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Rousseff coloca al frente de Petrobras al jefe
del Banco de Brasil

Aldemir Bendine, que ha dirigido el banco estatal desde el 2009, mantiene estrechos vínculos con el Partido de los Trabajadores. 

El nuevo presidente ejecutivo de la petrolera estatal brasileña Petrobras, Aldemir Bendine, hasta ahora presidente del Banco de Brasil. REUTERS/Nacho Doce
Trabajadores de Petrobras con una pancarta delante de la sede de la empresa pública brasileña, en Sao Paulo. REUTERS/Paulo Whitaker
La sede de Petrobras en Rio de Jaineiro. REUTERS

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SAO PAULO.- El consejo de administración de la petrolera estatal brasileña Petrobras eligió el viernes como nuevo presidente ejecutivo a Aldemir Bendine, quien hasta ahora dirigía el Banco do Brasil (controlado en un 70% por el estado brasileño). Bendine asume el principal cargo en la petrolera en medio de un enorme escándalo por corrupción que ha involucrado a la empresa, a ex ejecutivos, a contratistas y políticos.

Petrobras anunció además que el director de finanzas del estatal Banco do Brasil, Ivan Monteiro, ocupará un cargo similar en la petrolera.

La presidenta brasileña ha elegido Bendine, que ha dirigido el banco estatal desde el 2009 y mantiene estrechos vínculos con el gobernante Partido de los Trabajadores de la presidenta Dilma Rousseff, para reemplazar a Maria das Gracas Foster, quien renunció el miércoles junto con otros cinco directivos de la compañía petrolera. Las especulaciones sobre el reemplazo de Foster habían crecido desde noviembre cuando más de tres docenas de personas, incluyendo a ex ejecutivos de Petrobras, fueron detenidos por el escándalo de corrupción.

El escándalo ha provocado que las acciones de Petrobras caigan un 60% desde septiembre y ha detonado una crisis política para la presidenta Dilma Rousseff. Bendine enfrenta una dura tarea. Debe restaurar la confianza en la empresa socavada por la fijación de precios, acusaciones de soborno y favores políticos, y mejorar el acceso a los mercados de capitales que se ha visto afectado por el escándalo.

Además, el Gobierno de Rousseff, principal accionista de Petrobras, presionará para que se mantenga los más de 200.000 millones de dólares de inversión en cinco años para impulsar la debilitada economía del país.

El primer trabajo de la nueva cúpula de la petrolera será contabilizar las pérdidas relacionadas con el escándalo y publicar los resultados del cuarto trimestre auditados a fines de abril, tal como lo requiere la ley brasileña y los contratos con inversores internacionales.

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