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Andalucía... Ahora

Atravesamos una grave crisis que hace peligrar las bases del Estado del bienestar y amenaza con paralizar el avance de nuestra región

La evolución de Andalucía en la democracia no puede explicarse sin tener en cuenta una fecha: 4 de diciembre de 1977.  Ese día, el pueblo andaluz expresó muy a las claras su voluntad de autogobierno y reclamó su autonomía. Masivas manifestaciones en todas las provincias fueron la lanzadera de una profunda reforma política. Desgraciadamente, el recuerdo de aquella efeméride tuvo su cara amarga con la muerte de Manuel José García Caparrós por un disparo con el que se intentaba evitar el ascenso de lo que ya era inevitable: la voluntad popular de autonomía

Hoy cumplimos 35 años de aquella jornada reivindicativa que dio lugar a un proceso que culminó con Andalucía como cuarta región española que obtuvo el reconocimiento de su identidad histórica y el derecho legítimo al autogobierno. Desde entonces, Andalucía dispone de amplios poderes legislativos, ejecutivos y judiciales; competencias recogidas por el primer Estatuto de Autonomía de 1981 y que fueron reforzadas y ampliadas en el nuevo texto aprobado hace apenas un lustro.

El Parlamento fue la conquista institucional fundamental de este proceso autonómico. Y ese Parlamento, que inició su andadura el 21 de junio de 1982, se enfrentó a una difícil situación de crisis, semejante a la que sufrimos ahora. Había que abrirse camino, y se hizo; y comenzó un progreso en el que han tenido cabida avances democráticos para mejorar la vida de los andaluces y garantizar el desarrollo de nuestra tierra.

Hoy puede ocurrir lo mismo. Atravesamos una grave crisis que hace peligrar las bases del Estado del bienestar y amenaza con paralizar el avance de nuestra región. Pero  no lo van a conseguir, saldremos adelante, como hace tres décadas. Entonces pudimos, con ilusión, esperanza y compromiso de nuestro pueblo por una Andalucía libre. Ahora podremos, con tenacidad, confianza y, por supuesto, con el apoyo de la ciudadanía.

Y es que, como decía aquel verso de Machado, 'hoy es siempre todavía', y estamos a tiempo de mejorar las cosas. Ni ayer porque ya no existe, ni mañana porque ya es tarde... ahora. Ahora es el momento de dar un paso hacia adelante, que nos unamos toda Andalucía, sus gentes, para realizar un nuevo esfuerzo, en sintonía, que nos permita superar nuestros problemas y componer un escenario más solidario, basado en un modelo de crecimiento sostenible apuntalado por el conocimiento y la convivencia.

En este 2012, el Parlamento está celebrando su XXX aniversario como institución vertebradora de la autonomía. Son 30 años de funcionamiento con arreglo a las normas que nos hemos dado. En este periodo, el Parlamento ha cumplido con las misiones estatutarias de ejercicio del poder legislativo y de control e impulso al Gobierno, y a la vez se ha consolidado como un referente para los andaluces de lo que significa la posición de Andalucía en el Estado Autonómico, además de contribuir a su desarrollo.

Ahora su sociedad ha cambiado, y el parlamentarismo adecuado a ella debe cambiar igualmente. Promovemos un Parlamento Abierto, que se traduzca en un sistema parlamentario que, sin duda, tiene una legitimidad de origen en las elecciones, pero que mantiene e incrementa esa legitimidad a través de una permanente rendición de cuentas.

Para lograrlo, un punto crucial es resolver una problemática: la desconexión entre la ciudadanía y sus políticos. Hemos de apresurarnos a ponerle remedio, honesta y conjuntamente. En este sentido, como Presidente del Parlamento, considero que nuestra tarea primordial ahora es -junto a las intrínsecas y esenciales de gobernar y de legislar- lograr que la sociedad recupere la confianza en sus representantes públicos.

El Parlamento tiene la responsabilidad de abanderar iniciativas para intentar acortar esa distancia. En lo que a mí respecta, me planteo como prioridad contribuir a que, entre todos, construyamos un Parlamento más transparente y más participado, y que se convierta en un instrumento útil, eficaz y de confianza en el que la ciudadanía encuentre respuesta a sus problemas concretos y atención a sus necesidades fundamentales.

Porque la crisis afecta a muchas familias y nosotros, los diputados, tenemos que trabajar para revertir esa situación. Quiero hacer un llamamiento a la sociedad andaluza: que sepa la gente que nos tiene a su disposición. Que nos usen, que nos exijan; nos critiquen si lo hacemos mal y nos respalden si lo hacemos bien. En definitiva, hemos de conseguir que la ciudadanía se interese por nuestro trabajo, pues nuestra razón de ser reside en ser útiles a la sociedad, quien nos otorga la tarea de representarla dignamente.

A este respecto, reclamo que nos afanemos para materializar una serie de tareas fundamentales para mejorar Andalucía: respetar y defender el marco autonómico, ofrecer garantías jurídicas a nuestro pueblo y practicar la lealtad y la cooperación entre las instituciones públicas. Asimismo, favorecer un nuevo modelo de desarrollo justo y el mantenimiento de la cohesión social, lo cual se logra invirtiendo más en educación e investigación, la apuesta más rentable para ser competitivos. Finalmente, realizar un ejercicio de transparencia en la gestión política y en la asignación y gestión de recursos económicos, además de fomentar la participación democrática activa y continuada de la ciudadanía en las grandes decisiones políticas.

Porque soy firme defensor de que se produzca una victoria de la política sobre las teorías económicas. La política es necesaria. Sin ir más lejos, el Parlamento andaluz fue el fruto de la  decisión colectiva de todo un pueblo, que entonces hacía política y hoy la sigue haciendo. El buen hacer entre política, instituciones y sociedad -unidas todas indefectiblemente- es imprescindible para garantizar la arquitectura democrática, ya sea de Andalucía o de cualquier otro territorio.

Busquemos la lectura positiva de la situación, la cual puede pasar por ver este momento como una oportunidad para cuestionar medios, instrumentos, políticas y todo lo que sea necesario para preservar lo ya conquistado al tiempo que aprendemos de los errores del pasado y nos marcamos nuevas metas para el futuro. Porque, Andalucía, ahora es tu momento. Ahora, como el 4 de diciembre de 1977, tu acción y tu emprendimiento marcarán el devenir de nuestra tierra y de sus gentes.

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