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Verdú, a lo Valerón

El Espanyol coge aire gracias al gran partido del ex del Depor (2-3)

MARIO LEIS

El Espanyol sale de la situación casi catatónica en la que estaba sumido. No había marcado ningún gol. Había enseñado cosas buenas en los futbolístico, pero fue arrollado por el Madrid y llegaba a Riazor sin De la Peña, Tamudo y Nakata. Quizás esta última circunstancia le vino bien a Pochettino para armar un equipo rápido, de contragolpe y de mucho aliento. Callejón y Coro fueron notables, pero el sobresaliente fue Verdú, que manejó todo el fútbol del Espanyol y marcó el tercero.

El crecimiento del centrocampista, vilipendiado ayer por el que fuera su público, es enorme y hay que verlo cuando se asocie con alguien como De la Peña. Dice que en sus años en A Coruña tuvo un maestro del que intentaba aprender. Era Valerón.

El equipo catalán tuvo al Depor a sus pies durante setenta minutos. Con menos balón, pero más listos. Por cada minuto en la lenta circulación gallega, al Espanyol le bastaban veinte segundos para coser, lanzar y llegar a Aranzubía. Desde el repliegue, además de cerrar todas las vías, el Espanyol marcó el tiempo del partido.

El Deportivo sufre los mismos tics que la pasada temporada. La única diferencia es que ahora juega Valerón y que el caso Lafita le abre las puertas a la mayor promesa de los coruñeses: Adrián. De la primera parte sólo se les puede rescatar un fotograma, en el que Valerón demostró porqué debe seguir jugando hasta que él quiera. El pase que le envuelve a Adrián para que hiciese el empate es fútbol puro.

El Espanyol recuperó de inmediato la hoja de ruta y sin alardes, aprovechando la debilidad de la zaga del Deportivo, principalmente de Lopo que ayer iba con el ancla, sentenció el partido.

Con 1-3 en contra, Lotina hizo los tres cambios a la vez. Acertó. Lassad y Mista, que sustituyó a un fantasmagórico Riki, le dieron un meneo al equipo y empujaron al Espanyol en su campo. Lassad redujo la diferencia y pudo hacer el empate. El Depor protestó un posible penalti y convirtió los últimos cinco minutos en una locura. Pochettino veía cómo su equipo se deshacía, pero supieron aguantar apretados para ganar su primer partido.

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