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ENTREVISTA A ALÍCIA ROMERO Alícia Romero: "La gobernabilidad de Catalunya no debería depender de la CUP, es un partido desestabilizador"

La dirigent del PSC Alícia Romero al seu despatx del Parlament durant l'entrevista amb 'Públic'.
La dirigente del PSC Alícia Romero en su despacho del Parlament duranet la entrevista con 'Públic'. PSC

La portavoz en el Parlament del PSC, Alícia Romero, destaca en la entrevista la predisposición de la formación para llegar a acuerdos con el Govern, asegura que han ganado influencia en el PSOE, reclama a Aragonès que convoque la mesa de partidos catalanes para abordar el conflicto y rechaza un referéndum de autodeterminación como solución.

Portavoz en el Parlament del PSC, donde ejerce de diputada desde el 2012, Alícia Romero aparece como una de las dirigentes claves de la nueva etapa del partido, que el próximo mes oficializará en un congreso extraordinario el relevo de Miquel Iceta por Salvador Illa en la primera secretaría. Bregada en la política municipal -fue concejal de su ciudad, Mataró, durante más de una década-, abordamos con ella los principales retos de la formación, que en el próximo ciclo electoral pretende recuperar la alcaldía en ciudades como Barcelona o Tarragona y, sobre todo, gobernar de nuevo la Generalitat. Las relaciones con el Ejecutivo de Pere Aragonès, los vínculos con el PSOE, la ampliación del aeropuerto del Prat y, obviamente, la mesa de diálogo y el conflicto político son otras de las cuestiones sobre las que se posiciona durante la entrevista.

En diciembre el PSC celebra un congreso que certificará a Salvador Illa como primer secretario. ¿Cómo se diferenciará el PSC de Illa del de Miquel Iceta?

No habrá una diferencia demasiado significativa y lo que hará Salvador [Illa] será continuar el legado que nos ha dejado Miquel Iceta, que ha vivido una etapa larga, de siete años, difícil para el partido. Lo cogió en un momento muy complicado, en el que había una ruptura en la sociedad y también en el propio PSC, pero creo que ha hecho un muy buen trabajo de consolidar el partido, de solidificar nuestros valores y de hacerlo crecer. Tanto es así que somos el primer partido de Catalunya y ganamos las elecciones autonómicas. Esto es un legado fantástico que nos deja y Salvador [Illa] continuará este trabajo, ampliando la base e intentando hacer el partido lo más grande posible. Por lo que respecta al aspecto ideológico estoy convencida de que la línea seguirá siendo la misma.

Es la portavoz parlamentaria del partido y, seguro, será una de las dirigentes claves en la nueva etapa. ¿Cuáles son los principales retos del PSC?

Lo que sabemos seguro es que Salvador Illa será el primer secretario, porque ha sido el único candidato, y ahora está hablando con gente para configurar su equipo. Es verdad que soy la portavoz del PSC en el Parlament, lo que no quiere decir que acabe teniendo un papel predominante en el partido, no sé qué papel jugaré. Es un congreso extraordinario en el que sólo se escogerá un nuevo equipo y no habrá ponencias programáticas. Los retos que tiene el partido son consolidarnos como primera fuerza en Catalunya; mostrarnos como alternativa a un gobierno independentista que lleva demasiados años gobernando, dejando perder demasiadas oportunidades; y crecer lo máximo posible para ser cada vez mayores y más fuertes.

Uno de los retos es gobernar en Catalunya y para poder hacerlo habría que articular unas alianzas que ahora mismo el PSC no tiene. ¿Con quién las harían?

Salvador [Illa] quiso crear un gobierno alternativo que un poco muestre la cara más crítica con el Govern, pero que también plantee propuestas y tenga una visión más constructiva. En este sentido, nosotros extendemos la mano a todos los grupos, hablamos con todo el mundo y creemos que es muy importante que el diálogo sea la vía que permita generar acuerdos. Tenemos una buena relación con todos los grupos parlamentarios. Salvador es una persona muy dialogante, muy empática y eso se nota. ¿A qué acuerdos se llegará después de unas elecciones? Ya veremos, esto es muy complicado decirlo ahora, pero es verdad que en el Parlament hemos pactado cosas con Junts, con ERC, con los Comuns... Es verdad que el Govern tiene una mayoría independentista, pero no siempre esta mayoría va a la una y aquí juegan diferentes aritméticas en las que a veces el PSC entra.

