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El portero más borde del mundo

El meta alemán Lehmann es famoso por sus feos gestos

LADISLAO JAVIER MOÑINO

“Me hice portero, porque de niño me tiré al suelo y no me dolió”. De aquel costalazo infantil nació un guardameta internacional, pero también el portero más borde y arrogante del mundo, Jens Lehmann. “No he conocido ningún guardameta más completo que yo”, llegó a decir de él mismo cuando estaba en plena pelea mediática y dialéctica con Kahn por la titularidad en el Mundial 2006.

Terminó imponiéndose, pero presionó mucho a Klinsmann para que le concediera el número uno de Alemania: “No soportaría otro torneo de selecciones en el banquillo”. Kahn no pasaba por un buen momento y Lehmann hizo todo lo que pudo por airearlo. Siempre había estado a la sombra de Kahn y a la mínima que le vio flaquear le atacó para terminar de derribarle. Algunos medios alemanes llegaron a afirmar que su titularidad respondía a que compartía agente con Oliver Bierhoff, secretario técnico de la Federación Alemana de Fútbol.

Lehmann siempre se ha sentido muy seguro de sus posibilidades y de su caché, por eso nunca ha soportado que Almunia le desbancara de la titularidad en el Arsenal. La primera vez, en vísperas del Mundial 2006, hizo una maniobra de mobbing que dejó perplejo a Wenger, su entrenador en el Arsenal. Lehmann hizo una llamada al presidente federativo del fútbol alemán para que presionara al Arsenal y ordenara al entrenador francés devolverle la titularidad. “No entiendo por qué tengo que ser suplente de un portero que empieza a jugar a los 30 años”, dijo de su compañero español. Al poco volvió a bombardearle: “No entiendo mi situación, sobre todo viendo el rendimiento que dan los que juegan. Almunia aún debe demostrar que puede ganar partidos. Sé lo que el resto de jugadores esperan de un portero y no me imagino que Almunia pueda ofrecer eso”.

Harto ya de sus puyas, Almunia contó un día el malvivir que suponía su convivencia diaria con Lehmann: “Me he quedado muy decepcionado con este chaval. No tenemos rollo de nada. No le miro a la cara. Hay que tener un poquito de respeto por el que está jugando”. Ahora que parece que abandonará el Arsenal dice respetar a Almunia, pero también se vanagloria de haber ayudado en su progresión: “La competencia y la presión a la que he sometido a Almunia le han hecho mejor portero”.

En Alemania le tienen por un provocador y un bocazas desde sus inicios. “Es un pijo arrogante”, le acusó el ya fallecido Wenger Hagkmann, ex presidente de la liga profesional teutona. Hagkmann estaba harto ya de sus bravuconadas y de la mala imagen que exportaba hacia el exterior. Al poco de estar en el primer equipo del Schalke jugó uno de sus primeros partidos como titular. La hinchada comenzó a silbarle por sus errores. En el descanso fue sustituido. Su reacción fue marcharse del campo sin ducharse y tomar un tranvía hacia su casa. A Coulibaly, del Friburgo, le dio una patada barriobajera por la que fue sancionado con cuatro partidos.

Su última gran bordería fuera del campo fue que la seguridad de un restaurante echara a una chica que le había solicitado una fotografía. En la hierba, en esta Eurocopa en la que se le ha visto nervioso, no dudó en abroncar a sus defensas ante Turquía cuando él estuvo mal colocado y lento de movimientos en los dos goles que encajó su selección.

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