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De profesión, tenista

Moyá inicia su décimosexta temporada, tras diez meses retirado por una lesión. El balear cede en primera ronda de Madrás ante Tipsarevic

MIGUEL ALBA

Ya no piensa en los buenos tiempos del tenista. 'He logrado todo. Fui número 1 (15 de marzo de 1999), conquisté un Grand Slam (Roland Garros, 1998) y la Copa Davis (Sevilla, 2004)... pero aún quedan cosas por hacer', reflexiona Carlos Moyá. Sus objetivos entremezclan lo estadístico, como llegar a los 600 triunfos (suma 573), con el sentimiento. 'Quiero gozar, de nuevo, de estadios llenos o sorprenderme con una nueva cosa en cada torneo', asegura. En definitiva, excusas para continuar un viaje sin billete de vuelta desde que debutó, hace 16 años, en el circuito profesional.

'¿Retirarme? Yo lo que quiero es volver a sentirme tenista', reclama diez meses después de una operación que volvió a confirmarle su vocación. Su profesión. Su vida. El tenis. La cirugía en el tendón y hueso de su pierna derecha, que ha solucionado los problemas de artrosis en su pie derecho, devolvieron ayer a Moyá a la ATP en Madrás (India).

'¿Retirarme? Yo quiero volver a sentirme tenista', dice a sus 33 años

El mallorquín aguantó una hora y 13 minutos al serbio Tipsarevic (6-3, 7-6 (2). Una derrota que ya no duele tanto como antaño. 'Si pierdo, pierdo, pero estando yo en condiciones', asevera. Una optimización en la que ha participado Nadal. 'Se está moviendo con más facilidad y agilidad', asegura el número 2, que ha compartido entrenamientos con Moyá en Palma durante las últimas semanas.

Su viaje vital continúa en Australia. Allí aprovechará alguna de las ocho semanas de número 52 del mundo, el ránking protegido (la clasificación que tenía Moyá en su último partido febrero de 2008) que ofrece la ATP para los jugadores que se retiran temporalmente del circuito para obtener la entrada directa, vía invitación, a Sidney (posible) y el Abierto de Australia. Después, su gira continuará en la tierra batida de Buenos Aires y Acapulco, antes de decidir en qué otros torneos consumirlos wildcards que ofrece la protección de su clasificación.

Carlos pone excusas estadísticas y sentimentales para alargar su vocación

En el resto de torneos, Moyá, castigado por su puesto real, el 446 del mundo, tendrá que ganarse el derecho a disputar el cuadro principal en las fases previas. Allí donde Ferrero se reformuló para la élite el pasado año. Allí donde Moyá puede encontrarse con Santoro, uno de los dos únicos jugadores (Haas es el otro) en el top 100 más veteranos que Moyá en el circuito. Allí donde el tenis mezcla los proyectos de gloria, fama y dinero con los que están de vuelta de todo. Tipos, estos últimos, como Moyá, que no quieren hacer otra cosa. Hombres, como Carlos, que recuerdan cómo les sudaban las manos, a los 6 años, cuando cogían una raqueta.

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