Estamos trabajando en el Parlament para romper los bloques. ERC optó por el eje nacional y nosotros decimos que no es el único eje y cada vez se ve más en la política y en la sociedad catalanas. Hay muchas divergencias en el mundo independentista, no todo el mundo ve igual cuál es la hoja de ruta para Catalunya, y también hay muchas diferencias en el bloque no independentista. La pluralidad en la sociedad catalana es muy grande y esto debería verse en unas nuevas configuraciones de mayorías. Ojalá podamos ser el partido más votado con 40 o 45 diputados y sea más fácil generar estos acuerdos.

En lo que llevamos de legislatura catalana estamos viendo un PSC que, pese a ser crítico con el Govern, manifiesta la voluntad de llegar a acuerdos en temas como la ampliación del aeropuerto, la candidatura para los Juegos de Invierno del 2030 o los presupuestos de la Generalitat. ¿Ha mejorado la relación con el Govern desde que lo preside Pere Aragonès?

Lo que diría es que los socialistas venimos a las instituciones a transformarlas y a mejorar el día a día de los ciudadanos y, por lo tanto, nuestra predisposición es por ese objetivo, no por ayudar al Govern. Catalunya ha perdido muchas oportunidades en los últimos años y no queremos perder más y si hay unos Juegos de Invierno debemos apostar por ellos, porque significarán inversiones en un territorio muy despoblado. Estamos a favor de que ocurran cosas, sean los Juegos de Invierno, la ampliación del aeropuerto u otras. No es tanto que haya cambiado la relación del PSC con el Govern, sino que el PSC de algún modo se pone a disposición del Govern para que Catalunya no pierda oportunidades. Y es lo que hemos hecho con los presupuestos, no puede ser que no tengamos unos para el 2022. No creo que haya cambiado demasiado la relación con el Govern, aunque es cierto que Pere Aragonès tiene un talante mucho más dialogante que Quim Torra.

talante mucho más dialogante que Quim Torra.
¿Cuáles deberían ser las prioridades de los presupuestos de la Generalitat?

Es obvio que debe invertirse mucho en salud, debemos fortalecer nuestro sistema público de salud. En educación, Catalunya es una de las zonas con mayor segregación y una de las regiones de Europa con mayor abandono escolar. Tenemos muchas dificultades con el conocimiento de una tercera lengua o con hacer políticas por la escuela inclusiva. Y después tenemos toda una pata de reactivación económica: no tenemos un plan nacional de industria, dedicamos 50 millones a la industria, cuando en 2010 le dedicábamos 165.

Hemos reducido a un tercio la inversión cuando estamos en un momento de transformación para la economía que debe pasar claramente por la industria, que es un sector que genera empleo estable, que invierte, que innova... y con la pandemia nos hemos dado cuenta de que no producir cerca genera problemas de abastecimiento. Debemos apostar por el conocimiento y la investigación.

Creo que los fondos europeos nos empujan a transformar la economía para hacerla más resiliente desde el punto de vista de sostenibilidad y digitalización.

Pese a la predisposición que muestran para apoyar las cuentas, el conseller Giró no se ha reunido con ustedes para hablar de ello.

No, nos hemos puesto a disposición y es evidente nuestra oferta, pero el Govern no se ha puesto en contacto con nosotros. El Govern dice que el día 9 aprobará los presupuestos, aunque no estén acordados con nadie y ya veremos qué ocurre durante la tramitación parlamentaria.

¿Entiende que no se haya reunido con ustedes para hablar de ellos? Lo digo porque seguramente la letra de las cuentas está más cerca del modelo de país del PSC que del de la CUP, con quien el Govern quiere aprobarlas.

