El Banco Central Europeo (BCE) reivindica la importancia del efectivo. Lo ha hecho en un informe llamado Mantenga la calma y lleve efectivo: lecciones sobre el rol único del dinero físico en cuatro crisis, el cual desvela la necesidad de tener dinero en efectivo, sobre todo en situaciones de crisis. Esto se podría aplicar a momentos como el apagón que sufrió España el pasado mes de abril.

Francesca Faella y Alejandro Zamora-Pérez, los autores de este informe y economistas del BCE, han asegurado que el efectivo tiene una gran utilidad psicológica y práctica, así como una liquidez descentralizada, lo que lo convirtió, el día del apagón, como la única forma de pago de emergencia, ya que, tras la caída del sistema, sólo se podía pagar con efectivo.

De igual forma, ambos autores han confirmado que tener efectivo en casa no solo es importante por crisis como la del apagón, sino en tiempos de conflictos y guerras como la invasión de Rusia a Ucrania.

Dinero en efectivo ante una crisis

“El efectivo es un componente crítico de la preparación nacional ante una crisis”. “Los bancos centrales, ministerios de Finanzas y agencias de protección civil en numerosos países recomiendan ahora que los hogares mantengan efectivo en caja para varios días, empleados en compras esenciales”, enfatiza el BCE en su artículo.

Es más, las autoridades de Países Bajos, Austria y Finlandia sugieren que las cantidades perfectas de dinero en efectivo oscilan entre los 70 y los 100 euros por cada miembro del hogar, ya que consideran que es suficiente para cubrir necesidades esenciales durante un periodo de 72 horas.

Pese a estas recomendaciones por parte de varios Estados, los economistas del BCE no aconsejan cifras concretas, pero apoyan y avalan las cantidades fijadas por estas autoridades.

Asimismo, los autores del informe observaron que la demanda de efectivo por parte de la población ha aumentado en momentos concretos, sobre todo en tiempos de crisis, como la vivida en 2008 (crisis financiera global), el endeudamiento soberano en Grecia (2014-2015), la pandemia global de la covid-19, la invasión de Rusia a Ucrania en 2022 o el apagón en la península ibérica.

Tras analizar estos datos, los economistas del estudio destacan “el valor único del efectivo como activo refugio e instrumento de pago de contingencia esencial para emergencias”.

Del mismo modo, han afirmado que el uso diario del efectivo en transacciones es sólo una parte de la historia detrás de la demanda de efectivo, y enfatizan en la obligación que tienen los bancos de garantizar el acceso al dinero en efectivo.

Un ejemplo de ello es el Banco Nacional Austríaco, que ha instalado cajeros automáticos en zonas rurales para facilitar a todo el mundo el acceso al dinero en efectivo.

El apagón en España

El último acontecimiento que ha puesto en valor el dinero en efectivo fue el gran apagón, producido el pasado 28 de abril, el cual dejó a toda España sin infraestructuras digitales.

Ese día, el gasto con tarjeta se redujo en la España peninsular entre un 41 y 42% en comparación con las regiones no afectadas o con niveles normales.

Según datos de CaixaBank Research y BBVA Research, el gasto nacional en comercio electrónico cayó un 54%, lo que contribuyó a una caída del 34% en todo el consumo español.

Muchas terminales de puntos de venta, cajeros automáticos, servicios como Bizum o monederos virtuales dejaron de funcionar durante horas, y aunque se restauraron completamente a la mañana siguiente, según un estudio de CaixaBank Research y Reuters, la pérdida directa de producto interior bruto (PIB) se situó entre 400 y 1.600 millones de euros.

“Este acontecimiento transformó al efectivo de una opción de pago entre muchas en el único modo de pago para muchos de los que lo tenían o pudieron acceder a él”, analiza el estudio del BCE.

La retirada de efectivo de los cajeros automáticos cayó el día del apagón (ya que no funcionaban), pero en las zonas que no estaban afectadas aumentó considerablemente, quizá por prudencia e incertidumbre a los días posteriores.

Tal y como ha confirmado el BCE, el 39% de españoles mantenía reservas de efectivo en casa como precaución; y la continua demanda de efectivo (pese a la proliferación de las alternativas de pago digital) sugiere su gran utilidad y la imposibilidad de ser reemplazado completamente.