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El pluriempleo vuelve a los niveles más altos de este siglo con más de medio millón de personas en dos o más trabajos

El aumento de los contratos de jornada parcial y la reducción de la temporalidad comienzan a acercar al mercado laboral español al de otros países europeos, aunque con la diferencia de que aquí casi la mitad de esos puestos se aceptan por no encontrar otros empleos de mayor duración y obligan a complementarlos con otros para llegar a fin de mes.

19/08/2022. Más de medio millón de trabajadores completa sus precarias ocupaciones con otras secundarias.
Más de medio millón de trabajadores completa sus precarias ocupaciones con otras secundarias.  Kepinator / Pixabay

"El aumento del empleo indefinido a tiempo parcial es preocupante. Puede que estemos yendo hacia modelos como los de otros países europeos, aunque con la diferencia de que aquí se trata de una parcialidad involuntaria, no deseada por los trabajadores", explica Carlos Gutiérrez, secretario confederal de Estudios y Formación Sindical de CCOO, que plantea que, al mismo tiempo, cabe la hipótesis de que ese aumento de las jornadas incompletas pueda estar enmascarando que trabajadores "con ese tipo de contratos estén haciendo jornadas más largas que las que reflejan esos contratos. No sabemos cuántas horas de más se hacen, ni si se pagan bajo mano o no".

Varios registros de la EPA (Encuesta de Población Activa) avalan las impresiones de Gutiérrez, como el hecho de que casi la mitad de los empleados a jornada parcial (1,38 millones de 2,81) acepten ese régimen por no encontrar un puesto de 40 horas semanales o que las horas extra no remuneradas volvieran a superar los 3,2 millones semanales la pasada primavera, algo que solo había ocurrido en otra ocasión desde mediados de 2016.

Ese avance del empleo parcial, especialmente mal remunerado por la combinación de bajos salarios y jornadas incompletas, una confluencia que acaba haciendo que los sueldos de cuatro de cada cinco empleados con ese tipo de contratos se concentren entre el 20% de los más bajos, o que lleguen a ser el 90% de los que reciben el 10% de pagas más escuálidas, está haciendo rebrotar con fuerza el pluriempleo, situación en la que al cierre del mes de junio se encontraban 547.800 ocupados, la segunda cifra más elevada de este siglo tras los 571.800 de la primavera de 2008, cuando se acercaba el estallido de la burbuja inmobiliaria.

El grueso de las ocupaciones tanto primarias como secundarias de los pluriempleados se realizan bajo el formato de asalariado (448.000 y 375.000), aunque el recurso a esta fórmula está creciendo entre los autónomos, régimen que alcanza a casi la quinta parte de ellos (99.000) en la ocupación principal pero que ya alcanza el 30% en la segunda, en la que lleva un año por encima de las 168.000 y llegó a alcanzar una marca de 182.500.

Por sectores, los principales movimientos se dan dentro del sector servicios, en el que se ubican los dos o más trabajos de cuatro de cada cinco pluriempleados (439.000), mientras que la distribución por género queda emparejada, con una mayor frecuencia entre las mujeres en los últimos cinco años aunque con brechas que nunca han superado los 40.000 trabajadores.

El dato del segundo trimestre de este año, cuando llegaron a 281.200, prácticamente iguala al de junio de hace catorce años (281.500), mientras que el de los hombres (266.700) es el sexto de la serie.

Este aumento del pluriempleo coincide con otras tendencias del mercado laboral como el crecimiento de las ocupaciones de menos de cuarenta horas semanales, que eran en junio de este año 612.000 más que en el mismo mes de 2019, con el grueso de ese avance concentrado en las de 20 a 29 horas (+236.000) y las que superan esa cifra sin llegar a las 40 (+246.000), y con una mayor presencia de contratos de jornada parcial, un concepto que incluye a los fijos discontinuos por ser las suyas incompletas en cómputo anual, entre loa afiliados a la Seguridad Social. 

Es decir, que el incremento del pluriempleo es simultáneo con el crecimiento de los empleos que no alcanzan para cubrir toda la jornada ni, por lo general, un salario suficiente. Que eso esté ocurriendo en un periodo de récord de ocupación y en el que las horas trabajadas vuelven a acercarse a las de hace tres crisis y catorce años (658,6 millones semanales ahora, 679,5 al cierre de 2008) no dejan de ser unas condiciones adecuadas para que el pluriempleo comience a situarse como una puerta para empezar a salir de la precariedad.

"Cuando se genera empleo, se genera empleo de todo tipo. En España, cuando eso ocurría el nuevo empleo era muy temporal pero eso lo está corrigiendo la reforma laboral", explica Gutiérrez.

Los parejos avances de la temporalidad y el pluriempleo

Sin embargo, no está ocurriendo lo mismo con la parcialidad, ya que más de la sexta parte de los empleos creados desde el inicio de la pandemia (332.200, 17,85%) han sido de jornada incompleta mientras el peso de ese tipo de ocupaciones es cuatro puntos inferior (2,818 millones, 13,76%) en el conjunto del mercado laboral español.

Gutiérrez: "El problema de la pobreza laboral está relacionado con la intensidad del empleo"

Y también crece, aunque con un ritmo menos intenso, el peso del pluriempleo en ese escenario, que pasa del 2,45% de los ocupados en junio de 2019 (485.600 entre 19,8 millones) al 2,67% del segundo semestre de este año (547.800% de 20,46). Aunque si la referencia es el segundo semestre de 2020, el del mayor impacto de la pandemia, el avance sería de seis décimas (375.400 de 18,607, un 2,07%), lo que supone, proporcionalmente, un crecimiento paralelo al que la parcialidad ha tenido entre las nuevas ocupaciones.

Esos avances, especialmente el segundo de ellos, están relacionados con la pobreza laboral, la existencia de trabajadores cuyo empleo no les supone una remuneración suficiente para poder cubrir sus necesidades y llevar una vida digna.

"El problema de la pobreza laboral está relacionado con la intensidad del empleo, con las horas que se trabajan al cabo del año, y no solo con el salario-hora", señala el responsable de Estudios de CCOO, para quien "uno de los retos que tenemos consiste en atajar el fraude con el empleo parcial, protegerlo más y generar desincentivos para que las empresas no recurran a ese tipo de contratos".

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