Este artículo se publicó hace 17 años.
'The Clear' oscurece el deporte
Marion Jones ha sido la última víctima del caso BALCO. La velocista estadounidense utilizó 'The Clear', un esteroide de diseño con fines dopantes.
Llevaba cuatro años viviendo en el mundo de la sospecha. En ese tiempo, Marion Jones se ha mostrado incorruptible ante todas las acusaciones. Sus continuas negaciones engañaron a todos. Al fiscal que investiga el caso Balco, el laboratorio que ha puesto en el disparadero al deporte profesional norteamericano. Al polígrafo del FBI, que no registró alteración alguna en su respiración cuando respondió con un rotundo “no” a la pregunta de si había consumido alguna vez sustancias prohibidas. Incluso a la opinión pública, a quien convenció de su inocencia después de convivir con dos parejas (el lanzador CJ Hunter y el velocista Tim Montgomery) señalados por el uso de anabolizantes como la THG.
Sólo ella podía acabar con su crédito –o confirmar las sospechas, según se mire–. La cuenta atrás se agotó el pasado jueves cuando el diario The Washington Post descubrió su particular acto de contricción en una carta enviada a familiares y amigos en la que reconocía el uso de THG antes de los Juegos de Sidney 2000, donde ganó cinco medallas (tres oros y dos bronces).
Jones está expuesta ahora a seis meses de cárcel, tras declararse culpable el pasado viernes en una corte de distrito de White Plains, en el Estado de Nueva York, de falso testimonio a agentes federales sobre el uso de sustancias dopantes. Marion Jones es la última deportista norteamericana que, por el momento, ha asociado sus registros a The Clear.
De todos menos aceite
Desarrollado por Patrick Arnold, químico de Illinois, por encargo de Victor Conte, fundador del laboratorio Bay Area Laboratory Co-operative (Balco), The Clear se convirtió durante tres años (2003-2006) en la panacea de los tramposos. Jugadores de béisbol, fútbol americano, boxeadores, ciclistas y atletas, especialmente velocistas, e incluso deportistas amateur se apuntaron a la barra libre de este esteroide, que estimula el crecimiento muscular y permite que los atletas se recuperen rápidamente después de entrenar.
Desde que a finales de 2006 un laboratorio alemán lo hiciera visible, el deporte estadounidense comenzó a vivir su particular Operación Puerto. Sin Guardia Civil, pero con FBI. The Clear, la THG, el mágico fármaco de Conte, generó una hemorragia incontrolable en el show business. El bateador Barry Bonds destrozó su imagen de mito, tras batir la marca de 755 home run de Hank Aaron, al admitir que su entrenador Greg Anderon se lo aplicaba como bálsamo para la artritis. “En ningún momento pensé que era un estimulante”, declaró Bonds aconsejado por su abogado. La acusación de la Fiscalía contra Bonds pareció un vademecum: The Clear, hormona del crecimiento, otros esteroides, insulina, depotestosterona y Clomid, un fármaco para tratar la infertilidad que encubría las trazas de testosterona.
El béisbol acrecentó su crisis de credibilidad con los testimonios de los hermanos Jason y Jeremi Giambi, que reconocieron el uso incontrolado de The Clear, aconsejado por Greg Anderson, en el vestuario de los Yankees. “¿Cómo podíamos nosotros imaginar que la sustancia que nos facilitó el entrenador de Bonds era ilegal?”, explicó Jason en la corte. El boxeador Shane Mosley fue otro de los señalados en el caso Balco, al reconocer que su entorno le proporcionó THG antes de la pelea con Óscar de la Hoya en 2003. El medio centro de los Detroit Tigers Gary Sheffield fue otro que testificó ante el Gran Jurado.
El frasco redondo comenzó a hacer públicos sus efectos, a finales de 2003, en el atletismo. Especialmente en el círculo de atletas de Trevor Graham, uno de los gurús por aquellas fechas de la velocidad. Tim Montgomery, ex compañero sentimental de Jones y padre de su único hijo, se convirtió en uno de los primeros atletas en ser descubierto usando esta nueva droga y sancionado con dos años de arresto competitivo en 2005. Justin Gatlin, sancionado el pasado año en pleno pique con Asafa Powell por el récord del hectómetro, también cayó en la trampa de Balco.
Entristeció a Bush
"¿Tenemos que estar orgullosos de nuestro deporte? Marion Jones es el último caso de una larga lista de decepciones: Tyson, OJ Simpson, Landis..." El comentario de Ozzz, el nickname de un aficionado contestatario con el sistema laissez faire en un blog de atletismo americano, refleja la desilusión social ante la atleta que quiso erigirse en la sucesora de Griffith. la propia Casa Blanca no quiso esquivar ese debate. "Lo que verdaderamente inquieta al presidente (George Bush), es que todo atleta profesional, todo atleta que aspire a hacerse profesional pueda creer que debe recurrir a productos para mejorar sus realizaciones" señalaba un portavoz presidencial.
Mientras el Comité Internacional Olímpico (COI) determina la fecha del expolio merecido a Jones, ella se recluye en su círculo más íntimo (su madre y su nuevo compañero Obadele Thompson) para prepararse a perder en unos días todo el crédito que se ganó como atleta. Es la paradoja de The Clear.
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