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Miles de inmigrantes esperan en Marruecos una oportunidad para llegar hasta Europa

Procedentes del sur del Sáhara, optan por intentarlo desde Melilla y Ceuta ante los crecientes controles en las costas

JUAN JOSÉ TÉLLEZ

Alrededor de 15.000 personas procedentes de diferentes países africanos deambulan por las grandes ciudades marroquíes sobreviviendo bajo una enorme precariedad y con la esperanza puesta en cruzar hacia una Europa en crisis.

Las autoridades españolas aseguran que al menos un millar aguardarían en las proximidades de Ceuta y Melilla para dar el salto. Las ONG, en cambio, no piensan así y creen que se trata de inmigrantes de ida y vuelta a través de un país que oficialmente les discrimina y reprime aunque muchos de sus habitantes dejan atrás el racismo y la xenofobia, para apoyarles en la medida de sus posibilidades y más allá de sus propios guetos.

Al pie de la gran mezquita de Tánger, una mujer nigeriana recorre los semáforos de la avenida con su hijo en un hatillo a su espalda, vendiendo baratijas. Es una más de entre los quince mil inmigrantes procedentes de países situados al sur del Sáhara y que se encuentran ahora en territorio marroquí. Habitan en situación precaria en grandes ciudades como ésta, pero también residen en otras como Rabat o Casablanca. De allí procedían los hombres que saltaron la valla de Melilla en repetidas ocasiones durante esta semana: 'La gente está muy desesperada. El control de las lanchas ha sido absoluto por parte de la policía marroquí', afirma la cooperante española Helena Maleno, que desde hace años viene siguiendo desde Tánger la situación de ese colectivo llegado de numerosos lugares del continente bajo el señuelo de cruzar a Europa en cuanto sea posible.

'La gente más desesperada está subiendo desde ciudades del sur -describe Helena Maleno-. En torno a Melilla, en el momento del salto, no había mucha gente, porque ha habido muchos controles desde Oujda y desde Tánger. Suben desde Rabat y Casablanca, incluso, para intentarlo. También se ha ido gente que estaba en Tánger para allá. Se abre una ruta de llegada a Europa, corre la voz y se disparan hacia la frontera. La gente se mueve, va y viene. En Ceuta, hay también algunos, pero ahora son muy poquitos. Intentan cruzar con las toys, como se les llama a las pequeñas barcas que ellos mismos compran'.

En su mayoría, proceden de países francófonos y entre ellos abundan los que llegaron desde Senegal, Congo, Malí, Camerún o Nigeria: 'Se está hablando de que vienen de Chad y de Sudán, pero en la mayoría de los casos no es cierto. Declaran que tienen esa nacionalidad porque resulta más complicado repatriarles', afirma un policía que prefiere no identificarse.

España y Marruecos pusieron en marcha una comisaría conjunta para blindar el EstrechoLa entrada en funcionamiento durante la pasada primavera de la comisaría conjunta hispano-marroquí, con sedes en Algeciras y en Tánger, ha arrojado como resultado un blindaje añadido del Estrecho, un despliegue humano cuyos datos exactos no han sido dados a conocer pero que complementa el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) que desde comienzos de siglo ha reducido hasta la anécdota el cruce de las embarcaciones fueraborda cargados de sueños no siempre probables. El punto álgido de esa colaboración fue la expulsión a Marruecos de los inmigrantes de distintos países africanos que hace poco más de un mes intentaron buscar abrigo en el islote español de Tierra. Su destino fue la expulsión hacia la frontera argelina de Oujda, lo que suscitó las protestas de numerosas organizaciones por los derechos humanos.