La mayoría de investidura es con la CUP y tiene todo el sentido que los aprueben con la CUP, pero negociar con ella tiene sus rémoras, sus dificultades. La CUP no es fácil y pone unas líneas rojas que quizás no son cómodas para ninguno de los dos socios de gobierno. A nosotros nos parece que la gobernabilidad de Catalunya no debería depender de la CUP, es un partido desestabilizador, muy radical, que en muchos casos destruye más que construye, es más de la política del 'no' que de la del 'sí'. El Govern ha decidido pivotar la gobernabilidad con ellos y creemos que es un error, pero aquí tiene nuestra predisposición. Veremos qué ocurre, aunque es bastante inaudito que vayamos a la presentación de los presupuestos y al inicio de la tramitación en el Parlament sin saber quién los aprobará. Quiero recordar que en el 2016 ya ocurrió esto y no se aprobaron los presupuestos. Me parece algo arriesgado, pero en todo caso no depende de nosotros.

Ahora mismo PSC y ERC son los dos partidos centrales de la política catalana, ya que fueron los más votados en el Parlament, en el Congreso y en las municipales. No sé si puede decirse que tienen una relación a la vez de competencia y de cooperación. ¿A medio plazo se imagina un gobierno conjunto entre las dos formaciones?

Esto es ir demasiado lejos. Al final ERC es un adversario político, pero también es verdad que la relación que tiene con el PSOE en el Congreso es distinta de la que tiene con el PSC aquí. Allí ERC prioriza un gobierno de izquierdas a otro tipo de gobierno, porque cree que será mejor, y en cambio aquí prioriza el eje nacional y pacta con Junts, que es un partido de derechas. La actitud de ERC cambia aquí y allí, separa mucho las carpetas y nosotros también y aquí tenemos una relación con ERC que no tiene porqué ser la misma que tiene el PSOE en Madrid. Esto no significa que no tengamos una buena relación, pero es obvio que queremos ganar las elecciones y gobernar.

En el último debate de política general, se aprobó una moción con los votos del PSC y Junts para pedir al Govern que exija al Estado que mantenga la inversión en el aeropuerto de El Prat.  Ahora que estamos en plena cumbre del clima, ¿apostar por la ampliación de un aeropuerto no parece un modelo antiguo, inviable con las necesidades ambientales?

Lo que es evidente es que seguramente no hemos realizado el debate sosegado y tranquilo que necesitaba la ampliación del aeropuerto. No hay información suficiente y no hemos sido capaces de transmitir bien la importancia de esta ampliación. Esta dicotomía medio ambiente – economía no me parece acertada. Lo que nos dicen las cifras es que el transporte que más contamina es el de carretera, no el aeroportuario. Y no dejaremos de hacer carreteras porque contaminen los coches, lo que debemos hacer es que los coches contaminen menos. Y las distintas compañías ya están trabajando para que los aviones contaminen menos y buscar otros combustibles que no sean fósiles. Lo que deberíamos decidir es porque necesitamos ampliar el aeropuerto: porque necesitamos más conexiones intercontinentales, para atraer talento, inversiones... De eso deberíamos hablar. Cuando se habla de ampliar un aeropuerto es para realizar conexiones punto a punto de un continente a otro y eso tiene que ver con la competitividad. Lo que decíamos es que estaría bien una ampliación del aeropuerto respetando el medio ambiente, en este caso [el paraje natural de] la Ricarda.

Más allá de estos partidos, la ampliación del aeropuerto tiene sobre todo el apoyo de las principales organizaciones económicas de Cataluña. ¿Ahora mismo el PSC es el partido mejor conectado con el establishment económico?

No sé qué conexión tienen los demás, pero también en una de las encuestas [de GAD3 para La Vanguardia] se decía que el 66% de los ciudadanos están a favor de la ampliación del aeropuerto, no es sólo el establishment. Hemos pasado unos años muy duros en Catalunya, en los que la inestabilidad ha sido el elemento transversal y común de una serie de partidos que de un modo u otro la han generado y eso a la economía no le va bien. La economía necesita estabilidad política y seguridad jurídica y en este sentido el PSC ha sido muy claro: queremos estabilidad política y respeto a la ley. Y es verdad que los sectores económicos probablemente se han sentido más cómodos con ese tipo de actitud. Siempre hemos tenido buena relación con estas patronales, pero seguramente se ha hecho ahora más evidente porque hemos defendido cosas similares. Esto no quiere decir que compartamos muchas de las políticas que defienden las patronales, podemos convergir en que es necesaria estabilidad política y seguridad jurídica.

