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ferias y congresos El Mobile reactiva las ferias, los congresos y el turismo de negocios en Barcelona tras 15 meses de parón pandémico

La celebración del evento sirve como punto de partida para recuperar la actividad de un importante sector económico para la capital catalana, aunque los expertos proponen una oferta de congresos más sostenible e inclusiva, basada en la diversificación, la captación de nuevos mercados, como el asiático, y en la apuesta por las iniciativas culturales.

Una imatge de la Fira de Barcelona el dia d'inici del MWC 2021.
Una imagen de la Fira de Barcelona el dia de inicio del MWC 2021. Albert Cadanet / ACN

El Mobile World Congress fue uno de los primeros eventos multitudinarios que se canceló justo antes de la irrupción de la pandemia de la covid-19. Ahora, casi 15 meses después, su celebración parece ser el punto de arranque de un sector, el de las ferias y los congresos, duramente castigado y que lleva aparejado un turismo de negocios, formado generalmente por personas con un poder adquisitivo alto. Tras esta larga travesía en el desierto, ahora aparecen los llamamientos a transformarlo, igual que sucede con el turismo residencial, en una apuesta por la calidad que conquiste nuevos mercados, como el asiático, con estancias más largas y con un modelo experiencial y personalizado que desestacionalice el fenómeno.

La feria, que se ha desarrollado esta semana en Fira de Barcelona, ha combinado los visitantes presenciales con los actos virtuales. Las inscripciones para esta edición fueron tardías, aunque finalmente asistieron unos 30.000 congresistas, procedentes sobre todo del Estado español o del sur de Europa. Más allá de las cifras, que en el caso de la ocupación hotelera se ha situado en torno al 45%, el Mobile ha sido el banco de pruebas para la celebración de eventos profesionales a través de un nuevo protocolo de control, basado en los pasaportes covid, las pruebas de antígenos, el uso de mascarillas y la toma de la temperatura en los accesos. Asimismo, el ensayo también ha evidenciado la irrupción de una nueva categoría de turista, más preocupado por la seguridad, la sostenibilidad y con intereses culturales.

Pese al auge forzado del teletrabajo y de los actos telemáticos, un barómetro de la consultora Braintrust prevé un crecimiento progresivo del sector hasta 2025, momento en el que se situará en los niveles anteriores a la covid. El codirector del informe, Ángel García Butragueño, asegura que "en los próximos 10 años se reducirán considerablemente los desplazamientos en avión inferiores a dos horas y media, mientras se mantendrán los viajes de larga duración".

El peso de la sostenibilidad

El Barcelona Convention Bureau, entidad que forma parte de Turisme de Barcelona y que promociona la capital catalana como sede de reuniones, muestra un contador actualizado de 97 congresos para este año, una cifra todavía bastante por debajo de los 430 de 2019. Añadiendo jornadas, cursos y convenciones, la cifra alcanzó las 1.733 reuniones profesionales y los 664.607 participantes. La entidad remarca que la Asociación Internacional de Congresos y Convenciones (ICCA, por sus siglas en inglés) colocó a Barcelona como primera en el ranking por el número de delegados y cuarta en la cifra de congresos.

La ciudad se ha posicionado hasta ahora en este segmento gracias a los equipamientos, la ubicación, las conexiones o el mito de la calidad de vida. Pero, más allá de estos factores, los especialistas coinciden en que para recuperar la industria de los viajes profesionales será imprescindible un compromiso empresarial y público con la sostenibilidad.

"Todo cayó con el Mobile y ahora se vuelve a reactivar, pero la experiencia servirá para que el formato híbrido se mantenga en los próximos años hasta que el ritmo de la vacunación se extienda y se recupere la confianza sanitaria". El vaticinio de Amanda Sánchez Lahosa, coordinadora de la especialización de Dirección de Eventos del máster en Dirección de Empresas Turísticas del CETT-UB, dibuja un escenario con congresos más reducidos, surgiendo seminarios, convenciones y encuentros que llevarán al sector a una reconversión. "El networking y la sociabilidad del contacto humano no desaparecerán porque son necesarios, pero se mirará mucho más el motivo de la reunión".