Tampoco el relator de Naciones Unidas contra la Tortura, Juan Méndez, ha ahorrado calificativos en su último informe sobre el trato recibido por estos inmigrantes a manos de los agentes marroquíes. En junio, el periódico independiente Assabah aseguraba que las autoridades marroquíes justificaban la represión constante de este colectivo acusándolos de haber cometido 'crímenes de guerra'. 'Algo ha ocurrido en estos días -insiste Maleno-. Hasta ahora, el control marroquí ha sido total, pero de repente ha dejado de serlo. Si no hubieran querido, esas personas no habrían podido saltar la valla de Melilla'.

Abdelmalik El Barkani, delegado del Gobierno en la ciudad autónoma, entiende que los saltos que se han vivido durante esta semana, obedece a la organización de las mafias que les llevan hasta allí: 'Les informan sobre como cruzar y qué deben hacer. Les dicen que si pisan tierra española ya no podremos devolverles a Marruecos, que ingresarán en el Centro de Internamiento y ya podrán pasar a Europa. Pero se equivocan. Muchos de ellos son repatriados cuando llegan a la Península. Juegan con el desconocimiento y la manipulación de los propios integrantes de las mafias. Es cierto que en cuanto toque suelo de Melilla les amparan las leyes de un estado de derecho, pero lo que nadie les dice es que el primer objetivo de la Ley de Extranjería es su repatriación porque han entrado violentando una frontera'.

'En los saltos, influye un cúmulo de circunstancias empezando por esa acción las mafias. Yo creo que no se debe acabar con la inmigración. Bien regulada, es buena para el mundo entero, pero ellos vienen engañados. Uno de los puntos a los que hay que dedicar mucho esfuerzo es al de acabar con las mafias. Se les promete un mundo mejor y se encuentran con muchísimos problemas'.

En Melilla, José Palazón, portavoz de la asociación Prodeín, ha denunciado con frecuencia que esto no siempre es así y que en algunas ocasiones los inmigrantes han sido devueltos directamente a Marruecos por parte de los guardias civiles españoles que procedieron a su detención. Helena Maleno tampoco está de acuerdo en que existan organizaciones mafiosas a esas alturas del recorrido que los inmigrantes inician en países como Senegal, Malí o Camerún y que, a riesgo de sus vidas, recorre medio continente hasta alcanzar finalmente Marruecos como última etapa en su itinerario hacia Europa.

'La gente no está pagando dinero por saltar la valla. A lo peor, hay algún mafioso que paga a los gendarmes marroquíes para hacer la vista gorda. Con un billete de 50 euros puede valer. Si tú estás en Rabat o en Casablanca, lo único que tienes que hacer es pagarte el transporte hasta Nador y esperar la oportunidad de un salto', sigue apuntando la activista, portavoz de la ONG 'Caminando Problemas'.

Al delegado del Gobierno en Melilla no le gustan las ONGs, y lo ha dejado ver en sus insinuaciones de que alguna asociación española facilita desde dentro de la ciudad autónoma el paso de los clandestinos. Por ello, el secretario general del PSOE melillense, Gregorio Escobar, le ha reclamado que 'no se dedique a desviar la atención y a hacer acusaciones contra ONG, sin ningún tipo de prueba'.

'Lo que no admitimos es una política del avestruz, hasta hace unas semanas todo pasaba por la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre España y Marruecos y ahora se intenta desviar la atención hacia un presunto enemigo interior que coordina la entrada de inmigrantes', lamenta Escobar.

El Barkani sospecha que hay alrededor de un millar de inmigrantes esperando a dar el salto en las cercanías de Melilla y los socialistas reclaman un contacto permanente con las autoridades del país vecino 'que prevenga la existencia de bolsas de inmigrantes en el entorno cercano de Melilla y permitan una acción coordinada con las fuerzas de Marruecos que eviten la entrada de inmigrantes'. Varias compañías de la Guardia Civil han reforzado de momento el control del perímetro fronterizo melillense: 'El Gobierno intenta preservar la integridad de las fronteras. Esta ciudad está acostumbrada a que este problema sea endémico', afirma El Barkani.

