Este artículo se publicó hace 2 años.
El coste de la brecha de género en el mundo rural asciende al menos a 38.500 millones
Mayor precariedad laboral, infrarrepresentación en la toma de decisiones y peor conciliación lastran a las mujeres en el campo, según un estudio de ClosinGap, elaborado por CaixaBank.
Madrid-Actualizado a
La brecha de género se intensifica en el mundo rural donde las mujeres sufren una mayor precariedad laboral, infrarrepresentación en la toma de decisiones y peor conciliación, según un nuevo estudio de ClosinGap, elaborado por CaixaBank, sobre el Coste de oportunidad de la brecha de género en el medio rural, que cifra este impacto en 38.500 millones de euros como mínimo, es decir, el equivalente al 3,1% del PIB de 2019.
El XII Informe ClosinGap, presentado este 2 de febrero en rueda de prensa en colaboración con Analistas Financieros Internacionales (Afi), constata que las mujeres en el medio rural se enfrentan a una doble desigualdad: la primera, asociada a su entorno de residencia en términos de oportunidades laborales, acceso a servicios y conectividad física y digital; y, la segunda, provocada por el hecho de ser mujer.
Así, las barreras que genera la primera se ven magnificadas cuando interactúan con la variable género, en particular en tres aspectos: mayor precariedad en el empleo, infrarrepresentación en la toma de decisiones en el ámbito rural y mayor desequilibrio en la conciliación. Como consecuencia, su participación y contribución plena a la generación de las rentas del trabajo se ve limitada, lastrando el desarrollo económico y el bienestar de las personas tanto en el entorno
rural como en el conjunto de la sociedad.
El informe --presentado en un acto que ha tenido lugar en el Castillo de San Servando (Toledo)-- ha contado con la participación de la presidenta de ClosinGap, Marieta Jiménez; el director general de Negocio de CaixaBank, Juan Antonio Alcaraz; la directora de Cultura y Desarrollo directivo de CaixaBank, Anna Quirós; y la consultora de Economía Aplicada de Afi, Verónica López Sabater.
El director general de Negocio de CaixaBank, Juan Antonio Alcaraz, ha señalado que "la población rural en España ha disminuido en 4,3 puntos porcentuales en las últimas décadas, desde el 42,7% en 1998 al 38,4% en 2020". "El informe nos ayuda a dimensionar una situación especialmente difícil para la mujer en un medio masculinizado y donde existe un envejecimiento más prevalente para ella y, como consecuencia, una mayor tasa de dependencia", ha añadido.
Según el estudio, la pérdida de peso de la población rural en los últimos años en España se debe, en gran parte, al menor crecimiento de la población femenina rural que, entre 1998-2020, creció a una tasa anual compuesta de 0,27% frente al 0,34% de los hombres rurales, lo que se ve reflejado en una mayor masculinización.
En este contexto, el envejecimiento de la población femenina en el ámbito rural es más intenso: si en zonas urbanas las mujeres de 65 años o más representan el 21,3%, el porcentaje aumenta hasta el 22,1% en el medio rural (frente al 18,2% de los hombres rurales). Este mayor envejecimiento de la mujer en el entorno rural impacta en una mayor tasa de dependencia. Así, por cada mujer en edad de trabajar en entornos rurales hay 0,35 mujeres mayores, mientras que en el caso de los hombres rurales esta cifra baja hasta 0,28.
La presidenta de ClosinGap, Marieta Jiménez, ha destacado que "la aportación de este informe liderado por CaixaBank es inédita y clave en estos momentos para conocer la situación de precariedad laboral de la mujer en el mundo rural, así como su infrarrepresentación en la toma de decisiones de las actividades agrícolas".
La precariedad de la mujer se agudiza en el campo
La primera conclusión del estudio, tras analizar las condiciones laborales de las personas ocupadas, es que la situación de precariedad se acentúa en el medio rural cuando se mide con perspectiva de género, siendo la temporalidad (entendida como duración del contrato) y la parcialidad (jornada laboral completa o parcial) de los contratos mayor para las mujeres que para los hombres.
