Schuster se acuerda al fin del filial

El Madrid vuelve esta noche a su competición maldita. 16 temporadas de batacazos, centenariazo incluido, hace que esta competición se haya convertido en algo más que una losa en la entidad. Es un título gafado. El único que le falta a Raúl para completar su vitrina madridista. La Copa que añora permanentemente Casillas. Pero hoy los dos se quedarán en Madrid viendo como comienza otro camino a lo imposible. El que sí estará es Salgado, que ya ni se acordaba de lo que significaba jugar dos partidos seguidos. "A los que llevamos más tiempo es la única competición que nos queda por ganar. Nos hace mucha ilusión", afirmaba ayer tras el entrenamiento del equipo.

Curiosamente, esta competición ha servido para que Schuster se dé cuenta de que en Valdebebas hay más campos de entrenamiento. Esos donde se ejercitan los jóvenes del Castilla, que miran de reojo como el alemán les ha despreciado durante año y medio.

Ayer, se produjo el milagro. Schuster tiró del filial por primera vez desde su llegada. Hasta el momento se había limitado a llevar a algún canterano a la pretemporada. Bueno, Antón y Velayos son los elegidos para que el Castilla vaya reconquistando terreno en el vestuario del primer equipo. Quizás el efecto Guardiola ha hecho mella en Schuster, quizás el alemán mire a partir de ahora con curiosidad lo que tiene por abajo. Cuando los goles de Butragueño y Lasa dieron la última Copa al Madrid, estos tres canteranos apenas contaban con cinco años de edad. Y es que hay una generación entera que no conoce al Rey entregando una Copa a un capitán del Madrid.

En pleno proceso de paso a sociedad anónima deportiva, en Irún se han tomado la eliminatoria como un anticipo a la lotería de navidad. No en vano son el único equipo guipuzcoano superviviente en la Copa. En el once inicial habrá clásicos de Primera que apuran sus últimos partidos: Berruet y Eneko (Alavés), Gurrutxaga y Sergio Francisco (Real Sociedad).