Aunque los problemas se iniciaron en 2001, podría decirse que el conflicto comenzó oficialmente hace ya ocho años, cuando los bomberos registraron un escrito en el ayuntamiento alertando de la grave descoordinación del servicio, las importantes carencias de personal, o el desmantelamiento del Grupo de Rescate Especial y Salvamiento (GRES) o de la Unidad Médico Sanitaria de Intervención (UMSI), entre otras.

Ante la pasividad del ayuntamiento, en diciembre de 2016 se encerraron en el Parque Central y en marzo de 2017 arrancó la huelga indefinida que todavía a día de hoy no se ha desconvocado, con la regularización de sus jornadas, la reclasificación profesional a nivel C1 desde la actual C2 y la renovación del reglamento a la cabeza de sus demandas.

Según relata Pedro Pacheco, uno de los portavoces del comité de huelga y delegado del Sindicato Andaluz de Bomberos (SAB), “la falta de personal es más que evidente puesto que la última promoción que salió fue en 2015 y correspondía con una convocatoria de 2008”. En breve podría llegar un refuerzo de 20 bomberos, tal y como asegura el concejal de Seguridad Avelino Barrionuevo (PP), pero no será suficiente, dado que “este año se jubilan 20 bomberos, el año que viene 19 y en los próximos años lo haremos más de 100, en una plantilla que actualmente rondamos los 270”, indica Pacheco. Hace una década y con cerca de 5.000 empadronados menos, la plantilla alcanzaba los 320 efectivos y se proyectaba el sexto parque de bomberos, el de Campanillas, cuyo coste superó el millón y medio de euros y jamás ha abierto sus puertas desde hace una década más allá de tareas de formación.

Barrionuevo asegura tener las manos atadas por la tasa de reposición, “que a diferencia de lo que sucede en otros Cuerpos como el de la Policía, donde es del 115%, en los Bomberos sólo es del 100%”. Según el edil, “vamos al máximo legal”, algo que no satisface las demandas sindicales, hasta el punto de que el cabo José Antonio Jiménez afirma que “hay más bomberos en el parque con los servicios mínimos impuestos por el ayuntamiento que un día normal”. La situación afecta también a la organización de los servicios, pues como afirma Jiménez, “aquí hemos tenido guardias que no ha habido jefe de sala, ni jefe o suboficial de guardia o ningún sargento en toda la ciudad, habilitándose a un cabo como sargento para toda Málaga y eso es muy grave”.

Pedro Pacheco en el Parque Central del Paseo Martiricos. – David Bollero

Nuevo jefe de Extinción

El concejal popular, que asegura que “ambas partes ya están cansadas”, dice llegar con espíritu conciliador y el deseo de que “volvamos a ser una gran familia”. Con ese propósito, explica que “he visitado yo solo los parques, entrevistándome con los bomberos, y creo que me ven un tipo cercano”.

Barrionuevo introducirá cambios organizativos con una jefatura bicéfala con el objetivo de mejorar el servicio. Así, el actual jefe del Servicio de Bomberos José Cruz pasará a estar al frente de Prevención. Un área muy mejorable, según el cabo Jiménez, que asegura que “ya no es que nunca hayamos visitado oficialmente la Catedral para ver todos los accesos en caso de emergencia, sino que ni siquiera hemos visitado aún el Museo de Málaga, inaugurado a finales de 2016 y que tiene conducciones de gasoil en vertical, un restaurante en la azotea...”.

La otra jefatura será la del servicio de Extinción, para lo que ya se ha modificado la RPT (Relación de Puestos de Trabajo) y habrá que convocar una plaza. Ese es uno de los motivos por los que Barrionuevo considera que “el comité de huelga debería enfriar el conflicto, para que el puesto resulte atractivo y tengamos muchos candidatos entre los que elegir”. Además, según indica, “el nuevo jefe seguramente venga de una gran ciudad en la que cuenten con su propio reglamento y podrá realizar aportaciones al nuevo texto del nuestro” que, según indica, ya va por el cuarto borrador –el actual data de 1959.

