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Ramón Arroyo, un hombre para el que rendirse nunca ha sido una opción

Era una "persona normal" que lo tenía todo hasta que le diagnosticaron esclerosis múltiple. No se trataba de una buena noticia, pero Ramón quiso desde el primer momento llevarle la contraria a los médicos y centró su vida en el deporte y concretamente en correr. Lo cuenta en el libro Rendirse no es una opción y su historia se relata también en la película 100 metros. Desde entonces, este economista ha aprendido a gestionar la incertidumbre y a decir que no.

Ramón Arroyo
Ramón Arroyo.

El mundo se mueve gracias al talento de las personas y cuando conectamos somos capaces de hacer cosas increíbles, que Telefónica visibiliza a través de una plataforma que hace realidad que todas las personas confíen en lograr lo que se propongan. Mejor Conectados es una puerta abierta al talento, un lugar donde inspirarse, encontrarse, conectar y alcanzar metas formidables.

Es el caso de Ramón Arroyo, un hombre que con sus testimonios da verdaderas lecciones de vida a pesar de que pasó de tenerlo todo a vivir con una constante sensación de incertidumbre. Y es que Ramón fue diagnosticado de esclerosis múltiple cuando tenía 32 años y desde entonces, lejos de amedrentarse, ha aprendido a gestionar esa incertidumbre y a decir que no, apartando de su vida a personas con las que su vínculo se iba perdiendo para reforzar su relación con las que siempre están ahí para lo bueno y para lo malo.

Algo "extraordinario"

Ramón Arroyo es economista y ahora tiene 50 años. Se define a sí mismo como "una persona normal" a la que un día le sucedió algo "extraordinario" que, sin embargo, no era una buena noticia, sino todo lo contrario. Fue en el año 2004 cuando le diagnosticaron esclerosis múltiple y los médicos fueron muy claros con él: le esperaba un futuro gris, tanto que los especialistas le dijeron que en un año no podría andar ni cien metros.

Pero Ramón quiso llevarles la contraria a los médicos desde el primer momento y comenzó a dedicarse al deporte. Tras completar distintas carreras populares e incluso maratones, se fijó el objetivo de realizar un Ironman, la prueba más exigente del triatlón. Lo cuenta en su libro Rendirse no es una opción. En sus páginas relata cómo recibió la noticia de su enfermedad y lo que supuso tener que cambiar su vida por completo. El diagnóstico le llevó a cambiar su estilo de vida y correr se convirtió en una apuesta vital que también fue plasmada en la película 100 metros, protagonizada por Dani Rovira. Su director, Marcel Barrena, descubrió a través de un reportaje de Informe Robinson la historia real de Ramón Arroyo y su enfermedad.

"No es fácil gestionar la incertidumbre, pero es muy liberador"

"el saber filtrar nuestras relaciones y vínculos es otro de los súperpoderes que hay que desarrollar"

Cuando Ramón Arroyo recibió la noticia de que tenía esclerosis múltiple no sabía que se trata de una enfermedad autoinmune, de carácter inflamatorio, que ataca al sistema nervioso central y que habitualmente causa por brotes impredecibles, puesto que se puede ver afectada cualquier parte del sistema nervioso. Además, la esclerosis múltiple tiene una consecuencia anímica muy destacable: la incertidumbre, para Ramón, uno de los grandes condicionantes de esa enfermedad. Para gestionarla, él considera clave la comunicación y hacer partícipe a las personas importantes en tu vida de lo que te ocurre: "No es fácil gestionar la incertidumbre, pero es muy liberador".

Los brotes que provoca la esclerosis múltiple son indeterminados, no se puede saber cuándo van a actuar ni qué consecuencias van a tener para cada persona, y de ahí esa incertidumbre a la que re refiere Ramón Arroyo, que cree que "actualmente somos demasiado políticamente correctos" y decir "no" parece casi siempre un gesto de mala educación. Sin embargo, mantiene que "el saber filtrar nuestras relaciones y vínculos es otro de los súperpoderes que hay que desarrollar".

Romper vínculos

Las relaciones y los vínculos personales van pasando por distintas etapas y es natural que haya relaciones que se vayan perdiendo, que nos vayamos distanciando de algunos seres queridos y que, por su parte, otros aparezcan en nuestras vidas. Por eso, para que las personas puedan tener empatía con lo que le ocurre, ve imprescindible comunicarlo, puesto que "lo que no se comunica, no existe" y "a veces hay que romper vínculos".

Este aficionado al deporte da la misma importancia a acabar con determinados vínculos que a incorporar gente nueva a tu vida y que te ayude. Pero sobre todo afirma que "hay que conservar y cuidar a la gente que te quiere y que está contigo en todo momento, no solo cuando las cosas van bien".

Normalidad en conexión

Actualmente, el pilar fundamental bajo el que se sustenta Ramón Arroyo es la capacidad de ser consciente de que es una persona normal con una familia normal. "La gente normal no destaca por ningún talento en particular, el verdadero talento es conocer nuestras debilidades", asegura. Para conocer esas debilidades es necesario hacer un ejercicio de autocrítica y autoanálisis que permitirá "identificar verdaderamente" a quiénes queremos tener en nuestra vida.

"Las personas con las que tienes que conectar no están muy lejos", dice Ramón. Es fácil conectar con las personas que te pueden ayudar y que quieres tener cerca, pues son las que te quieren y los profesionales". En esto Ramón Arroyo coincide plenamente con la filosofía de Mejor Conectados, cuyo objetivo no es otro que darle valor al poder de las conexiones humanas con la finalidad, como comenta José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, de "hacer nuestro mundo más humano conectando la vida de las personas". De hecho, a Ramón no le dijeron los médicos que algún día podría correr un Iroman, pero él se empeñó y su entrega le permitió ir progresando desde las distancias cortas a los maratones, hasta poder planearse acometer una prueba enormemente exigente también para los más preparados.

L. M. G.

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