Este artículo se publicó hace 17 años.
La táctica está en peligro
Esta Eurocopa, con errores propios de equipos poco trabajados tácticamente, supone un paso atrás en esa disciplina
Si el fútbol de ataque es meter delanteros, en esta Eurocopa prima el fútbol defensivo. Pocos equipos apuestan por jugar en inferioridad en mediocampo para situar dos delanteros. La gran mayoría mete cinco jugadores en la zona ancha y, a partir de ahí, surge la variedad. Sistemas 1-4-2-3-1, 1-4-1-4-1 o un falso 1-4-3-3, con extremos con muchas obligaciones defensivas. Hemos elegido una selección de cada sistema para ejemplificar una Eurocopa que está siendo un paso atrás en lo estratégico. Hay errores tácticos propios de equipos poco trabajados.
Las ‘asistémicas’Existen selecciones que hasta desconocen a qué juegan. Austria llegaba a la Eurocopa con líbero, dos centrales y dos carrileros. De lo esperado, nada de nada. Cuatro atrás, con un jugador interesante como Prödl ejerciendo de kaiser y, después, una suma aleatoria de futbolistas. Muchos jugadores por la izquierda, ninguno por la derecha. A nivel táctico, no se encuentra el patrón base de los movimientos defensivos y ofensivos.
Otro desastre posicional es Turquía. En el primer partido contra Portugal, la máxima era una línea de cuatro atrás y el resto con movilidad absoluta. Tanta movilidad provoca desconcierto en una selección con mentalidad, pero sin rigor, y una manera arcaica de defender: el amontonamiento.
La mutación de AlemaniaFútbol mecánico. El abuso es tal que los alemanes dan facilidad para las jugadas de laboratorio: un 1-4-4-2 muy definido, con automatismos claros y situaciones de mucho riesgo, como la ausencia de repliegue de los germanos cuando el rival tiene tiempo para pensar. Otro peligro son los despistes en los laterales cuando se trata de achicar. Tanto Metzelder como Mertesacker son centrales marcadores; les falta un líder, una voz que sea excepcional en la toma de decisiones. Ante Croacia, los alemanes demostraron debilidad, incapacidad ofensiva y alarmantes signos de ausencia de competitividad. Contra Austria, más de lo mismo, aunque la diferencia entre ambas era tan abismal que no había posibilidad de sorpresa.
Llegaba Portugal, malos tiempos. Se esperaba la Alemania ganadora, pero los antecedentes no invitaban a pensar en otra cosa que no fuese el pase de los lusos. Quitaron un punta, metieron un doble pivote para compensar la baja de Frings y darle libertad a Sweinsteiger y Ballack, más las entradas en diagonal de Podolski desde la banda izquierda. Renunciar a un punta se saldó con más facilidad para marcar, mayor seguridad defensiva y la capacidad insospechada de maniatar a los lusos. Cambio de sistema, mejora táctica y pase a semifinales. Los alemanes demuestran que pensar en competir siendo inflexible en el sistema es darle ventaja al rival.
Portugal, con los ‘jugones’Pasadores excepcionales (Deco y Moutinho) y velocistas explosivos de zancada corta (Simao+Moutinho en segunda línea), más un Cristiano Ronaldo que la pidió más al pie que al espacio, síntoma claro de principio de aburguesamiento. Poca estatura, ausencia de juego físico y una debilidad en el juego aéreo que obliga a Cristiano Ronaldo a marcar a Klose en la estrategia. Una falta desequilibra el marcador. Algo se hace mal cuando en la distribución de marcas a Cristiano le toca Klose. Pensar en ganar a partir de ahí es una quimera.
Portugal tenía juego y músculo, aparentaba ser una selección competitiva. España iba con los jugones, tenía las cartas marcadas. Al final, ni lo uno ni lo otro. España es táctica, contraataque y mejora defensiva, y Portugal olvidó el rigor y la contundencia. Los lusos fueron la selección de los jugones y, en cuanto empezó a competir, se fue para casa. El fútbol de los jugones es perdedor por naturaleza, Scolari demostró haber olvidado su doctrina: el arte de la guerra.
España, rigor y contraataqueDespedíamos a la selección en Santander con nubarrones. La posesión nos estaba matando, metíamos jugadores en la media porque éramos incapaces de recuperar. Quedaban horas para el arranque y no había equilibrio. Bastó con mover piezas, cambiar de sistema y jugar al contraataque.
Senna, en la recuperación; Xavi, en el doble pivote defensivo; Villa, tapando al mediocentro adversario para jugar un par de metros por detrás de Torres. Defensa de cuatro para que, ante la ausencia de entrenamientos, pudieran adquirir los automatismos sobre prácticas de juego real.
Nuestra selección progresa y nada tiene que envidiar en lo táctico a otros equipos. El mejor ejemplo, los cuartos contra Italia: los ganamos con su fútbol. Nos faltó el último pase histórico de nuestro fútbol para haber decidido antes de la prórroga.
La Italia piramidalEl síndrome Ancelotti recorrió las venas de Donadoni. Buen partido, pésimo resultado en el estreno contra Holanda. A partir de ahí, cuesta abajo en lo futbolístico, desprecio por las bandas, sanción a Pirlo y todo el juego ofensivo ninguneado en un sistema piramidal que para triunfar debe tener un punta goleador y una dupla por detrás con fútbol, pase, uno contra uno y finalización. Esos dos son Kakà y Seedorf, nunca Cassano y Perrotta. Los sistemas deben considerar las piezas para funcionar y esta Italia no era ni mucho menos el Milan.
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