La sospecha por el amaño de partidos se apodera de Bercy

El torneo de París, el último Masters Series de la temporada que se disputa estos días en la capital francesa, ha quedado a merced de los rumores que circulan sobre el amaño de partidos ligados a las apuestas por internet, una sospecha que se ha apoderado de Bercy.

En los pasillos del palacio de los deportes parisiense los comentarios de los partidos han quedado relegados a un segundo plano por el "asunto de las apuestas".

El serbio Novak Djokovic, número tres del mundo, cayó hoy como un saco frente al veterano francés Fabrice Santoro, medio lesionado y perdido en las profundidades de la clasificación mundial, un escenario perfecto para relanzar los rumores y alimentar las sospechas.

El número tres del mundo tenía sobradas excusas para explicar su nulo rendimiento contra Santoro. La larga temporada, su reciente operación en la boca y su falta de entrenamiento le dejaron "al 30 por ciento", según sus propias palabras. Argumentos convincentes que no han servido para acallar los rumores.

La investigación ordenada por la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), la presencia de agentes del espionaje francés en el recinto y las declaraciones de algunos jugadores han relanzado el "asunto de las apuestas".

Clement y Llodra, últimos denunciantes 

Los franceses Arnaud Clement y Michael Llodra han sido los últimos en denunciar intentos de amañar partidos. Ambos confesaron que habían recibido llamadas telefónicas para que no jugaran al cien por cien.

"Enseguida me negué, sería como traicionar a mi deporte", aseguró Clement. Llodra le puso precio a la propuesta: "He oído hablar de entre 100.000 y 200.000 euros". Los franceses han hecho su confesión estos días. Antes lo hicieron el ruso Dmitri Tursunov, el estadounidense Paul Goldstein, el serbio Janko Tipsarevic o el brasileño Flavio Seretta.

En el origen de todo este embrollo está el ruso Nikolay Davydenko, ganador el año pasado en París y sobre el que la ATP abrió una investigación tras un partido que perdió contra el argentino Martín Vassallo Argüello. El anormal número de apuestas que se hicieron sobre ese partido y el extraño comportamiento del ruso alarmaron a la ATP, que ordenó abrir una investigación.

Las declaraciones del británico Andy Murray a la BBC fueron también definitivas cuando advirtió que esto sucedía y que "todo el mundo lo sabía". Murray, abrumado por la presión mediática y el peso de sus acusaciones, se retractó en parte durante el torneo de Madrid y dijo que todo se había "sacado de contexto".

Medidas contras las apuestas en París 

Desde entonces el asunto no ha dejado de crecer y en Bercy, penúltima cita de la temporada, se ha auto-alimentado. La Federación Francesa de Tenis (FFT) ha puesto en marcha un sistema experimental para tratar de detectar el fraude en las apuestas deportivas.Los partidos son vigilados por expertos para detectar posibles anomalías y, además, se ha prohibido que se apueste por internet en el recinto de Bercy.

Esta segunda medida ya ha dado sus frutos, puesto que el pasado lunes, mientras que las apuestas de algunas webs llegaban ya a los siete millones de euros, cuatro apostantes clandestinos equipados con ordenadores portátiles fueron expulsados del omnisport tras haber sido detectados por agentes del espionaje francés.

Bercy nunca ha sido el torneo favorito de las grandes estrellas. Situado a finales de la temporada, cuando la gasolina empieza a escasear en los depósitos y a una semana de la prestigiosa Copa Masters de Shangai, el torneo de pista cubierta de Francia no ha sido un buen reclamo para los grandes.

En esta edición, un cambio en la dirección del torneo y una apuesta seria por convertirlo en un evento festivo para el público consiguieron convencer a los tres primeros de la clasificación mundial de jugar en Bercy. El tirón del suizo Roger Federer, del español Rafael Nadal y del serbio Novak Djokovic fueron reclamo suficiente para volver a llenar las gradas del omnisport. Pero el caso de las apuestas puede ser un freno a la tendencia de recuperación. Una piedra en el zapato del tenis.