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Primero de Mayo Mujeres cada vez mejor formadas sufren la precariedad laboral y la brecha salarial

Cobran un 15% menos y soportan la contratación a tiempo parcial, pese a que su nivel medio de estudios supera al de los hombres.

Una camarera conversa con un compañero de trabajo en una terraza de un restaurante en la localidad malagueña de Ronda. REUTERS/Jon Nazca

VICENTE CLAVERO

El mercado laboral continúa siendo muy adverso en España para las mujeres. A las dificultades comunes a todos los trabajadores (sobre todos las derivadas de la crisis económica) se unen en su caso otras específicas. El nivel de ocupación femenina es menor; el paro, mayor; acceder a responsabilidades profesionales les resulta más difícil; también tener un contrato estable, y cobran menos.

Así se pone de manifiesto en el último informe sobre la situación de las mujeres en el mercado de trabajo elaborado por la Secretaría de Estado de Empleo con datos propios, del Instituto Nacional de Estadística (INE) y de Eurostat. El informe muestra la paradoja de que, mientras las desigualdades persisten (aunque en algunos casos se recortan), ellas están cada vez mejor preparadas para desempeñar puestos que requieran la máxima cualificación.

.- Ocupación. La afiliación femenina a la Seguridad Social tocó techo durante 2018. A finales de año había 8.826.470 mujeres en alta laboral. Nunca antes se había alcanzado esa cifra. No obstante, la tasa de ocupación femenina (porcentaje de mujeres con trabajo sobre el total) era claramente inferior a la de los hombres. Concretamente, el 57,8% frente al 70,1%, con una diferencia de 11,3 puntos.

.- Desempleo. En consecuencia, el paro femenino superaba al masculino, a pesar de haberse reducido en 206.500 mujeres a lo largo de 2018. La tasa a 31 de diciembre alcanzaba el 17,1% en el caso de ellas y el 13,8% en el de ellos. Lo mismo ocurría con el paro de larga duración (43,7% y 39,6%, respectivamente). Fruto de lo anterior, más de la mitad de los perceptores de la prestación por desempleo (el 53,6%) eran mujeres.

.- Sectores. La inmensa mayoría de las ocupadas, unas 7.800.000, trabajaban para el sector servicios, lo que supone casi el 90%. Su presencia en la industria (698.300) era muy reducida y prácticamente residual en la agricultura (191.199) y la construcción (106.300). Por ramas de actividad, destacan el comercio, la sanidad y los servicios sociales, la hostelería y la educación.

.- Puestos. Los niveles de responsabilidad de las mujeres en el ámbito laboral estaban en 2018 muy por debajo de los hombres. Aunque su presencia en puestos intermedios es creciente (tanto en las empresas como en la Administración pública), los de dirección siguen principalmente en manos masculinas (dos de cada tres). Sólo el 4,8% de las mujeres desempeñan funciones directivas, mientras que los hombres llegan al 9,1%.

.- Formación. Ese hecho, además, no responde a una falta de cualificación. Del total de ocupados con mayor formación, un 51,4% eran mujeres en 2018. Entre los trabajadores con pocos estudios, en cambio, su peso no llega al 40%. Estas proporciones han variado significativamente en los últimos años, gracias sobre todo a la masiva incorporación femenina a la enseñanza superior.

.- Especialidades. No obstante, la mujer sigue infrarrepresentada en titulaciones como la informática y, en menor medida, las ingenierías y la arquitectura, que cursaron sólo el 8,9% de las graduadas, frente al 30,6% de los graduados. De todas formas, en general, ellas son más constantes y aplicadas, como demuestran la tasa de abandono escolar en primero de universidad (18,1% frente a 23,2%) y el rendimiento académico (7,3 sobre diez de nota media global por 7,05 de los alumnos varones).

.- Estabilidad. Aunque la mayoría de los contratos de trabajo que se firman en España son de carácter temporal, la proporción de indefinidos está subiendo últimamente. En 2018, el crecimiento en el caso de las mujeres fue del 5%. Sin embargo, en ellas se concentran tres cuartas partes del empleo a tiempo parcial, debido en buena medida a la necesidad de conciliación que se deriva de un reparto de las responsabilidades familiares que sigue lejos de ser equitativo.

.- Brecha salarial. Es uno de principales problemas profesionales (si no el mayor) que afrontan las mujeres. En 2017, su retribución fue, por término medio, un 15,1% inferior a la del hombre. Y eso a pesar de que, desde 2012, se había reducido en 3,6 puntos porcentuales. En la Eurozona, la brecha es incluso mayor: del 16,3%, según las estadísticas comunitarias.

.- Emprendimiento. Sólo seis de cada cien mujeres de entre 18 y 64 años están involucradas en la creación de empresas o el autoempleo. A 31 de diciembre de 2018 había 1.160.584 afiliadas el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) de la Seguridad Social, lo que representaba el 35,6% del total. La actividad emprendedora femenina en España está por encima de las de Reino Unido, Francia, Suecia, Grecia, Alemania e Italia, pero lejos de las registradas en Luxemburgo y Holanda.

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