A principios del próximo año volverá a reunirse la mesa de diálogo. Ya sé que no quieren ponerle plazos, pero imagino que pronto habrá que alcanzar algunos acuerdos palpables, aunque sea para mantenerla viva.

Siempre hemos defendido la mesa de diálogo y la defenderemos, porque el diálogo es la única manera de alcanzar acuerdos, pero no podemos ponerle plazos porque si nos presionamos demasiado no los conseguiremos. Este tipo de mesas necesitan establecer confianzas y complicidades y esto pide tiempo y ponerle plazos no es lo más adecuado. Estamos satisfechos de que se haya constituido y que se haya reunido aquí, en Barcelona, y ahora lo que quisiéramos es que todo el mundo se sentara en la mesa. El Govern de la Generalitat va cojo en este sentido, y también pedimos al presidente Aragonès que convoque la mesa de partidos catalanes, porque ahora el Govern sólo representa a una parte de los catalanes. Y en esta mesa todos podríamos opinar y llegar a los mínimos acuerdos que generen consenso entre los partidos y la sociedad catalanes y que se vaya a defender esto. Mientras no la convoque su posición es de parte y lo está demostrando con sus demandas.

El president Aragonès no ha mostrado interés en convocar esta mesa de partidos catalana.

En el 2018 se votó y el president Torra la convocó un par de veces, pero ahora volvió a ponerse sobre la mesa esa posibilidad y tanto ERC como Junts votaron en contra. No entendemos ese cambio de posición, pero también creemos que esto acabará cayendo por su propio peso y que esta mesa se acabará creando, porque es imprescindible que los catalanes dialoguemos entre nosotros. Sobre todo cuando ves que incluso en el bloque independentista no hay acuerdo en muchos temas. Sentémonos e intentemos buscar aquellos elementos comunes en Catalunya y eso es lo que nos hará más fuertes.

¿Estos elementos comunes por donde pasan, por una mejor financiación y un blindaje del autogobierno?

Nosotros sabemos los nuestros y nos gustaría sentarnos y hablar con los demás, pero hablamos de financiación, competencias, reconocimiento de la lengua y la cultura. Pero tampoco los ponemos como condición para nada, queremos sentarnos y ver qué opinan los demás, pero mientras no nos reunimos el diálogo está cojo, porque el Govern no hace de Govern de todos, sino de una parte, y defiende los intereses de esta parte. La autodeterminación no es un elemento que genere consenso en la sociedad catalana.

Más del 60% de la sociedad catalana dice en las encuestas que está a favor de la celebración de un referéndum de autodeterminación. ¿Esto no sería consenso?

La última encuesta también decía que sólo el 36% estaría a favor de la independencia y que sólo el 9% la vería posible. ¿Pero hacer un referéndum sobre qué? Vale, puedes votar que no a la independencia, pero también podríamos votar un acuerdo. Siempre hemos dicho que votar una ruptura no nos parece una solución, entre otras cosas porque ¿qué pasa al día siguiente de la votación? Gane quien gane lo haría de una manera ajustada y al día siguiente ¿qué hacemos? La mitad de Catalunya no puede imponer una solución a otra, ni los del no ni los del sí. Y lo que decimos es trabajemos para conformar un acuerdo de mínimos que voten los catalanes y como mínimo votamos para construir, no para romper. El problema no es ser independentista, que es legítimo, sino que cuando pones una votación de sí o no cómo lo gestionas cuando no tendrás el 80% de apoyo, y es obvio que no lo tendrás.

Hace unos días, Miquel Iceta defendía en una entrevista una reforma constitucional para que España sea un estado federal, pero reconocía que en estos momentos no hay una mayoría para hacerla posible. ¿Este es el horizonte del PSC?

Sí, lo hemos escrito muchas veces y tenemos documentos que lo dicen.

¿Es el horizonte del PSC y no tanto del PSOE?