'Esta ciudad está acostumbrada a que este problema sea endémico', dice El Barkani Sin embargo, aunque los mediadores y pasadores abundan en la ruta que lleva desde Africa hasta Marruecos, la inmigración subsahariana se dispersa al llegar allí. Durante los últimos años, según pudo saber este periódico a través de diversos analistas, el crimen organizado se centra en Marruecos en actividades principalmente relacionadas con el contrabando y el narcotráfico, un negocio próspero a partir de que este país haya ido ganando posiciones como plataforma de los carteles americanos en su penetración europea. Ahora, incluso en la inmigración clandestina por vía marítima, abundan las pequeñas embarcaciones -les llaman 'toys'--, que son adquiridas por sus propios pasajeros a un coste mucho menor del que tendrían que abonar a los antiguos pasadores. Los riesgos, claro está, se multiplican.

Claro que tampoco sale gratis total saltar las vallas. Alrededor de veinte personas han muerto en el intento desde 2005 hasta ahora. Las investigaciones oficiales nunca llegaron a clarificar dichas defunciones, como tampoco se sabe nada de las circunstancias que rodearon a la muerte de un soldado marroquí durante los penúltimos saltos a Melilla a mediados de junio. A partir de entonces, las autoridades del país vecino practicaron redadas masivas en los alrededores, desmantelando los campamentos precarios que orillaban junto al monte Gurugú.

En la editorial francesa Lignes, acaba de publicarse el libro Dem ak xabaar, que en wolof podría traducirse como Andar y contar, y que en francés resulta Partir et raconter. En poco más de trescientas páginas, el escritor militante Bruno Le Dantec recoge el testimonio de Mahmoud Traoré, un senegalés de Casamance que a lo largo de tres años recorrió todo el continente africano para saltar la valla de Ceuta en 2005.

Un libro narra la travesía de tres años de un senegalés hasta la valla de Ceuta en 2005  Desde entonces, vive en Sevilla, donde conoció a Bruno, quien ahora refiere su odisea: 'Yo salí de Dakar con un amigo y me dirigí hacia Costa de Marfil, pero estaba en guerra. Así que atravesé el Sahel y nos encontramos con unos nigerianos que nos dijeron que había posibilidades de emigrar a Libia. Fuimos hasta allí. Cruzamos luego a Argelia y a Marruecos. Cuando llegué a Melilla, me metieron en el centro de inmigrante hasta que me trajeron a la Península. Y aquí estoy'.

'Los intentos de cruzar las barreras de alta seguridad de Ceuta y Melilla en las que reiteradamente participó Mahmoud Traoré en 2005 hicieron entonces un montón de ruido', evoca ahora Le Dantec, mientras que Mahmoud recuerda como el campamento de chabolas en el que habitó en los montes próximos a Ceuta estaba dividido en tres áreas correspondientes a las nacionalidades de la mayoría de los inmigrantes que entonces pretendían cruzar: Guinea-Bisssau, Guinea Conakry y Senegal. Perfectamente estructuradas todas ellas por un gobierno común en la sombra.

En el caso de los saltos de los últimos días en Melilla, sorprende que apenas haya mujeres entre quienes se decidieron a cruzar hacia un paraíso que ahora podría expulsarles: 'Las mujeres no van a los saltos porque ellas mismas deciden no hacerlo. Algunas están embarazadas y muchas tienen bebés o hijos pequeños. Y nunca sabes la violencia con que te van a responder las fuerzas de seguridad'.

Lo cuenta Helena Maleno, que ha visto a estas mujeres deambular por las calles de Nador como en un callejón sin salida camino de ninguna parte. Apenas diez días antes de que se produjeran estas tentativas de salto olímpico de seis metros de altura entre la miseria y las estrecheces, España y Marruecos celebraron su cumbre de alto nivel con la presencia del presidente Mariano Rajoy y del primer ministro Abdelila Benkirán. También allí hablaron de frenar la inmigración, como si en realidad pudieran ponerle puertas al monte.

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