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“Es difícil negociar con la patronal porque ya lo tiene todo”

El recién elegido líder de UGT pide al votante de izquierdas que no se quede en casa para evitar "sorpresas desagradables" el 26-J, lamenta el tiempo perdido desde las elecciones y confía en que la urnas arrojen un resultado que obligue a entenderse a los partidos

Josep Maria Àlvarez, secretario general de UGT Catalunya y candidato a la Secretaría General de UGT. -JAIRO VARGAS

JAIRO VARGAS

@JairoExtre

MADRID.-  Tras poco más de un mes al frente de la UGT, Josep María Àlvarez (Belmonte de Miranda, Asturias, 1956) encabezará la manifestación del Primero de Mayo en Madrid tras más de 20 años haciendo lo propio en Barcelona, como líder del sindicato en Catalunya. El 42º Congreso Confederal del UGT lo eligió frente a la candidatura continuista del entorno de Cándido Méndez. 17 votos marcaron la diferencia en un cónclave que le colocaba como favorito, pero el debate en torno al derecho a decidir en Catalunya, del que es partidario, acabó colándose a última hora y restándole alguno de los apoyos con los que contaba. Tras la ajustada votación, Àlvarez pidió a los partidos de izquierdas un acuerdo de Gobierno. No parecen haberle hecho ningún caso.

¿Cuál es el objetivo de este Primero de Mayo?

Queremos poner con él un punto y aparte y ser capaces empezar a recuperar derechos que se han perdido, teniendo en cuenta la perspectiva económica del país.

Finalmente se impuso en el Congreso por 17 votos. ¿Esperaba un margen más holgado?

Los que iniciamos esta aventura sabíamos que era muy difícil, casi imposible. Es la primera vez en la historia del sindicato, en 128 años, que gana el Congreso una candidatura que piensa diferente a la dirección. No éramos conscientes de hasta qué punto hemos generado ilusión.

El día de su proclamación como secretario general pidió a los partidos que se “dejaran de tonterías” y “se pusieran a trabajar”. No le han hecho caso…

"Hemos perdido un
tiempo precioso y la oportunidad de solucionar muchos problemas"

Pues no. Estamos en un cambio político de cierta magnitud y para que se consolide y los dirigentes sean conscientes de que hay que arremangarse y ponerse a trabajar tiene que pasar un tiempo. Seguramente, esta campaña todo el mundo será más prudente y después de estas elecciones no tendremos otra vez el espectáculo que hemos tenido. Hemos perdido un tiempo precioso y la oportunidad de solucionar muchos problemas. Eso es lo que más me duele. Pero creo que el cambio político ha venido para quedarse, y la pluralidad en el Congreso no es una desgracia sino una virtud.

El secretario general de UGT, Josep Maria Àlvarez.- ALMUDENA TOMÁS

¿Cree que el resultado cambiará mucho?

Espero que no. Sería muy bueno que el resultado obligara a los partidos a entenderse. Y sería muy bueno que el elector de izquierdas no se quede en casa. Generalmente tiene tendencia a desilusionarse y podemos encontrarnos con una sorpresa desagradable. Los jóvenes y los trabajadores tienen que entender que el de las elecciones es un día en el que tu voto cuenta igual que el del propietario de una multinacional. En las elecciones se resuelven intereses de clase.


Usted no quiere buscar culpables del fracaso en los acuerdos. ¿Eso significa que los hay?

No se puede decir que todo el mundo tiene la misma responsabilidad en este fracaso. Pero un responsable sindical no tiene que apuntar a nadie con el dedo.

¿Le hubiera gustado un acuerdo de Gobierno aunque se mantuviera el pacto entre PSOE y Ciudadanos?

En materia laboral ese pacto está lejos de nuestra posición y no lo ocultamos. Pero tampoco tiene que ser ahora el elemento sobre el que gire el debate de la campaña en relación con el PSOE. Para la UGT la primera piedra es la derogación de las dos reformas laborales y eso no estaba contemplado en el programa de Ciudadanos.

Tampoco en el del PSOE, que se ha negado aceptar ese punto en la última propuesta para el acuerdo. En ese sentido, UGT parece más cerca de los planteamientos de Podemos que del PSOE.

