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Pisos turísticos Los colectivos contra la "turistificación" de Madrid pasan a la acción

Desde las organizaciones contra la turistificación, se considera que la acción del Ayuntamiento está siendo tibia e insuficiente para la capacidad que podría tener y su objetivo es lograr que se abra un hueco en la mesa de negociación sobre la regulaciones a los vecinos, junto con la administración, la industria hotelera y los representantes de Airbnb

Cartel de una vivienda que se alquila. EFE

Con una sencilla puesta de escena en la Puerta del Sol, una mesa y un par de amplificadores, asociaciones vecinales y otros colectivos de base presentaron en sociedad la pasada semana  su nueva coordinación para luchar contra la "turistificación descontrolada" de la ciudad. La Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM), la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos de Centro, Ecologistas en Acción, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), el Sindicato de Inquilinas y el colectivo Lavapiés, ¿dónde vas?, reclamaron conjuntamente una moratoria en las licencias hoteleras y turísticas, como ya se realizó en Barcelona.

A todos los colectivos les une una preocupación por la falta de participación ciudadana en las regulaciones que, tanto la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) como el Ayuntamiento de la capital, están elaborando para el mercado de los pisos de alquiler turístico. La reclamación de una moratoria a todas las licencias turísticas (respondida este miércoles con una propuesta intermedia por parte del Ayuntamiento) supone un primer paso de una campaña en la que se realizarán acciones descentralizadas, asambleas abiertas y movilizaciones a lo largo de las próximas semanas.

"La CAM y el Ayuntamiento están entrando en ciclos de regulación de estos fenómenos (alquiler de pisos turísticos) y lo están haciendo en los despachos, en contacto con los lobbies hoteleros y estos emergentes representantes de los arrendadores de Airbnb", declara Pablo Bachiller, miembro del Sindicato de Inquilinas y el colectivo Lavapiés, ¿dónde vas?. "Nos parece intolerable que se regule el turismo solo con los hoteleros, necesitamos una figura de planeamiento urbanístico ampliamente participativa".

Hasta el momento, no ha sido aprobada ninguna regulación para el alquiler de apartamentos turísticos en Madrid, un mercado que ha irrumpido con fuerza en los últimos años. La CAM, presidida por Cristina Cifuentes, ha presentado un borrador de decreto que ha sido recibido muy negativamente tanto por asociaciones vecinales como por la propia industria hotelera. La alcaldesa Manuela Carmena, por su parte, anunció en diciembre una serie de medidas, como la aplicación de un máximo de 90 días anuales para los alquileres turísticos, que no han sido aplicadas por el momento.

Una economía poco colaborativa

Tal y como ha sucedido en la mayoría de grandes ciudades europeas, Airbnb cambió drásticamente el mercado del hospedaje turístico desde su irrupción en Madrid bajo la bandera de la economía colaborativa. En la actualidad, hay 13.350 ofertas de Airbnb en Madrid, según datos de la web insideairbnb. Sin embargo, si atendemos al perfil de los usuarios que ofertan pisos en la web, el modelo parece cada vez más alejado del concepto de economía colaborativa. Tal y como publicó recientemente el sociólogo Javier Gil Pérez, profesor de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), el mercado está totalmente controlado por grandes empresas y tan solo un 4,3% de las noches de hospedaje ofertadas responden a un modelo P2P.

La vida cotidiana de los habitantes de barrios como Las Letras se ha visto alterada hasta el punto de que muchos han optado por hacer las maletas

Esta expansión del negocio turístico a pisos y hasta bloques enteros que previamente estaban destinados al mercado de la vivienda podría haber influido en el aumento de cerca de un 40% en los alquileres en el distrito Centro. Algunos expertos, sin embargo, se muestran cautos a la hora de relacionar ambos procesos. "En una economía como la actual cualquier factor tiene influencia en el mercado, pero la existencia de viviendas turísticas no parece haber sido la principal razón de este incremento, sobre todo teniendo en cuenta que entre los distritos con mayores subidas se encuentra Centro, pero también otros sin ningún interés turístico como son Puente de Vallecas o Carabanchel", declara Fernando Encinar, jefe de estudios de Idealista.

