Hasta ayer, Alberto Contador había protagonizado un resultado positivo por clembuterol (circunstancia que aireaban con insistencia los que confiaban en la inocencia del ciclista). Desde hoy, el corredor del Team Saxo Bank ya está inmerso en un caso de dopaje. El traslado del expediente por parte de la UCI a la federación implica la recomendación de la apertura de un expediente disciplinario. Se mire por donde se mire, es un revés para el ciclista.

El clembuterol es una sustancia con tres efectos de cara al rendimiento físico. Por un lado, es broncodilatadora (abre los bronquios para permitir que pase más aire), también es anabolizante (estimula el desarrollo muscular) y por último posee un efecto lipolítico; es decir, quema grasas, por lo que se ha utilizado mucho en culturismo para definir más la musculatura.

Contador centrará la defensa de su caso de nuevo en la tesis de la contaminación alimentaria. Pero la clave está en ese voluminoso expediente que ha preparado la UCI con la ayuda de los científicos de la Agencia Mundial Antidopaje. Allí se encuentra la opinión de los expertos acerca de si la ingestión de solomillo de ternera tratada con clembuterol puede llegar a dar positivo en orina.

Existen dos precedentes contradictorios acerca del clembuterol, una sustancia no sujeta a límites para decretar un positivo: el ciclista chino Fuyu Li, sancionado dos años y, en el lado opuesto, el alemán Ovcharov (tenis de mesa), absuelto por la federación.

En este caso, como ya sucediera con el de Alejandro Valverde, es previsible que la resolución definitiva corra a cargo del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). Si el 8 de febrero (límite máximo para la resolución del Comité de Competición) hay una sanción de uno (si se ve negligencia) o dos años (si se aprecia intencionalidad), el ciclista recurrirá. Por el contrario, si Contador es exculpado, es de esperar un recurso por parte de la AMA. El caso acabará en el TAS.