Diversificación y accesibilidad

Sánchez Lahosa cree que la recuperación del turismo de congresos y ferias irá acompañada de la reactivación de los negocios que están alrededor del evento y que se benefician de este. Eso sí, insta a que Barcelona se ponga las pilas ante la competencia que avanza en otros destinos, como Portugal, Marruecos y la Europa del Este. "Tenemos que cambiar cosas para convencer a nuevos públicos, como podría ser el mercado asiático".

El turismo de masas se debería sustituir por otro focalizado en la calidad del visitante y en el que el gasto por estancia es mayor gracias al interés por las iniciativas culturales y un poder adquisitivo más alto. La experta pone el acento en la diversificación por el tipo de oferta, pero también en la incorporación de nuevos colectivos. "Los estudios indican que las personas con discapacidad gastan más y suelen venir acompañadas". Según Sánchez Lahosa, la apuesta radica en un turismo inclusivo que venda Barcelona como ciudad accesible.

Para construir esta alternativa, la especialista en eventos turísticos solicita una colaboración entre la Administración pública y la empresa privada para "cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, como la igualdad de género, la paz, el trabajo decente con personal cualificado, la formación y la sostenibilidad". Entre las medidas a emprender, señala el aumento de las tasas para los medios de transporte que emiten CO2 y el refuerzo de las estrategias de Responsabilidad Social Corporativa. El nuevo modelo de turismo de negocios ha de tener en cuenta no solo el desarrollo económico y al visitante, sino al ciudadano y el cuidado del medio ambiente. El futuro del sector de las ferias y los congresos también pasa por la sostenibilidad y el control sobre la gestión del espacio público que realice la Administración.

Críticas vecinales

Por otra parte, hace pocos meses, Turisme de Barcelona inició una campaña, bautizada como Barcelona Workation, encaminada a atraer a profesionales extranjeros autónomos para que teletrabajaran desde la ciudad, a la vez que se potenciaban los atractivos turísticos de la capital catalana. Este movimiento, enfocado al turismo residencial, tiene su traslación en el ámbito de las ferias y los congresos con la construcción de un relato oficial de la vuelta a una cierta actividad y normalidad del sector. Estas son las impresiones de Dani Pardo, miembro de la Assemblea de Barris pel Decreixement Turístic (ABDT). Según comenta, esta práctica supone otra vuelta de tuerca a la explotación turística de la ciudad.

Pardo, como representante de la ABDT, y la directora del Observatori DESC, Irene Escorihuela, defienden la necesidad de devolver los alojamientos turísticos al parque de vivienda habitual como herramienta para defender el derecho a la cuidad. Pardo aclara que "respecto a la ocupación hotelera no está pasando prácticamente nada, pero se está construyendo el relato del retorno a la actividad". Para el miembro de la ABDT, la estrategia de repetir el mantra de que los hoteles se están llenando y que el turismo de negocios se reactiva responde a "una maniobra para reforzar ciertos intereses para mantener o incrementar la llegada de cruceros o la visión favorable a la ampliación de la tercera pista del aeropuerto del Prat".

De todas formas, Pardo considera que, tras la pandemia, existe más sensibilidad en relación a la ocupación indiscriminada del espacio público. Por eso lamenta los intentos del Ayuntamiento de Barcelona de proseguir con algunos de los planteamientos implantados a raíz de la covid, como la rebaja de las tasas para instalar terrazas. "El intento de extender la medida indefinidamente me parece una locura", apostilla.

En esta línea, un reciente estudio titulado Precariedad laboral y viviendas de uso turístico, elaborado por Ernest Cañada y Carla Izcara Conde, y publicado por Alba Sud, alerta del ya conocido impacto del alquiler turístico en las dinámicas urbanas, especialmente en los procesos de gentrificación y desplazamiento de la población con menor poder adquisitivo y el incremento de los conflictos, pero también añade una afectación no tan evidente: la afectación sobre el trabajo generado por estas nuevas formas de organización del alojamiento turístico.

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