"Si miro el programa de Izquierda Unida igual estoy más de acuerdo con él que con el de Podemos"

Cuando se acerquen las elecciones haremos público nuestro planteamiento. Si miro el programa de Izquierda Unida igual estoy más de acuerdo con él que con el de Podemos. Y si hay una candidatura más a la izquierda quizás estemos más de acuerdo. Pero hay que combinar la posibilidad de gobernar con el programa que se presente. Sería bueno que los partidos de izquierdas fueran capaces de ofrecer propuestas que vayan en la dirección de los cambios que reclama la mayoría social pero sin que generen frustración. Si haces propuestas que luego no puedes cumplir porque se tumban desde Bruselas o porque en una negociación para un Gobierno se dejan caer a la primera, eso no ayuda ni a que haya cambios ni a que haya mayoría social que respalde.

¿Le parece que este PSOE está fallando a la clase trabajadora al negarse a eliminar su reforma laboral?

Yo hablé con Pedro Sánchez y no dio una negativa a derogar las dos reformas. Su compromiso es derogar, pero ni siquiera es contradictorio derogar con, luego, reformar. La ley del 2010 hay que reformarla, no vale solo con derogarla, hay que recuperar equilibrio y, a partir de ahí, que la reforma se negocie con patronal y sindicatos. Si no derogamos vamos a un gran desequilibrio con la patronal porque cualquier cosa que quieras negociar con ellos no tendrá punto de encuentro. Así es muy difícil negociar porque ahora ya lo tienen todo.

Según Báñez, si en 2007 se hubiera aplicado la reforma laboral del PP se hubiera evitado la destrucción dos millones de empleos.

"Si sólo se trata de crear empleo, igual mañana podemos coger el sistema de relaciones laborales de Marruecos y va mejor"

A lo mejor se lo ha explicado la Virgen del Rocío, de la que es muy devota. Es una afirmación gratuita. Yo puedo hacer otra que, además, no es gratuita: desde que se aprobó la reforma hasta hoy el número de EREs se ha multiplicado, el número de despidos, también; los contratos a tiempo parcial, también; la recaudación de la Seguridad Social cae en picado porque los salarios han bajado. Además, si sólo se trata de crear empleo por crear empleo igual mañana podemos coger el sistema de relaciones laborales de Marruecos y creamos más empleo.

Hay un sector social cada vez más grande: los parados y los jóvenes que saltan de un contrato temporal a otro. ¿Cómo se atrae a esa gente a UGT?

Ese es uno de los grandes retos. La legislación laboral está pensada para que el sindicato esté en la empresa, sobre todo en las que tienen más de seis trabajadores. Cambios legislativos que nos acerquen a ese sector no van a venir porque parte importante de la vida política quiere un colchón de mano de obra barata. Reconozco que no va a ser fácil llegar a ellos porque aquí entra en juego la credibilidad social. Y yo no tengo problema en reconocer que tenemos dificultades y que no las vamos a solventar de hoy para mañana. Tenemos que hacer un trabajo paso a paso, creando redes que atraigan a esta nueva hornada ─no me atrevo a decir clase social─ que hoy son jóvenes porque dentro de un tiempo no lo serán tanto.

Dijo que, con usted, la línea del sindicato no iba a cambiar respecto al derecho a decidir en Catalunya. ¿Lo mantiene?

"El debate del derecho a a decidir lo usaron personas del sindicato que ni siquiera eran delegados ni candidatos para el 42º Congreso"

El resultado de mi elección tiene poco que ver con este tema, porque no se debatió, no había enmiendas ni propuestas ni resoluciones en el 42ª Congreso de la UGT. De manera poco respetuosa, este debate irrumpe y se hace desde fuera. Esta vez no sois los periodistas, han sido personas del sindicato que ni siquiera eran delegados ni candidatos en el Congreso. La UGT no está ni a favor ni en contra de ese derecho ni todo lo contrario. Hay un posicionamiento a favor de la UGT de Catalunya que comparto cuando se hizo y hoy. Pero no es un tema central para el sindicato. Es más fácil aclarar eso que decir que el derecho a decidir en Catalunya no equivale a la independencia y que no se entiende fuera de ese lugar.

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