Este artículo se publicó hace 16 años.
Wanjiru triunfa en el maratón
El joven atleta da a Kenia su primer oro en la prueba más mítica de los Juegos. El mejor español fue Chema Martínez, decimosexto
Samuel Wanjiru, de 21 años, dio a Kenia su primera medalla de oro en un maratón olímpico con una victoria trabajada desde la salida en la plaza de Tiananmen y rematada con un ataque a cuatro kilómetros de la meta irresistible para el marroquí Jaoud Gharib, doble campeón mundial.
En su segundo año como corredor de maratón, Wanjiru, residente en Fukuoka (Japón) y discípulo de Koichoi Morishita, subcampeón olímpico en Barcelona'92, se presentó en la meta del estadio Nacional con un tiempo de 2h06:32, nuevo récord olímpico, seguido de Gharib en 2h07:16 y del etíope Tsegay Kebede, que batió a su compatriota Deriba Merga ya dentro del estadio, en 2h10:00.
El récord olímpico anterior databa de 1984, cuando el portugués Carlos Lopes ganó, con 37 años, el maratón de Los Angeles con un tiempo de 2h09:21. Kenia, una de las dos superpotencias del fondo, junto con Etiopía, no había conseguido hasta ahora más que dos medallas de plata en el maratón olímpico masculino. Hoy Wanjiru rompió el maleficio manejando la carrera a su antojo.
Con 26 de los 98 corredores acreditados en menos de 2h09, el maratón se presentaba abierto. La inclusión de los Juegos Olímpicos entre las carreras puntuables del circuito mundial atrajo a los mejores, con la única excepción del etíope Haile Gebreselassie, plusmarquista mundial, que renunció por temor a la polución y prefirió inscribirse en los 10.000.
Dominio absoluto africanoEl keniano Martin Lel, dos veces ganador en Londres y una en Nueva York y con una marca personal de 2h05:15 aportaba junto con Wanjiru (2:05.24) las mejores marcas del grupo. Otro keniano, Luke Kibet, había ganado el maratón mundialista de Osaka 2007 en condiciones de calor y humedad similares a las de Pekín. Por último, el marroquí Jaouad Gharib presentaba dos títulos del mundo (París 2003 y Helsinki 2005) en sus credenciales.
Wanjiru rompió las hostilidades desde la salida. Con 24 grados de temperatura y un 52 por ciento de humedad, pasó los 5 km. en 14:52 y formó un grupo en cabeza que se reducía ya a una docena de corredores, entre ellos los españoles Chema Martínez y Julio Rey. El italiano Stefano Baldini, con molestias físicas las últimas semanas, prefirió quedarse atrás.
El ritmo de Wanjiru, autor de tres récords mundiales de medio maratón, redujo el grupo cabecero a ocho: siete africanos y el rapado Chema Martínez, que pasó al frente los 10 km. en 29:25.
En el segundo paso por Tiananmen, junto al retrato de Mao, los africanos redoblaron su ofensiva para dejar atrás al intruso Martínez, noveno en Atenas 2004, que cedió unos metros pero se reincorporó poco después. Por detrás llegaron al grupo de cabeza Goumri y el etíope Tsegay Kebede, ganador este año en París.
Al paso por el km. 15, con Martin Lel en cabeza (44:36), Wanjiru dio otro tirón y Chema volvió a quedarse, esta vez ya sin remisión. Julio Rey marchaba decimocuarto en 45:02 y Pepe Ríos en el puesto 38 con 46:46.
Camino del vigésimo kilómetro quedaban cinco en cabeza: Wanjiru, que pasó en 59:10, Lel, Gharib, el etíope Deriba Merga y el eritreo Yonas Kifle. Cubrieron el medio maratón en un parcial de 1h02:34, rapidísimo para las condiciones de la carrera. Baldini estaba a 4 minutos.
Los de arriba firmaron una tregua hasta el km.27. Gharib, con síntomas de flato, fue el siguiente en caer del grupo delantero, incapaz de responder al tirón de Merga, aunque volvió poco después. Por detrás, el campeón mundial Kibet tuvo que detenerse.
Al paso por el km. 30 (1h29:14) Merga estaba arriba con Wanjiru y Gharib, que se quedaba en todos los tirones y volvía en cuanto la pareja delantera aflojaba. Chema Martínez iba decimocuarto en 1h32:48, Baldini había progresado hasta el 17 (1h34:10)
Por el km. 35 Wanjiru y Merga (1h44:37) podían oír todavía el resuello de Gharib, unos metros por detrás, pero quien se quedó a continuación fue el etíope, inerme ante la fuerza de Wanjiru mientras el marroquí no terminaba de entregarse. Pero a partir del km. 38 Wanjiru desterró todas las dudas. Rindió a Gharib con un ataque sostenido, miró atrás y pudo respirar tranquilo en los últimos kilómetros.
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