Este artículo se publicó hace 14 años.
Lo raro sería que ganase España
Convengamos que un Mundial en África tiene todos los contrastes posibles. Se conjuga toda la alegría que emana la fiesta del fútbol por todo el continente con los problemas de inseguridad y transporte. Es una bendición que el fútbol como lenguaje universal sea capaz de acercarnos socialmente. Lástima que el espectáculo no esté acompañando hasta la fecha dentro de los terrenos de juego. Poco fútbol, pocos goles.
Fuera de ellos hemos visto hasta a Maradona, en su regreso a un Mundial con traje y corbata, como nunca se le ha visto en un banquillo; a Messi,jugar como en el Barça y rematar como Higuaín en un día malo. Hasta Corea del Sur se asoma como posible equipo revelación sin AlGhandoures que lo ayuden. Por no hablar del infernal ruido de las vuvuzelas, las malditas trompetas que van a acabar convirtiéndose en un zumbido infernal.
La roja tiene estilo, pero le falta la tradición de otras selecciones
Este Mundial es tan extraño que Brasil, aunque juegue como Italia con Dunga en el banquillo, está en todas las quinielas y se espera que la Brasil de Europa, o sea, España, le dé un punto de barrio y de brillo. Es todo tan raro que en España los debates en torno a la roja no existen. Sólo hay hueco para la expectación y la ilusión.
Todos sabemos que Casillas será el portero titular, que jugaremos con un delantero y sin extremos. El once, si todos están bien, se podría recitar de memoria: Casillas; Ramos, Piqué, Puyol, Capdevila; Busquets, Xavi, Xabi Alonso; Iniesta, Silva y Villa. Cuando Torres esté en perfecto estado, sera otra cosa.
Si acaso preocupa algo es Cesc, con su afrenta al Arsenal, las elecciones del Barça y el Madrid merodeando, pidiendo un guiño. Aunque no sea titular, no es bueno jugar en África con la cabeza en Europa.
Por mucho optimismo que nos rodee, un Mundial es complicadísimo
Por mucho optimismo que nos rodee, por muy buen fútbol que haga la selección española, ganar un Mundial es complicadísimo. Son seis finales en siete partidos. Tenemos el estilo, pero nos falta la tradición. Por mucho que les digan, no se lo crean: lo raro sería que España ganase el Mundial.
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