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El Banco de Inglaterra lleva los tipos al 4,5% frente a una inflación que resiste a bajar

La autoridad monetaria, que sube el precio por duodécima vez consecutiva hasta su nivel más alto desde 2008, ya no prevé una recesión en Reino Unido, tras revisar al alza sus previsiones de crecimiento respecto a las sombrías cifras de febrero.

Un equipo de televisión delante de la sede del Banco de Inglaterra, en la City de Londres. REUTERS/Henry Nicholls
Un equipo de televisión delante de la sede del Banco de Inglaterra, en la City de Londres. REUTERS/Henry Nicholls / REUTERS

El Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés) subió el jueves su tipo de interés oficial un cuarto de punto porcentual, hasta el 4,5%, situando el coste de los préstamos en su nivel más alto desde 2008 con su duodécima subida consecutiva, en un intento de frenar la inflación más acelerada de las principales economías mundiales (en marzo pasado se situó en el 10,1%).

En su anterior reunión, el banco de Inglaterra anticipó que la inflación bajará considerablemente a finales de este año, después de meses de alzas debido al incremento de los precios energéticos a nivel global a causa de la guerra en Ucrania. La inflación se mantiene alta por el continuo incremento de los productos alimentarios y bebidas, a pesar de que los analistas habían estimado una caída en marzo hasta el 9,8%.

Siete de los nueve miembros del citado comité votaron a favor del aumento (Silvana Tenreyro y Swati Dhingra expresaron de nuevo su oposición a un mayor endurecimiento) de los tipos tras indicar que la inflación había subido más de lo esperado por el alza de los precios de los alimentos.

Este nuevo ascenso supone un duro golpe para los británicos que tienen hipotecas a tasa variable al ver incrementados sus pagos mensuales, mientras que los que piden préstamos verán también más caro el pago de los intereses.

El banco central británico ya no prevé una recesión en Reino Unido, tras revisar al alza sus previsiones de crecimiento respecto a las sombrías cifras publicadas en febrero, la mayor mejora de este tipo desde que publicó sus previsiones por primera vez en 1997.

Pero también prevé ahora que la inflación descienda más lentamente de lo que esperaba, debido sobre todo a las subidas inesperadamente grandes y persistentes de los precios de los alimentos. La entidad espera que la inflación alcance el objetivo del banco del 2% para finales de 2024.

"Si hubiera indicios de presiones más persistentes, sería necesario un mayor endurecimiento de la política monetaria", dijo el Banco de Inglaterra, que mantuvo la misma orientación sobre futuras medidas que en febrero y marzo.

Aunque una encuesta realizada por Reuters la semana pasada mostró que la mayoría de los economistas esperaban que el Banco de Inglaterra mantuviera los tipos tras una subida de un cuarto de punto en mayo, los futuros de los tipos de interés antes de la decisión del jueves reflejaban un máximo del 5% para este otoño.

El Banco de Inglaterra fue el primer banco central importante en comenzar a elevar los costes de endeudamiento en diciembre de 2021, pero ha sido acusado por los críticos de no moverse con suficiente agresividad a medida que la inflación se dirigía hacia el máximo de cuatro décadas alcanzado en octubre, del 11,1%.

La semana pasada, la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo subieron sus tipos de interés de referencia en 25 puntos básicos. Mientras que el presidente de la Fed, Jerome Powell, insinuó que lo siguiente será una pausa, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, dijo que es demasiado pronto para dejar de subir los tipos.

El problema de la elevada inflación de Reino Unido se deriva en gran medida de su fuerte dependencia del gas natural importado para la generación de electricidad, lo que deja al país especialmente expuesta a la subida de los precios de la energía tras la invasión rusa de Ucrania el año pasado.

Ahora que los precios de la energía han bajado bruscamente, el banco central británico espera que la inflación caiga hasta el 5,1% a finales de este año, desde el 10,1% de marzo. Pero este descenso es menor que la caída al 3,9% prevista en febrero, ante lo cual el Banco de Inglaterra predice que la inflación no volverá a su objetivo del 2% hasta principios de 2025.

Según el Banco de Inglaterra, el aumento de las previsiones de los precios de los alimentos ha incrementado la inflación futura en aproximadamente un punto porcentual con respecto a febrero.

La mayoría de los dirigentes monetarios del Banco de Inglaterra ven riesgos al alza "significativos" en estas previsiones de inflación. Teniendo esto en cuenta, no se prevé que la inflación se sitúe significativamente por debajo de su objetivo en ningún momento de los próximos años, incluso si los tipos de interés suben otro cuarto de punto o más.

Al Banco de Inglaterra le preocupa que el fuerte crecimiento salarial registrado recientemente pueda convertirse en un problema duradero para la economía.

"Los salarios podrían estancarse por encima del objetivo de inflación del 2% de forma sostenible a medio plazo", declaró el banco central británico.

El economista jefe del Banco de Inglaterra, Huw Pill, declaró el mes pasado que empresas y particulares británicos tienen que aceptar que sus ingresos han caído en términos ajustados a la inflación, lo que desencadenó una oleada de críticas por parte de sindicatos y de algunos antiguos responsables monetarios británicos.

El Banco de Inglaterra pronosticó que la economía crecerá un 0,25% este año, frente a su previsión de febrero de una contracción del 0,5%.

El abaratamiento de la energía, los estímulos fiscales y la mejora de la confianza de las empresas y los consumidores hacen que el Banco de Inglaterra ya no prevea una recesión este año, esperando que dentro de tres años la economía británica crezca un 2,25% más que antes.

Se espera que el plan presupuestario del Gobierno británico anunciado en marzo impulse la producción económica del país en torno a un 0,5% en los próximos años.

El Banco de Inglaterra estimó que alrededor de un tercio de las subidas de tipos de interés anteriores se han trasladado a hogares y empresas, una repercusión más lenta que en anteriores ciclos de endurecimiento debido a la mayor proporción de propietarios de viviendas con hipotecas a tipo fijo.

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