Suráfrica gana, pero se queda corta

La Copa Confederaciones es una caja de sorpresas. Tan pronto se encuentra uno con un equipo que ha tenido que sobreponerse a una competencia feroz para poder llegar a jugarla, como aparece otro que sólo ha necesitado ganar a un puñado de islotes casi despoblados para estar presente.

Este último caso es el de Nueva Zelanda, que representa a Oceanía, pero también al fútbol inocente y sin mordiente. Su juego es inexistente y todos los presentes en el once inicial tendrían problemas para jugar en equipos de divisiones inferiores europeas.

Con esa ausencia de oposición enfrente, Suráfrica controló el partido como quiso. Tocó el balón con criterio aunque el mediocampo de los all-white tampoco hizo nada por arrebatárselo, como si les diese miedo tenerlo en los pies. No es que los Bafana Bafana sean un prodigio, pero tienen alguna idea de lo que es el fútbol.

Por eso Parker, cuando había pasado poco tiempo, marcó un gol y relajó las cosas. Los africanos sabían que no iba a haber reacción porque los kiwis no cuentan con más marchas que las ya exhibidas. El goleador y Masilela, que se encargó de proveer de balones a la punta, fueron los mejores de los locales, que podrían haber marcado más. De hecho, su falta de interés por la meta puede costarles la clasificación por el goal average.

El partido contra España puede dejar a Suráfrica fuera si la victoria de la roja es abultada, pero también puede darles la bendición del primer puesto si consiguen doblegar a los de Del Bosque.