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Las condiciones laborales precarias empañan las buenas perspectivas del turismo en Catalunya este verano

Los sindicatos quieren que el convenio de la hostelería, bloqueado desde el año 2019, incluya cláusulas de revisión salarial, mientras que la patronal Pimec pide un impulso de la formación e incentivos ante la falta de personal cualificado y la fuga de los trabajadores a otros sectores.

06/2022 - Una terrassa a la platja de la Barceloneta.
Una terraza en la playa de la Barceloneta. Lourdes Casademont / ACN

El objetivo era acercarse a las cifras del año 2019. Pero dada la evolución y las perspectivas para esta temporada, este verano está previsto que se superen los registros de antes de la pandemia en el sector turístico catalán. Así lo constata la Associació Catalana d'Agències de Viatges Especialitzats. Su presidente, Jordi Martí, confirma esta percepción y augura que "el termómetro del transporte aéreo, donde las reservas son ya un 30% superiores a las del 2021, indica que el balance será positivo".

Detrás de esta aparente buena salud del ámbito turístico, después de tres años de dificultades con cierres y restricciones a la actividad, emerge una cara b: la falta de personal para cubrir las vacantes necesarias para la campaña de verano. Los bajos sueldos, las dificultades para conciliar la vida profesional y la familiar por los horarios y la ausencia de un plan de formación que facilite la promoción interna son alguna de las causas de este déficit.

En el escenario postpandémico, las condiciones laborales de camareros y el resto de personal de la hostelería todavía se han convertido en peores

En el escenario postpandémico, las condiciones laborales de camareros y el resto de personal de la hostelería todavía se han convertido en peores. Las empresas, ante el incremento de costes después de la covid, han optado por reducir plantillas. La consecuencia ha sido que los procesos de selección o se han quedado desiertos o han acudido a ellos personas sin experiencia previa. El paro durante el período de confinamiento provocó que muchas personas decidieran marcharse a otros sectores, como la logística, con sueldos más altos y horarios más adecuados.

En plena negociación por el convenio, las asociaciones de empresarios turísticas recuerdan que es el incumplimiento de la normativa de algunos lo que hace huir a los trabajadores. "Estamos ante un sector atomizado con poca tradición sindical, pero si se aplicaran las tablas salariales establecidas, los sueldos no serían tan bajos como se cree". Para los empresarios, este hecho implica una profunda reflexión sobre el modelo laboral con el que se ha movido hasta ahora este ámbito productivo.

La batalla de los salarios

El convenio del sector de la hostelería está caducado desde 2019, después de que los dos últimos años se prorrogara por la pandemia. "La patronal dice no estar en condiciones de impulsar una cláusula de revisión salarial. Nosotros estamos dispuestos a pactar un incremento de los sueldos del 3,5% para este año y un 2,5% para 2023 siempre que se incluya la revisión". Así explica el momento en el que se encuentran las negociaciones para desbloquear el convenio el miembro de CCOO Catalunya y negociador del sindicato en la mesa, Esteban Sanabria.

la hostelería es la única actividad económica en la que las plantillas no han recuperado el poder adquisitivo que perdieron hace 14 años con la crisis de 2008

Sanabria reafirma los obstáculos con los que se encuentran las empresas para cubrir las vacantes por la campaña de verano. "Algunos trabajadores dejaron el sector al inicio de la pandemia, pero otros se fueron más adelante por culpa de los sueldos bajos y las condiciones precarias". El mantenimiento de unos salarios que ya se cobraban en 2019, con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo, los incumplimientos reiterados del convenio y las irregularidades en las horas cotizadas son algunos de los factores que perjudican la ocupación del sector hotelero. "Se abusa de no respetar los descansos entre jornadas ni los semanales. Tampoco se abonarán los pluses de nocturnidad. Mientras, la Inspección de Trabajo no llega a poder controlar todas las actuaciones". Estos son los frenos que describe Sanabria, que recuerda que la hostelería es la única actividad económica en la que las plantillas no han recuperado el poder adquisitivo que perdieron hace 14 años con la crisis de 2008.

El convenio de la hostelería en Catalunya tiene la singularidad de que está formado por acuerdos diferentes: por un lado un interprovincial, que engloba las demarcaciones de Barcelona, Girona y Tarragona y otro solo para Lleida, pactado entre la patronal leridana y el sindicato UGT. Para evitar el exceso de movilidad laboral, Esteban Sanabria cree que una buena solución sería mejorar la formación de los profesionales, de modo que se lograría una fidelización de los trabajadores.

Menos inscritos en las escuelas de hostelería

Este desinterés por la profesión ya se nota también en la base de la pirámide. El vicepresidente de Pimec Turisme, Daniel Brasé, comenta que en un reciente encuentro con el CETT, la escuela de Turismo adscrita a la Universidad de Barcelona (UB), se constató que había 30 empresas con ofertas de trabajo, en las que sólo se presentaron 11 estudiantes. "En el caso de destinos estacionales, como Baleares o Andorra, son las compañías las que hacen aquí directamente la captación de personal".

Este desinterés por la profesión ya se nota también en la base de la pirámide

Estas dificultades para cubrir vacantes en puestos de trabajo, tanto en la Costa Brava, en la Daurada o incluso en la misma ciudad de Barcelona, se agrava con el turismo rural, al que hay que sumarle la falta de alojamiento. Brasé alerta de que se trata de una situación general de déficit de personal en la hostelería. "Debemos ser capaces de crear alicientes y dar valor al trabajo de nuestros establecimientos. No debemos quedarnos con el discurso de determinadas malas prácticas laborales de algunas compañías, que del uso hacen abuso".

Brasé confía en que con la pandemia las empresas del sector turístico reorienten su actividad y "hagan un replanteamiento del negocio". Hasta ahora, éste se caracteriza por un personal poco cualificado. "Las administraciones y los empresarios deberíamos ponernos de acuerdo en potenciar la formación, buscando una fórmula más flexible y adaptada a los horarios del sector. Debemos encontrar el punto de equilibrio entre la rentabilidad de la actividad y la necesidad de formar a los trabajadores".

Los empresarios, según revela Daniel Brasé, muestran ciertas reticencias a apostar por la formación por el temor a que se les marchen los trabajadores. En este caso, considera que "si con la formación, la persona se te va, posiblemente no estás pagando el salario que se merece por su experiencia y preparación". Por el momento, la herencia de la pandemia ha incrementado la preocupación y la sensibilidad por la sostenibilidad climática, pero esta inquietud parece que todavía no ha llegado al modelo de negocio de la hostelería, que sigue anclada en los mismos paradigmas que el año 2019.

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