: Los camiones están desprovistos de herramientas tan esenciales como las radiales. – David Bollero.

Carencias materiales

Al bloqueo de estas reclamaciones organizativas se han ido incorporando otras materiales que, en opinión de Pacheco, “ni siquiera tenían que haber trascendido”. A la cabeza de estas carencias destaca un mantenimiento, cuya falta ha propiciado que no funcionen correctamente los explosímetros para detectar escapes de gas, problemas con las motosierras, chubasqueros que se descomponen o averías continuas en la autoescala de 42 metros. Pacheco explica, incluso, cómo “tras una inspección en la que se detectaron que los discos de la radial estaban caducados, se obligó o a comprar nuevos o a retirar las herramientas”. Se optó por lo segundo y en la actualidad, el delegado sindical asegura que los camiones no cuentan con radial.

El resultado termina por afectar a las actuaciones, a la seguridad de los bomberos y de la propia ciudadanía. Pacheco recuerda “cómo en un incendio las criaturas sacaban las manos por los barrotes de las ventanas y para arrancar la reja tuvimos que usar una palanca”. En aquella ocasión, fue retirada “porque no estaba bien fijada y salieron los tacos”, pero los bomberos temen que no siempre sea así.

Ante esta situación, el concejal de Seguridad subraya su compromiso de “conseguir unos mejores presupuestos para 2020”, que sean capaces de paliar este tipo de deficiencias. A ello se suma, además, “la licitación que sale ahora de una nueva empresa de mantenimiento y la incorporación que he realizado de un TAG (Técnico en Administración General) que agilice todos los procesos administrativos”.

La carencia de un equipo de descontaminación del equipo expone a bomberos y ciudadanía a sustancia cancerígenas. – SAB.

Represión y descrédito

Barrionuevo asegura que la descripción de esta situación precaria varía “dependiendo de con quién hables”, convencido de que “llega un momento en que los conflictos se politizan”. En este sentido y apoyándose en que “dos de los miembros del anterior comité de huelga fueron en listas de otro partido”, sugiere una intención de desgaste político detrás de la huelga indefinida que, a sus ojos, ya no tiene razón de ser, y que “no les funcionó porque obtuvimos más concejales y un pacto de gobierno, no de investidura [con Ciudadanos], lo que todavía nos da más estabilidad”.

El clima imperante con los predecesores de Barrionuevo ha sido el de intimidación, denuncian los bomberos. “Los que estamos en primera línea estamos expedientados”, indica Pacheco, precisando que “con el tema de la represión han ido de menos a más, primero empezaron con los avisos, las amenazas del jefe, luego los expedientes disciplinarios internos y luego han llegado, incluso a los juzgados. El representante del SAB expone como uno de los ejemplos más claros de “esta represión” la denuncia efectuada en 2017. Entonces, el ayuntamiento acusó a 61 bomberos de un delito de abandono de servicio público, presunta desobediencia y denegación de auxilio por haberlos llamado para un servicio fuera de su horario de trabajo y no haber acudido.

Pacheco recuerda aquellos momentos como muy duros, algo que refrenda su compañero Jiménez: “nos querían poner a la opinión pública en contra y eso es muy duro, porque se trataba de siniestros menores; nosotros hemos acudido a emergencias en muchas ocasiones en nuestros días de descanso sin que nadie nos llamara, está en nuestro ADN”.

A pesar del calvario que aseguran haber pasado durante nueve meses, “teniendo que acudir a declarar”, tanto la Fiscalía como el Juzgado de Instrucción número 7 de Málaga desestimaron el año pasado la denuncia, lo que al mismo tiempo sirvió para reforzar la causa de los bomberos: las resoluciones de ambos destacaron las “carencias importantes” en las normas internas del Cuerpo de Bomberos. La Fiscalía llegó a hablar de “improvisación” pues se llamó a personal de vacaciones, de baja laboral o de la guardia saliente, algo que más de dos años y medio de huelga no parece haber conseguido mejorar.