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La pugna por ser el más rico

Los dos países dirimen cuál merece estar en la primera división económica mundial

P. GONZÁLEZ

El próximo 7 de julio, en la isla de Hokkaido, al norte de Japón, se reúnen los líderes de los siete países más ricos del mundo y de Rusia. Es la cumbre del G8. Allí estará Italia. España no forma parte de esta primera división mundial.

Pero hace unos meses, el Gobierno español vivió una suerte de espejismo que le colocó entre los países más ricos. Según los datos que difundió la Comisión Europea en diciembre pasado, los españoles eran, por primera vez, más ricos que los italianos. Concretamente, el Producto Interior Bruto (PIB) por habitante de España de 2006 superaba al de Italia en algo más de un punto y medio, cuando un año antes se encontraba dos puntos por detrás.

El presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, calificó el dato de “histórico”. Pero pocos días después, el entonces primer ministro trasalpino, Romano Prodi, desmentía la noticia: ni España había superado a Italia, ni su economía era mayor.

¿Quien tenía razón? La realidad (si aceptamos que las estadísticas reflejan la verdad de los hechos) se acerca más a Prodi que a Zapatero. Los datos de la Comisión Europea (ver gráfico) miden el PIB en relación con la media de los países de la UE y teniendo en cuenta el coste de la vida. Y, calculado así, España está por delante de Italia.

Pero si ponemos un euro detrás de otro, la economía italiana vale un 50% más que la española: 1,479 billones de euros, frente a 980,9 millones, en 2006. Repartido entre sus poblaciones, a cada italiano le tocan 25.326 euros, y a cada español, 22.259.

Bien es cierto que España ha venido creciendo mucho más deprisa en los últimos años, lo que ha hecho posible que esa diferencia se haya ido estrechando (diez años antes, el PIB italiano superaba un 111% al español). Pero todavía queda un amplio trecho para poder alanzar un nivel que permita reclamar un puesto en la Champions League de la economía mundial.

La rivalidad hispano-italiana no está solo en los grandes números. Las relaciones empresariales entre ambos países son de las que el roce no acaba generando el cariño. Ahora, una italiana, Enel, y una española, Acciona, comparten la mayoría de la primera eléctrica de la península, Endesa. Pero ambas mantienen una pugna soterrada para imponer sus decisiones. Tienen pactada su alianza hasta 2010. Muchos dudan que dure hasta entonces.

Hace año y medio, la española Abertis, participada por La Caixa y la ACS de Florentino Pérez, tuvo que retirarse frustrada de su aventura italiana. No pensó que las autoridades trasalpinas le fueran a tener tantos obstáculos a la compra de las autopistas Autostrade.

Los directivos de Abertis tenían que haber recordado la historia de BBVA. A principios de 2005, el banco español intentó adquirir BNL. Pero se encontró con la oposición frontal del Banco Central de Italia y de su gobernador Antonio Fazio, cual un central correoso. En su enfrentamiento con BBVA, Fazio acabó perdiendo su puesto; pero logró impedir la entrada del banco español.

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