro', asumen desde el club taronja. Y Pesic desborda el molde de la mano de hierro. Un técnico que desarrolla su hoja de ruta desde el término sacrificio. 'Los buenos saben que para ganar deben trabajar a fondo. Solo los mediocres quieren ganar sin entrenarse', reitera como principio de todo. Aun así defiende la calidad del trabajo sobre la cantidad, este técnico tendente a controlar todo: alimentación, viajes, horarios...

Su mono de banquillo en el último año ha matado el tiempo impartiendo clinics en Alemania y su ansia por volver a figurar en la Euroliga se han impuesto a su habitual caché: alrededor de 800.000 euros anuales. Por poco más de la mitad (450.000 euros), Pesic ha aceptado dirigir el proyecto del Valencia por una temporada. 'La operación, aunque rápida, no ha sido sencilla y hemos tenido que negociar varios aspectos que finalmente han satisfecho a todas las partes', reconoce Paco Raga, vicepresidente y director general del Valencia Basket. Pesic solicitaba una vinculación por un solo año, mientras que el club prefería un proyecto por dos temporadas.

El serbio nacionalizado alemán, que hoy viaja a Ljubiana para presenciar el encuentro ante el Union Olimpija, asume su presencia en la ACB en una doble vía. Por un lado, el cambio radical en la imagen de un equipo, deprimido en la ACB (una victoria y seis derrotas), que priorizó el presupuesto del verano en la llegada de jugadores, tras la marcha de Spahija, para sentirse aseado en su participación en la Euroliga. Por otro lado, el instinto competitivo de Pesic busca encontrarse con sus iguales: Ivanovic o Messina. Personalidades que trascienden al oficio de técnico. Sargentos de hierro, obsesionados con la perfección de los pequeños matices y la defensa, poco flemáticos en la relación con los jugadores.

Un Mundial (con Yugoslavia en 2002); dos Eurobasket (Alemania 1993 y Yugoslavia 2001); una Euroliga (Barça 2003); dos Ligas ACB (Barça 2003 y 2004); una Copa Europa (Akasvayu Girona 2007); una Copa del Rey (Barça 2003); una Copa Korac y cuatro Ligas alemanas inundan su currículum.

Sin embargo, su método enfermizo trasciende a sus éxitos. En el Barça, no se entendió con Navarro en el año del triplete (2003) ni se le perdonó que cediese a Marc Gasol al Girona. Dos aspectos que Pesic ninguneó en favor de la acústica del Palau Blaugrana. En su primer entrenamiento, gritó '¡Defensa!' y le entusiasmó que la cúpula del pabellón le devolviera un inmaculado eco. Por eso, cada vez que considera que alguien bajaba el pistón, Pesic cogía de un brazo al jugador en cuestión, ahuecaba su mano tras una oreja y señala hacia lo alto, donde, en la inmensidad del pabellón vacío, reverbera su grito: '¡Defensa!'. Así ganó una Copa del Rey, la primera Euroliga del Barça y la ACB por 3-0 al antiguo Pamesa, casualmente, su nuevo equipo.

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