Gesticulante, a veces con cierto aire de chulería, Cristiano Ronaldo es un futbolista atómico. Talento y asombrosa velocidad se unifican en un futbolista sensacional. No es un artesano de la aerodinámica pero sus carreras asesinan a las zagas contrarias. Es la bandera de un equipo primoroso. Puede que no tan exquisito como el Barcelona, pero con una prodigiosa capacidad para interpretar los meandros por los que se derivan los partidos. El Manchester somete a sus rivales por sapiencia. Era un partido para explotar la velocidad y así fue. Las aceleraciones del portugués dejaron en cueros a un Arsenal incapaz en los dos partidos de semifinales de encontrar sitio.

Ferguson imaginó un rival enloquecido en el arranque. Planeó, por tanto, desnudar a la defensa contraria a la pura carrera. Perfiló a Cristiano Ronaldo como hombre más adelantado para sacar todo el jugo a su explosión en una contra.

El viejo sir acertó. Sin ocasiones claras, el Arsenal apabulló en la toma de la pelota. Nasri se abrazó al partido con pasión a la búsqueda de Cesc o Adebayor. Sin embargo, Anderson encontró enseguida la primera aceleración de Cristiano. El centro del portugués fue uno más, intrascendente, pero un resbalón de Gibbs lo transformó en mortífero. Apareció Park para rebañar el balón por encima de Almunia.

La jugada animó al genio luso. Exultante, no se cortó un pelo en buscar portería en una falta lejanísima desde el lado derecho. Un obús que se coló en la portería entre la manopla del portero español y el palo. Habían pasado sólo diez minutos, un suspiro que retrató la infinita distancia que en esta eliminatoria han separado a los dos litigantes.

Apenas un par de ocasiones es la cosecha que los londinenses han rascado de este doble enfrentamiento. Ninguno de sus puntas ha sido capaz de abrir los siete candados que conducen hasta Van der Saar. Walcott y Van Persie han caído en la trampa de los laterales del United. Cesc ha pasado de puntillas por esta semifinal.

La insistencia es el mérito más destacable del conjunto de Wenger, pero a fútbol, los de Ferguson han ametrallado. Tocaba y tocaba el Arsenal sin adivinar al portero holandés, una circulación a ciegas desactivada por el extraordinario mecanismo defensivo del Manchester.

Tan complicado en una portería, tan sencillo en otro. Tres toques. Un taconazo, el sprint de Cristiano Ronaldo y gol en el mano a mano con Almunia. Contra de cátedra. La final de la Champions presenta a un primer finalista al que da gusto verle jugar. Un prodigio de inteligencia.Por segundo año consecutivo el Manchester United jugará la final de la Liga de Campeones tras derrotar con contundencia al Arsenal a domicilio por 1-3. 

Arsenal (1): Almunia; Sagna, Touré, Djourou, Gibbs; Cesc, Song, Nasri; Walcott (Bentder m. 64), Adebayor y Van Persie.

Manchester United (3): Van der Sar; O’Shea, Ferdinand, Vidic, Evra (Rafael m. 65); Cristiano Ronaldo, Fletcher, Carrick, Anderson (Giggs m. 63), Park y; Rooney (Berbatov m. 67)

Goles: 0-1. M. 8. Buen pase en profundidad de Anderson para Cristiano Ronaldo que centra a la primera y remata Park. 0-2. M. 11. Golazo de Cristiano Ronaldo de falta. 0-3. M. 61. Cristiano Ronaldo marca en una contra de manual. 1-3. Van Persie, de penalti.

Árbitro: Rosetti (SUI) Expulsó a Fletcher por roja directa (m. 74). Emirates: 60.000 espectadores.