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Subida de la luz La desmesurada subida de la luz comienza a hacer inviables los pequeños negocios en pueblos y ciudades

Los costes energéticos se comen los escuálidos márgenes con los que operan bares, talleres y panaderías, llevan a trabajar a pérdidas a ramas del sector primario como los productores de leche y encarecen hasta niveles desconocidos el acceso al agua, especialmente en el arco mediterráneo por su dependencia de la desalación

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El uso de hornos eléctricos es habitual en pequeños negocios como las panaderías. — Ehrecke / Pixabay

zaragoza, Actualizado:

El desmesurado encarecimiento del precio de la electricidad ha añadido más presión a miles de pequeños negocios de autónomos y pymes cuya viabilidad ya llevaba año y medio comprometida tras los cierres de la primavera de 2020 y la lentitud de la posterior recuperación, que han provocado una intensa caída de sus facturaciones a la que, ahora, se añade un aumento de los costes que en muchos casos amenaza con comerse los escuálidos márgenes con los que subsisten.

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Ocurre en los núcleos urbanos, en los que pequeños negocios como bares, panaderías y talleres, entre otros, tienen el suministro energético como uno de sus principales ‘inputs’ productivos, y también en el campo, donde los costes se han disparado para sectores como el del vacuno de leche o la cría de pollos, y donde el acceso al agua requiere para los agricultores un esfuerzo económico desconocido, especialmente en el arco mediterráneo por su dependencia de la desalación.

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"El recibo de la luz ha subido un 40% en relación con el mes de julio de 2019, y eso ha tenido un impacto tremendo en los pequeños negocios que tienen contratadas potencias de diez a quince kilowatios, como, entre otros, bares y restaurantes, lavanderías, talleres de reparaciones, panaderías y pastelerías y actividades de suministros industriales", explica Eduardo Abad, secretario general de UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos).

"Todos tienen una importante componente de energía y se han llevado la mayor parte del golpe con las contínuas subidas de precios (Desaladoras: Agua con garantía de la electricidad de este verano", añade.

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"Ha habido una caída exponencial de los márgenes"

Una encuesta realizada por UPTA entre un millar de autónomos sitúa en el 30% el peso que la energía ha adquirido entre los costes fijos de ese tipo de negocios, que al mismo tiempo han visto cómo sus márgenes se veían reducidos hasta en un 15%.

Así, la factura media de los establecimiento de esos perfiles, que se situaba en el entorno de los 650 euros mensuales, se acerca ya a los mil tras haber aumentado alrededor de un 40%, un encarecimiento que resulta difícil de soportar para muchos de ellos.

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"Esas cifras suponen un auténtico disparate que ha provocado una caída exponencial de los márgenes", señala Abad, que destaca "el efecto pernicioso de esta situación, ya que mientras se sufre una subida enorme en un coste del que no se puede prescindir como es el de la electricidad, al mismo tiempo en la mayoría de los sectores afectados, como la hostelería, no se puede repercutir en el precio porque eso ahuyentaría a los clientes. La situación es angustiosa".

"Por mucho que te organices, ordeñas con la tarifa punta"

El encarecimiento de la electricidad también se está dejando sentir con fuerza en el sector agrario, donde campos y granjas llevan años ‘desenganchándose’ del gasóleo para optar por una electrificación que ahora castiga de una manera importante los escuetos márgenes  con los que en muchas ocasiones trabajan.

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"Los costes de producción ya eran inasumibles y ahora se ha doblado el energético, que es muy elevado y que se come los márgenes", indica Gaspar Anabitarte, responsable del sector lácteo en la organización agraria COAG. "Es un problema más, y estamos preparando movilizaciones para denunciarlo", anota.

El sistema de tarifas sitúa en hora punta al menos uno de los dos ordeños diarios en las granjas de vacuno de leche. — Ehrecke / Pixabay

¿Y qué tiene que ver la producción de leche de vaca con el precio de la luz? Si no todo, mucho: las vacas se ordeñan con máquinas de succión eléctricas para después canalizar la leche a través de tuberías higienizadas hacia unos tanques en los que, tras un par de horas de refrigeración, su temperatura se baja de los 38 grados a los que sale del animal a los cuatro que requieren su conservación, la normativa sanitaria y la industria que la procesará.

