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La precipitada compra de Credit Suisse podría provocar posibles litigios por parte de los inversores

Dos días después de la compra contrarreloj por UBS, varios accionistas e inversores de Credit Suisse, especialmente los poseedores de bonos, se plantean demandas judiciales ante una operación en la que han sido los grandes perdedores.

Credit Suisse
Un hombre camina delante de la sede de Credit Suisse en Hong-Kong. Lam Yik / REUTERS

Dos días después de la compra contrarreloj de Credit Suisse por UBS, y lograda cierta estabilidad en los mercados tras unos días convulsos, los analistas alertan ahora de la posibilidad de que accionistas e inversores de Credit Suisse,  especialmente los poseedores de bonos, presenten demandas judiciales ante una operación de la que han sido los grandes perdedores.

La atención planea ahora especialmente sobre los propietarios de bonos de riesgo relativo AT1 por valor de 16.000 millones de francos suizos (16.040 millones de euros, 17.300 millones de dólares), y que tras la operación han visto cómo estas inversiones han sido reducidas a cero por la precipitada compra.

Los accionistas de Credit Suisse, si bien han sufrido pérdidas (el Banco Nacional Saudí, por ejemplo, ha visto como sus 1.500 millones de francos en el accionariado del banco helvético pasaban el domingo a valer 300 millones) no han sufrido la misma situación de los bonistas, para los que el valor de cada bono se ha esfumado.

Al menos una firma de abogados, la británica Quinn Emanuel Urquhuart & Sullivan, está en conversaciones con algunos de estos bonistas para presentar una demanda, confirmó el bufete en un comunicado remitido a EFE. "Hemos reunido un equipo de abogados de Suiza, Estados Unidos y Reino Unido, ya en conversaciones con varios poseedores de AT1 que suponen un importante porcentaje de los bonos emitidos por Credit Suisse", destacó el comunicado.

Estos bonos, apodados cocos (abreviación de "convertibles convencionales") suelen recibir una atención prioritaria –por encima incluso de los accionistas– en caso de indemnizaciones por compras como la cerrada el domingo, pero en Suiza esa prioridad no es obligatoria.

La firma de abogados británica indicó que el caso recuerda al que en 2017 se planteó con la compra en España del Banco Popular por parte del Banco de Santander, en la que los bonos AT1 también tuvieron unas pérdidas de 1.440 millones de dólares, una cifra considerablemente menor a la que atañe ahora a Credit Suisse.

Quinn Emanuel Urquhuart & Sullivan adelantó que este próximo miércoles, 22 de marzo, celebrará una sesión informativa con bonistas para informarles vía telefónica sobre las posibilidades de demanda, con asesoramiento de expertos desde Zúrich, Nueva York y Londres.

El posible litigio atrae muchas miradas en un mercado de bonos que mueve en Europa más de 275.000 millones de dólares (276.000 millones de euros) y que puede ser castigado por la desconfianza de los inversores si pierde esa prioridad a la hora de las indemnizaciones, como ha ocurrido en el caso suizo.

Ante esas dudas, el Banco Central Europeo, la Autoridad Bancaria Europea y otras autoridades han asegurado que seguirán priorizando a los bonistas con respecto a los accionistas.

Los analistas suizos ven pocas posibilidades

En Suiza, los analistas señalan que las posibilidades de que este litigio prospere son limitadas, ya que la ley helvética no admite en principio las acciones colectivas en esta situación, lo que obligaría a analizar caso por caso cada demanda de cientos, quizá miles de bonistas.

En Suiza, además, tampoco existen entidades de defensa de los inversores, otro obstáculo para los litigios.

En cuanto a posibles demandas de los accionistas, la atención se fija en el Banco Nacional Saudí, gran perdedor en este caso después de haberse convertido el pasado año en el principal poseedor de participaciones de Credit Suisse (9,8% del total) tras la ampliación de capital que el banco lanzó a la desesperada en noviembre y diciembre.

Por ahora, el banco estatal saudí no parece inclinado a tomar acciones legales, después de que en un comunicado señalara que la caída de Credit Suisse no había afectado gravemente sus cuentas, al representar sólo un 0,5% de sus activos y un 1,7% de sus participaciones en otras firmas.

Para los accionistas las pérdidas dependen del momento en el que hubieran adquirido participaciones de Credit Suisse: si lo hicieron en el momento álgido del banco, mayo del año 2017, cuando llegaron a cotizarse a 84,19 francos (84,5 euros, 91 dólares), habrían perdido más del 99 % de aquel importe.

Ethos, otro posible frente

Por ahora, en el campo de los accionistas es únicamente la Fundación Ethos, que agrupa a 220 cajas de pensiones y otros inversores institucionales suizos, la única que ha confirmado contactos con representantes jurídicos ante una posible "clarificación de responsabilidades de la debacle".

Según la fundación, la venta de Credit Suisse por un 60% menos de su valor en bolsa, a instancias del Gobierno suizo para evitar graves daños en el sistema financiero, es un "enorme desperdicio" para los accionistas y para la economía suiza en su conjunto, y, en este caso, los fondos de pensiones están "doblemente penalizados".

Debe tenerse en cuenta además que los accionistas quedaron excluidos de la posibilidad de votar la polémica operación entre UBS y Credit Suisse, en virtud de una modificación legal aprobada por el Gobierno de Suiza para cerrar una compra acelerada el pasado fin de semana, antes de la apertura de las bolsas el lunes.

Las medidas tomadas por Suiza por salvar Credit Suisse han sido excepcionales: el banco central del país ha comprometido hasta 200.000 millones de francos (200.800 millones de euros, 216.000 millones de dólares) en liquidez para ambos bancos en caso de ser necesario, una cifra que equivale a casi la tercera parte del PIB nacional.

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