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Primer golpe de autoridad del Barça de Messi

Los azulgrana derrotan al Sevilla (0-3) en un partido de lo más práctico. Los locales fracasan en su plan conservador

ALBERTO CABELLO

Muy pocas incógnitas quedan por despejar del Barcelona de Pep Guardiola. Una de ellas quedó resuelta en la noche de ayer. Los azulgranas mantuvieron su perfil ganador en un campo tan exigente como el Sánchez Pizjuán. Ahora que las curvas del calendario comienzan a ser más cerradas, el equipo mantiene el control del bólido y casi nadie le ha obligado a derrapar en una maniobra a contramano. Si hace una semana el tropezón ante el Getafe pareció un nube pasajera, después del partido de ayer quedó disipada que la inestabilidad fuera a más.

Cierto es que la actuación no fue tan soleada como en días anteriores, pero el rival era de los de enjundia y se preocupó mucho de llenar de nubes el partido. El Sevilla fue demasiado atento con la visita. No le colmó de atenciones, pero tampoco es que le hiciera muy íncomoda la estancia.

Manolo Jiménez diseñó su alineación después de un análisis exhaustivo del Barcelona. Cargó de vatios el centro del campo para imposibilitar el juego del Barcelona. Fazio y Maresca salieron desde el minuto uno con la misión de pegarse a sus polos contrarios como dos imanes. Los dos mediocentros rastrearon la huella de Xavi y Keita para una persecución de hora y media. Todo resulta poco para cerrar los espacios a la máquina creativa de los de Guardiola.

La segunda premisa era tapiar la banda derecha. Sabe mucho el Sánchez Pizjuán de lo que es capaz Dani Alves y Jiménez puso a Adriano para que construyera un muro en su carril. Optó por su mayor sacrificio defensivo en lugar del más festivo Diego Capel.

El Sevilla se aculó a las tablas sin el mayor sonrojo. Los de Guardiola monopolizaron la pelota desde el pitido inicial. Los andaluces corrieron detrás de la pelota y taparon espacios. El centro del campo del Barcelona empana la pelota y no hay forma de que el esférico se escape de la sopera.

Piqué tuvo toda la libertad del mundo para sacar el balón jugado desde atrás, ya que la primera línea de presión de Luis Fabiano y Kanouté estaba algunos metros atrás. La escolta de Xavi y Keita cumplió su tarea. Fue Alves el que taladró en la primera media hora la pared de hormigón de Jiménez.

La aplicación defensiva del Sevilla era de obediencia extrema. Demasiada docilidad para un equipo que presume de argumentos para discutir con los equipos más poderosos. Aunque el Barcelona dispuso del control absoluto no pudo trenzar ninguna jugada engarzada. Los aparejos de los sevillanos estaban listos para cazar cualquier presa que se perfilara como potencial peligro para Palop.Messi no tuvo sitio para bailar sobre alguno de sus slaloms, faltaba campo libre y sobraban piernas.

Las acometidas de los azulgranas terminaban en algún disparo desde fuera del área de Henry . El Sevilla encomendó todo su peligro al trabajo de Luis Fabiano. Una de las veces en que Adriano le pilló la espalda a Alves pudo meter un buen centro que el 9 brasileño mandó demasiado alto. Esa jugada fue la excepción a la regla. El balón fue a parar otra vez al Barcelona. En una de esas jugadas viscosas, Eto´o se aprovechó de un rechace para adelantarse como una gacela a los centrales del Sevilla y batió a Palop con un disparo potente. Nunca digas nunca jamás, Samuel. Así podría titularse la temporada del camerunés.

Fue marcar el delantero azulgrana y Jiménez levantar la mano en dirección a la portería de Víctor Valdés. Los planes a la basura: tocó adelantar más la presión e intentar asociarse mucho más con la pelota. El discurso sevillano había sido, hasta entonces, demasiado considerado hacia el rival.

Y llegaron, vaya por donde, los mejores minutos del Sevilla. El partido se equilibró, los andaluces tuvieron llegada y ya no eran el equipo sometido a la idea única. Kanouté y Luis Fabiano necesitan otra filosofía si su presencia en el campo se pretende que sea efectiva. Los locales merodearon el área catalana y acariciaron el empate en un par de llegadas peligrosas.

La segunda parte se hizo todavía más pastosa. Se esperaba la estampida del Sevilla, pero se hizo esperar. El Barcelona ni se inmutó del resultado y siguió a lo suyo. Toque y paciencia hasta encontrar el momento de despegarse de la maraña del rival. El que lo tuvo más fácil fue Henry. El francés tenía ventaja en el emparejamiento sobre Mosquera aunque no supo rematar con acierto ninguna de sus ocasiones.

Messi no se conforma con ser invisible ni en partidos así. El genio argentino tradujo un extraño pase de cabeza de Xavi y le dio una trayectoria que le puso en dirección en la portería. La capacidad de ejecución fue demasiada para Palop que no tenía aún ni la referencia de la portería.Todavía se dejó más antes del pitido final para convertir la victoria en una goleada con una autoridad pasmosa.

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