No, no, mira si es un horizonte del PSOE que ha creado una secretaría para la reforma federal que ocupa Félix Bolaños, ministro de la Presidencia. El problema es que necesitas mayorías muy calificadas para hacer una reforma de la Constitución, al igual que aquí las necesitas para hacer la independencia y no las tienes. ¿Existen en estos momentos? No, pero tampoco nos quedaremos quietos. Lo que haremos es seguir tejiendo confianzas y alianzas con los partidos que ahora no quieren para ver si podemos llegar a unos mínimos que nos permitan, tal vez, reformarla en unos años. Pero para el PSOE no va a quedar, el compromiso existe. Después de 40 años de democracia la Constitución ha dado muchas cosas buenas, pero también es verdad que deben actualizarse otras. Y aquí existe un camino, no sólo para el encaje de las comunidades más históricas, sino también por otros temas como podría ser la vivienda.

Justamente el PSOE celebró su congreso hace algunas semanas y ahora mismo el PSC tiene cuatro miembros en la ejecutiva, aparte de dos ministros en el Gobierno. Más allá de la cuestión numérica, ¿cuál es la influencia real del PSC en el PSOE, porque puede tenerse la sensación de que las posiciones están mucho más alineadas que hace unos años y se puede interpretar como una sumisión?

No, lo que creo es que existe una alineación muy clara entre el PSC y el PSOE. Pedro Sánchez siempre ha tenido una sensibilidad muy clara con la situación en Catalunya, ha entendido el conflicto y ha querido venir mucho para intentar ponerle una solución. Siempre se ha sentido muy querido aquí y es verdad que ganó las primarias [del PSOE] con un 92% de los votos aquí. Tiene una relación especial con Catalunya y nosotros la tenemos con él y ha habido mucha sintonía con ese elemento más político de entender el conflicto, que no lo entendía Rajoy ni el PP. Salvador Illa ha tenido también siempre mucha sintonía con él y su equipo y eso también hace que la influencia del PSC en el PSOE haya ido creciendo. No sólo tenemos a los ministros, tenemos a secretarios generales y a secretarios de Estado, un sottogoverno importante y eso tiene que ver con esa influencia que hemos ido ganando. No hace tanto del no a Rajoy del PSC, con las tensiones que esto supuso, pero siempre hemos sido muy honestos y creo que la influencia ha crecido.

¿Esta influencia se notará en la ley estatal del audiovisual para garantizar que el catalán tenga una cuota importante?

Sí, sí. Siempre hemos defendido el catalán y defendemos que en la ley del audiovisual debe haber un papel claro de las lenguas cooficiales en las plataformas y ahora en lo que se está trabajando es cómo se mide. Ayer [miércoles para el lector] Salvador Illa sacó un tema que es importante y es que cuando exigimos a los demás, nosotros debemos ser ejemplares y en este tema no lo estamos siendo, porque no cumplimos con la ley [catalana] del cine, que habla del 25% de cine en catalán y estamos en el 3%, y los recursos de la CCMA [Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuales, el ente público del que dependen TV3 y Catalunya Ràdio] para la producción en catalán han descendido de 100 a 44 millones en diez años. ¿Qué estamos haciendo desde Catalunya para preservar el catalán en el mundo audiovisual? En este tema el presidente Aragonès dejó claro que exigir sí, pero autoexigirse no tanto. Evidentemente los temas que pasan por Catalunya, pasan por el PSC.

Hemos pasado el ecuador de los mandatos municipales. ¿Cuáles son los principales objetivos para las elecciones locales de 2023? ¿Recuperar grandes ciudades donde el PSC ha gobernado muchos años, como Barcelona, Tarragona, Terrassa o Lleida?

Uno de los objetivos es mantener las alcaldías que tenemos, como Sabadell, Mataró o Granollers, y otro es presentar el máximo de listas posibles, más que las del 2019. Creo que esto será muy posible, porque el ciclo electoral está cambiando y tenemos al presidente Sánchez en el Gobierno y ganamos las elecciones autonómicas. Todo esto nos lleva a una tendencia al cambio, con la expectativa de ganar algunas alcaldías muy significativas como podrían ser Barcelona, Tarragona, Lleida y Girona. El objetivo son las capitales de provincia, especialmente Barcelona, porque es la capital de Catalunya.

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