Este artículo se publicó hace 15 años.
El Valencia, un fantasma
Canales, a quien el Racing vistió de azulgrana, inquietó a Moyá

Entre las bajas y la fría noche, el Valencia se metió en el partido de puntillas, como temiendo su propia mala sombra atrás, y le costó dos puntos: un triste empate. Le faltó intensidad, ritmo, quitarse la escarcha del cuerpo y ponerse a la altura de su potencial.
El Racing, que llegó a Mes-talla cariacontecido y con Canales luciendo de azulgrana, se fue creciendo a medida que vio a su rival con cara de palo. De no ser por el discutido Moyá, los cántabros habrían producido un descosido mayor. Del Valencia se supo que estaba de casualidad, porque ni Villa dio señales de su tradicional pegada.
Canales ya dibujó, al filo del descanso, el temblor defensivo del Valencia. Enfiló el área, aprovechó el baile de San Vito de la retaguardia y se metió por un pasillo al que le faltó la alfombra del gol: Moyá desvió con su pierna izquierda el disparo de la joven perla cántabra. Antes, Villa había fallado un par de claras ocasiones, de esas que el Guaje no acostumbra a dilapidar. Así transcurrió el partido, con un juego desangelado en medio campo, un trajín sin mucho sentido y los atacantes perdonando lo imperdonable. Sólo un destello pudo quebrar las insulsas tablas. Pues ni eso. Terminó más deslucido todavía con la expulsión de David Navarro, que al igual que Marchena no estará en el Camp Nou. El Valencia fue un gélido fantasma.
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