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"El coste de la energía en el ordeño es muy alto, y hay que hacerlo dos veces al día", explica el ganadero. Eso hace que "por mucho que te organices, al menos uno de ellos cae en el periodo de punta de la nueva tarifa  eléctrica", añade.

La consecuencia práctica es que el coste de un robot de ordeño, cuya capacidad permite extraer la leche de un máximo de sesenta vacas, se ha disparado en mil euros al mes, un gasto difícilmente soportable para un ramo que ahora mismo cobra su producción con precios inferiores a los de hace tres décadas.

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"La discriminación horaria es un trastorno"

La subida del precio de la luz, cuya tendencia a mantenerse en registros históricamente altos va a mantenerse varios meses , está dejándose sentir en otros ramos agrarios como el avícola, cuyos industrializados formatos la requieren de manera permanente para asegurar la iluminación, la ventilación y la temperatura de las granjas, ya sea para refrigerarlas o para calefactarlas, y varias veces al día para distribuir el pienso y, en las explotaciones de puesta, para recoger los huevos.

"La ganadería moderna tiene mucho consumo energético, y estas subidas de la luz le van a morder bastante", señala Andrés Gongora, responsable en COAG del sector de la fruta, otro de los que, como el resto de la agricultura de regadío, está sufriendo con intensidad el desmesurado aumento de los precios de la electricidad.

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Los sistemas de tarificación que comenzaron a aplicarse tras la privatización del sector energético, a partir de los años 90, ya dispararon los costes energéticos de una agricultura progresivamente electrificada, tal y como indica este estudio de la Universidad de Zaragoza, que demostró cómo entre 2010 y 2020, por el mayor peso de la potencia en el recibo, la factura de las comunidades de Riegos de Alto Aragón se dispararon un 70% cuando los aumentos del consumo energético oscilaron entre el 5% y el 25%.

Ese cuadro se está complicando un poco más ahora, aparte de por el progresivo incremento de las temperaturas veraniegas, como consecuencia del cual las plantas requieren mayores aportaciones de agua, por la subida de los precios y el nuevo sistema de tramos horarios.

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"La discriminación horaria es un trastorno. Regar de noche es posible, pero tampoco es lo idóneo porque se trata de una tarea que necesita cierta supervisión", señala Góngora, que añade que "no tenemos posibilidad de aprovecharla porque tenemos que regar la planta cuando lo necesita". El tramo del día idóneo suele ser el del atardecer, lo que implica hacerlo en punta o en llano, pero nunca en valle.

Los sectores productivos reclaman una "tarifa eléctrica profesional"

El aumento del precio de la energía eléctrica está encareciendo hasta unos niveles des conocidos los costes del acceso al agua para los agricultores. Así, el del agua que sale de sondeos y pozos ha subido un 30%, lo que supone un aumento de los gastos superior a los 2.000 euros anuales por cada hectárea de superficie de invernadero al que todo indica que pronto se añadirá otro para el caudal desalado y el depurado del que dependen un creciente volumen de explotaciones del arco mediterráneo, y que ahora sale a 60 céntimos el metro cúbico.

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Los sistemas de riego localizado suelen basarse en el impulso de bombas eléctricas. — Feraugustodesign / Pixabay

"El 90% de los costes de la desalación, y el 70% del que genera el agua que llega a la explotación, es energético", explica Góngora, para quien "todo apunta a que la subida de la luz va a acabar repercutiendo en el precio de esa agua".

El fruticultor coincide con Anabitarte en reclamar "una tarifa eléctrica profesional" para el campo, donde el regadío paga todo el año por la potencia de unas instalaciones de bombeo que (salvo excepciones como las del forraje) no utiliza más de tres meses, y para la ganadería, en línea con lo que en su día fue el gasóleo bonificado del que esas explotaciones agrarias se han ido ‘desenganchando’ en su particular contribución a la descarbonificación de la economía.

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Abad, en un planteamiento similar, reclama al Gobierno "medidas valientes, como fijar por ley los precios máximo y mínimo del kilowatio consumido y del contratado como potencia. Se trata de un bien de primera necesidad con el que si es necesaria una intervención de precios en el mercado hay que hacerla". "Gobierno y oposición deben dejarse de historias y tomar medidas que respondan a los intereses de la ciudadanía", añade.

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