Fernando Alonso no deja nada a la casualidad. Sabe que su excepcional registro de ayer le coloca de nuevo en el escaparate mundial. Hoy, se reencontrará con Lewis Hamilton, su ex compañero en McLaren que, indirectamente, le llevó a romper el contrato que le unía al equipo británico hasta 2009.

El joven piloto inglés, ahora líder indiscutible de la escudería que dirige Ron Dennis, también sabe lo que le espera. No necesita que nadie se lo cuente porque asistió en directo a la primera exhibición del asturiano. De paisano y conduciendo un Mercedes, cómo no, Hamilton llegó al circuito jerezano ayer al mediodía.

Presenció desde boxes la sorprendente apoteosis final de Alonso y la incapacidad de su nueva pareja, Heikki Kovalainen, para marcar buenos tiempos, pese a rodar casi el doble de vueltas, 130, que el bicampeón mundial español. El finlandés fue sexto, por detrás de los dos Ferrari y del sorprendente Williams de Nico Rosberg, uno de los que fue candidato a ocupar su puesto en McLaren.

De la Rosa demostró una vez más su honesto pundonor profesional y reivindicó el poder del nuevo MP4-23 al quedar segundo. Al menos, superó a los dos nuevos Ferrari F2008. Aunque en la escudería italiana se toman los entrenamientos como tal, lo sucedido ayer no sentó bien.

Explican el excelente registro de Alonso por el cambio final de neumáticos y por la poca carga de gasolina, pero aun así Luca Colajanni, portavoz del equipo italiano, se aprestó a subir a la sala de prensa, buscó a los informadores transalpinos y quitó hierro a la discreta actuación de Raikonnen. “Crisis en Ferrari”, bromeaba con el semblante un punto torcido.

Toyota tampoco tuvo un buen día.Utilizó el nuevo coche, TF-108, y sus dos pilotos, Timo Glock y Kamui Kobayashi, acabaron undécimo (antepenúltimo) y último, respectivamente. Hoy, último día de entrenamiento de Alonso en el trazado andaluz, el español medirá por vez primera la fiabilidad de Hamilton y, por segundo día consecutivo, las posibilidades de los nuevos McLaren y Ferrari.