De esta forma, la tasa de temporalidad de las mujeres agrícolas es del 60,9%, mientras que la de los hombres agrícolas es del 52,0%. Además, la tasa de parcialidad de las mujeres rurales es del 13,9% frente al 5,3% de los hombres rurales.
En cuanto a nivel educativo, el estudio desvela que el porcentaje de mujeres del ámbito rural con alto nivel educativo (22,8%) es superior al de los hombres del mismo entorno (15,6%) y las mujeres desempeñan en mayor medida ocupaciones más básicas que los hombres y ocupan, en menor medida, puestos de dirección.
Pese a los esfuerzos por fomentar la igualdad en el sector agrario (como la Ley 35/2011 que reconoce y regula la titularidad compartida de las explotaciones agrarias para promover y favorecer la igualdad real y efectiva de las mujeres en el medio rural), los datos del informe muestran que las estructuras de género siguen especialmente arraigadas en el trabajo agrario y la mujer sigue estando infrarrepresentada.
De los 1,6 millones de personas empleadas en explotaciones agrarias, el 65,4% son hombres. En el caso de los titulares de explotación, existen en torno a dos hombres por cada mujer. Además, ellas se encuentran alejadas de la toma de decisiones: hay aproximadamente tres hombres que son titulares-jefe de la explotación por cada mujer en esta misma posición.
Sin embargo, una actividad empresarial en la que las mujeres rurales demuestran liderazgo es el turismo rural, ya que representan el 59,5% del total de personas propietarias de alojamientos rurales, con una tendencia en aumento. La mayoría de estas mujeres gestionan de forma independiente y sin personas empleadas su alojamiento rural (75,4%), mientras que un 16,9% tiene personas empleadas a su cargo.
Conciliación y teletrabajo
Según el informe de ClosinGap, la doble jornada de la mujer se intensifica en el mundo rural. Mientras que el promedio nacional muestra que las mujeres dedican a actividades relacionadas con el hogar y la familia 4 horas y 29 minutos al día, la mujer en el ámbito rural incrementa este tiempo hasta 4 horas y 43 minutos diarios.
En comparación con el hombre rural, las mujeres rurales dedican 2 horas y 7 minutos más al día, lo que eleva el cómputo total a 32,5 millones de horas dedicadas por las mujeres rurales (frente a los 14,7 millones de horas de los hombres rurales). La brecha de género que supone que las mujeres rurales dediquen más tiempo que los hombres rurales a estas tareas genera un coste de oportunidad de más de 38.500 millones de euros, es decir, el equivalente al 3,1% del PIB de 2019.
Según las conclusiones del informe de ClosinGap, el potencial del teletrabajo para revertir la despoblación del medio rural es muy relevante, ya que el eventual retorno al medio rural en modalidad de teletrabajo de las personas que migraron a zonas urbanas, especialmente mujeres, supondría un importante impacto económico.
Teniendo en cuenta los datos de personas que emigraron en 2019 del entorno rural al entorno urbano y sabiendo el porcentaje de población ocupada que teletrabajó en 2020, se estima que 13.300 personas podrían retornar al mundo rural de extenderse o facilitarse esta modalidad de empleo, lo que generaría un efecto económico agregado de más de 170 millones de euros, el equivalente al 0,3% del PIB de una comunidad autónoma como Castilla y León, con gran presencia de municipios rurales.
"Si potenciamos políticas públicas y privadas para fomentar el teletrabajo, no ya solo para que regresen los que una vez partieron del entorno rural, sino para incentivar y animar a otros a establecerse en ese medio, estaremos generando un impacto agregado muy positivo para nuestra economía y contribuyendo a crear más y mejores oportunidades para las mujeres de nuestro país", ha remarcado el director general de Negocio de CaixaBank, Juan Antonio Alcaraz.
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