Público
Público

La caída de la capacidad de producir energía por la sequía obliga a España a consumir más gas

Las centrales hidráulicas, afectadas por la escasez de agua, rebajan la capacidad del sistema energético para suavizar los altos precios en los picos de demanda. 

Vista aérea de las ruinas sumergidas del antiguo pueblo de Aceredo, que aparecen en el embalse de la planta hidroeléctrica de Lindoso debido al bajo nivel del agua, cerca de Lobios, provincia de Ourense.
Vista aérea de las ruinas sumergidas del antiguo pueblo de Aceredo, que aparecen en el embalse de la planta hidroeléctrica de Lindoso debido al bajo nivel del agua, cerca de Lobios, provincia de Ourense. Carmelo Alén / AFP

España se seca y la economía empieza padecer la falta de agua. El campo, agricultores y ganaderos, son los principales damnificados del raquítico estado de los embalses, al 34,22% de su capacidad, un 17% por debajo de la media de la última década, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO). Pero no sólo se resienten las cosechas. La falta de lluvia está provocando daños colaterales en el sistema energético español, que ya de por sí vive un momento de volatilidad fruto de la guerra en Ucrania.

Los datos oficiales del MITECO revelan que la capacidad de producir energía de las centrales hidráulicas está ya un 8,5% por debajo de los niveles de 2021 a estas alturas del año. Los pantanos que producen energía tienen actualmente la posibilidad de producir hasta 3.928 GWh, mientras que el año pasado llegaban a los 4.950 GWh, de acuerdo con las estadísticas oficiales del Boletín Hidrológico Peninsular. Si el dato de capacidad es bajo, el de aportación al mix tampoco es halagüeño: en agosto la producción de las centrales hidráulicas cayó un 48,4% respecto a 2021, según los datos de Red Eléctrica Española (REE). El año anterior esta fuente de energía rozaba el 10% de la generación total y este ha quedado en algo más de un 4%.

La producción de las centrales hidráulicas cayó un 48,4% respecto a 2021

"Estamos ante una sequía notoria", explica Marcial González, investigador en Energía de la Universidad Carlos III de Madrid. "Esto, a parte de lo que supone para los usos del agua, tiene una repercusión energética. Al bajar la aportación de las hidroeléctricas, tenemos que tirar más de gas. La eólica y la solar han subido estos meses, porque tenemos viento y sol, pero no lo suficiente. El hecho de suplir la falta de agua con gas afecta directamente a la fijación de precios", explica el experto. 

La necesidad obligada de quemar más gas llega en un momento en el que ese combustible marca precios máximos. Pese a ello, no ha habido alternativas a corto plazo y las centrales de ciclo combinado han elevado su actividad en el mes de agosto un 121% respecto al año anterior, pasando de aportar el 15% en el verano de 2021 a aportar en torno al 35% de la generación eléctrica, datos de REE. Un incremento que se debe a la sequía, pero también al incremento de la demanda ligada al uso de aire acondicionado en el que ha sido el verano más cálido de la historia, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

La importancia de las hidráulicas para rebajar los precios

"Es una coyuntura que no ayuda, es un año hidrológico que no ayuda mucho", valora Eloy Sanz, investigador y profesor de Ingeniería Energética en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). El experto señala la importancia de estas centrales de agua para, aun aportando un porcentaje del mix que no supere el 20%, abaratar la factura de la luz. "Gran parte de la energía hidráulica es gestionable, es decir, puedes decidir cuando producir y cuándo no", a diferencia de la solar o la eólica.

"Las hidráulicas ayudan a suavizar los precios en los puntos de máxima demanda"

"La hidráulica es un activo importante y puede serlo en el futuro", expone el profesor. "Ya tenemos y vamos tener un excedente importante de producción solar y esos excesos se puede reaprovechar para poner en marcha las turbinas de bombeo reversible, es decir, para guardar el agua que pasa por las represas y volver a subirlas a los embalses. Es decir, almacenar ese excedente de energía transformándolo en agua", aclara Sanz. "Nos viene bien para aprovecharla al máximo en los picos de demanda, ayuda a suavizar los precios en los puntos de máxima demanda. Si no podemos disponer de hidroeléctrica, tenemos que despertar las centrales de ciclo combinado, consumimos más gas que es más caro y que, además, tienen unos costes de operación mayores", agrega el investigador de la UC3M. 

La sequía que asola España se enmarca en un escenario de crisis climática en el que la disponibilidad de agua será cada vez mayor y las temperaturas irán al alza. Que las centrales hidroeléctricas puedan reducir su capacidad de generar energía, sin embargo, no tiene por qué llevar a un incremento del uso de gas. A la alternativa de fomentar las turbinas de retorno pare recuperar parte del agua usada por las represas, se unen otros caminos que pasan por acelerar el despliegue de renovables. "Sabiendo que la hidroeléctrica puede tener años buenos y años malo, una opción es generar la mayor cantidad de electricidad con fuentes renovables", apunta el profesor de la URJC, que incide también en la necesidad de apostar por medidas de eficiencia y aislamiento que, a la larga, ayudarían a rebajar el gasto energético. 


¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Economía