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La psiquiatra Rosa Molina: "No hay nada más adictivo que alguien te diga lo guapo que sales en una foto"

Rosa Molina, divulgadora en redes sociales y psiquiatra en Hospital Clinico San Carlos.
Rosa Molina, divulgadora en redes sociales y psiquiatra en Hospital Clinico San Carlos. Cedida por Rosa Molina.

La doctora Rosa Molina es psiquiatra en el Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid y divulgadora en redes sociales, donde intenta transmitir información básica sobre las enfermedades mentales.

Molina es autora del libro Una mente con mucho cuerpo (Ed. Paidós) y atiende a Público después de haber participado en el XIX Seminario Lundbeck "Covid-19 & Depresión, la tormenta perfecta" organizado en Sitges. Ha descubierto en Instagram un espacio en el que difundir mensajes para naturalizar las enfermedades mentales.

¿Le ha costado encontrar un valor positivo en las redes sociales?

Sí, ha costado, porque yo misma era consciente del peligro que tienen. Llega un punto ciertos días en que no sabes cuántas veces has desbloqueado el móvil. Y si esto soy yo, que soy de otra generación y muy cuadriculada... Si yo soy capaz de perder aquí una hora y media, las nuevas generaciones no sé cómo lo gestionarán.

¿Y tras adaptarse a ellas, le han aportado algo a su trabajo como psiquiatra?

Muchísimo. He aprendido mucho de preguntas que te hace la gente y las cuestiones que se plantean. En consulta ves al paciente siempre algo más grave o llegan ya muy mal, por entendernos. Entonces muchas veces ya se trata de profundizar y acudir a cuestiones más técnicas. Pero en la población general, que son cosas más leves, me dan una visión de cómo podemos ayudar en la predicción. Además, te da un espectro muy amplio y te amplifica pequeños detalles. Me ha hecho más sensible a ciertos aspectos y a cuidar cada palabra.

Dice que, por ejemplo en Instagram, es fácil encontrar miles de comentarios de gente sin formación sobre cuestiones como la depresión. 

Es un peligro, sí. Hay muchísima gente que lo banaliza y critica a la profesión. Se hace mucho daño. Presentan los fármacos como si fueran drogas... Hice un post en el que explicaba cómo es un fármaco, explicando que no tienen potencial adictivo. El mensaje final era que los fármacos sirven para tratar los trastornos mentales que originan las drogas. Y esos mensajes calan un montón.

Y luego hay una parte de banalizar las enfermedades mentales. Eso de decir que estás deprimido... pero es cierto que hasta los propios profesionales lo banalizamos. Ese uso del lenguaje es importante ir cambiándolo.

También compara las redes con las máquinas tragaperras. 

Cuando entras en las redes sociales no sabes qué vas a encontrar. Puede que te encuentres un mensaje, un Me Gusta o nada. Y eso es lo que ocurre con las tragaperras. Un día te toca dinero y otro día no. Eso se llama refuerzo intermitente y tiene un potencial adictivo. Liberamos mucha más dopamina y engancha más, porque si siempre supiéramos lo que nos vamos a encontrar y nos acostumbraríamos. Y esto lo saben los creadores. Todo lo relacionado con comentarios que apelan a nuestras emociones es muy adictivo. Por ejemplo, no hay nada más adictivo que alguien te diga lo guapo que sales en una foto. 

Es natural que las personas busquen en Internet casos como los suyos para saber si lo que les pasa es normal. ¿Pero es sano hacerlo?

Tiene una parte muy necesaria. Ese es el fundamento y el éxito de la terapia grupal. Se basan en eso, necesitamos oír historias de otras personas y sentirnos identificados. Es importante universalizar las emociones. Cuando estamos solos con nosotros mismos nos agobiamos, y cuando compartimos la información sentimos alivio instantáneo. Es sano que lo hagamos.

¿La información que genera en redes sociales puede quedarse corta y ser un simple aperitivo sobre las cuestiones realmente importantes?

Es que no todos tenemos tiempo para informarnos. Si tienes un amigo o familiar que se ha intentado suicidar y te preguntas qué le puedes decir, la mayoría de la gente no se va a leer libros sobre ello. Y si pones un post con ocho viñetas tipo "qué decir y qué no decir a alguien que tiene depresión", creo que ayudamos mucho. Realmente no necesitas leerte un libro y en ocasiones puede ayudar saber cuatro claves para no decirle a esa persona "venga, anímate".

Y con eso lanzamos mensajes muy potentes sin necesidad de profundizar. Las redes pueden servir para saber que hay que pedir ayuda, facilitar teléfonos... Eso no lo puedes hacer con libros de divulgación.

La divulgación en redes sociales también puede ser importante para que, como paciente, descubras que a lo mejor estás pasando algo así. 

Claro. Es normal no haberte parado a pensar y tener molestias físicas, por ejemplo, es lo más habitual. Y gracias a las redes puedes descubrir que esos dolores son una señal de otra cosa. Son cosas que no te habías planteado. Utilizar así las redes cubre una parte a la que no llegan los libros.

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