Más allá de la subida de los alquileres, la vida cotidiana de los habitantes de barrios como Las Letras se ha visto alterada hasta el punto de que muchos han optado por hacer las maletas. Según el padrón municipal, el Centro ha perdido 19.000 vecinos desde 2005. "Esto forma parte de la lucha por el derecho a la ciudad. Piensa lo que es que una plaza te la han llenado de terrazas y los niños que antes jugaban ya no pueden o que los abuelos ya no se pueden sentar al sol sin pagar por tomarse un café. Donde antes había una tienda, ahora aparece un bar, desaparecen los colegios, desaparece la vida...", declara Belén García, de Ecologistas en Acción. "Se trata de que la ciudad sirva para satisfacer las necesidades de los ciudadanos y no que se generen zonas especializadas que producen problemas de movilidad, de contaminación y acaban con la vida social de los barrios".

Las respuestas desde la administración

Ante esta situación y el descontento de vecinos y la industria hotelera, que veía como el recién llegado le robaba clientes sin estar sujeto apenas a regulaciones, crecieron las voces reclamando un nuevo marco legal para las viviendas de uso turístico. La CAM presentó un borrador en el que solo se exigía a los arrendadores a través de plataformas como Airbnb un certificado de idoneidad, un seguro y cumplir una seria de normas de convivencia y habitabilidad. Las comunidades de vecinos podrían vetar esta actividad en sus bloques, pero con unanimidad, con lo que un solo vecino podría bloquear la medida.

El borrador, como se ha dicho, desató una oposición generalizada y está actualmente en fase de alegaciones. "Estamos todos de acuerdo en que el decreto de la CAM no sirve para nada, no han escuchado a nadie", declara Víctor Rey, de la Asociación de Vecinos del Barrio de las Letras. "Hay que ejercer presión, porque si la CAM saca adelante el decreto tal y como está, vamos a tener un conflicto durante largo tiempo".

Desde las organizaciones contra la turistifación, se considera que la  acción del ayuntamiento está siendo tibia e insuficiente para la capacidad que podría tener

El Ayuntamiento, a través de la alcaldesa Carmena y del concejal de Urbanismo José Manuel Calvo, anunció esta semana una moratoria para las licencias de pisos turísticos de un año, medida que tendrá poca repercusión inicialmente ya que la gran mayoría de viviendas de uso turístico funcionan actualmente sin necesidad de licencia en la capital. Desde las organizaciones contra la turistificación como Lavapiés, ¿dónde vas?, se ha recibido la noticia de la moratoria con escepticismo y se considera que la acción del consistorio está siendo tibia e insuficiente para la capacidad que podría tener.

"El Ayuntamiento de Madrid dice que no tiene competencias en cuestión de turismo, nosotros decimos que no es verdad", declara Bachiller. "En Madrid, por el Plan General de Urbanización Urbana, no puede haber un alojamiento turístico sin acceso independiente a la calle, de todas las ofertas turísticas en Madrid igual hay una o dos que cumplen con esta legislación. Cuando desarrollas una actividad económica incumpliendo el plan urbanístico, lo normal es que el Ayuntamiento lo cierre. El Ayuntamiento tiene competencia para hacer eso y está dejando sus funciones", añade Bachiller.

El objetivo inicial de las organizaciones que reclaman la moratoria es lograr que se abra un hueco en la mesa de negociación sobre las regulaciones a los vecinos, junto con la administración, la industria hotelera y los representantes de Airbnb. De lograrse esto, el gran referente en cuanto a una regulación que ha contentado que tratarían de imitar en Madrid es San Francisco. La ciudad californiana ha logrado que Airbnb retire todas las ofertas de aquellos usuarios que no estén alquilando su propia vivienda, recuperando así el espíritu de economía colaborativa y sacando a las grandes empresas del sector. Se logre avanzar o no por esta vía, la lucha contra la turistificación se ha convertido ya en el principal aglutinador y acicate de un movimiento vecinal que había pasado décadas adormecido en la capital.

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