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Tiger se juega su estatus en el Abierto de Estados Unidos

Por vez primera en cinco años peligra su número 1

MIGUEL ALBA

Los excesos de Eldrick, el marido, nunca amenazaron como ahora a Tiger, el golfista. 'Estoy tranquilo. Mientras todo siga dependiendo de mi juego, debo estarlo', asegura Woods. Sin embargo, en Pebble Beach, su golf se cuestiona tanto como su estatus. Desde hoy, el Abierto de Estados Unidos traspasa la importancia de un major porque el ganador quedará ninguneado si hay cambio en la jerarquía de la clasificación mundial. Todo depende de Woods, como siempre. Pero no sólo de él, como casi nunca.

Por primera vez en cinco años, su número 1 es un algoritmo con posibilidades para Mickelson y, en menor medida, para Lee Westwood. Si Phil gana el torneo será el número 1 mundial. Pero esta no es su única opción de derrocar el reino de Woods.

Si termina el Abierto en segundo lugar y en solitario, y Tiger no lo hace entre los cuatro primeros, también será líder. Además, si Mickelson termina tercero en solitario en la casa club escalará a lo más alto siempre y cuando Tiger no quede entre los 18 primeros. Y la última opción sería que el actual número 1 no pasara el corte, con lo que a Mickelson le bastaría con ser tercero pudiendo empatar con algún otro jugador.

El indio Atwal, uno de los jugadores con los que Tiger ha compartido entrenamientos esta semana, dice que a Woods 'le queda un mínimo peldaño para llegar a su nivel máximo'. El estadounidense ganó hace una década este torneo, también en Pebble Beach, con una ventaja récord de 15 golpes.

Un dato que no aparece en la memoria de la prensa estadounidense que ha cambiado la expresión Tiger Slam por la de Mickel Slam. Mickelson, ganador del Masters de Augusta, se asoma como el principal favorito de un torneo con cinco españoles desde la discreción: García, Quirós, Jiménez, Cabrera y Pablo Martín.

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