Este artículo se publicó hace 14 años.
Quique no ve, pero imagina
El Atlético visita Balaídos con la eliminación en el cogote tras recibir un baño del Celta en la ida
Donde la realidad no llega, Quique Flores tira de imaginación. El presente del Atlético, el que se ve, no hay por dónde agarrarlo. Así que el técnico prefiere visualizar el futuro. Ante el Recre, en la ronda anterior, tras el 3-0 humillante en Huelva, el entrenador del Atlético soñó un 5-1 la noche anterior a la remontada. Ayer, en la víspera de la vuelta tras otro mal resultado, el 1-1 ante el Celta en el Calderón, Quique siguió futurólogo.
"No imagino ningún escenario que no sea ganador", avanzó para transmitir confianza. "Y si se da el peor escenario, seguiremos siendo optimistas". Mentalmente no contempla los penaltis. "Vamos a intentar imaginar un escenario un poco mejor, no llegar a ese límite porque nos haría ir más limitados al siguiente partido de Liga. Buscaremos un buen escenario, el de pasar la eliminatoria".
El Atlético lo tiene difícil. Se complicó en la ida ante un equipo menor en categoría y presupuesto, el Celta, que le dio un baño. Ahora está obligado a ganar en Balaídos si quiere mantenerse en la Copa, el camino más franco que tiene para garantizarse el curso que viene un sitio en Europa. Pero, hoy por hoy, el conjunto rojiblanco no es un valor fiable. Sus citas son una constante moneda al aire.
Consciente de que la Copa es más importante que la Liga para los intereses rojiblancos, Quique sacará en Balaídos lo mejor que tiene. Por supuesto, insistirá en la puerta con el chaval De Gea, el salvador de la ida.
El Atlético viene de la decepción (empate ante el Celta y derrota en Getafe) y, según su técnico, es cuando suele tener "respuestas interesantes". Otro enganche moral.
Como el recuerdo de que, después de la primera bronca en público de Quique contra sus jugadores, llegó la mejor versión del equipo. El domingo, después de perder, el técnico volvió a largar contra los jugadores en alto. Los ridiculizó por encajar dos tantos tras sendos fueras de banda a favor. Y al vestuario, de nuevo, no le gustó lo que dijo. "La afición quiere que le contemos las verdades", se justificó Quique, "y es lo que hice. No participo en los círculos de hipocresía".
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