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Andalucía, unas elecciones sin suspense

El PSOE parte como gran favorito e IU y PA están en crisis.

O. CARBALLAR / A. AVENDAÑO

El Partido Socialista es una balsa de aceite, el Partido Popular es un río bajo cuyas tersas aguas pueden acechar imprevisibles remolinos, Izquierda Unida es una confusión de torrentes contrapuestos y el Partido Andalucista está a punto de no ser nada. Las metáforas en política esclarecen las cosas más o menos en la misma medida en que las simplifican.

Casi todas las encuestas dan al PSOE ganador por márgenes no inferiores a 15 puntos. En 2004 le sacó al PP 18 puntos y obtuvo 61 de los 109 escaños. Los socialistas andaluces saben que será casi imposible repetir una victoria tan holgada, pero no renuncian a la mayoría absoluta. La gran preocupación del PSOE, según han reconocido a Público varios de sus dirigentes, es la participación. De ahí el interés del partido que lidera Manuel Chaves por la convocatoria conjunta de autonómicas y generales.

Si, además, el debate nacional es lo bastante agrio como para poner en tensión al electorado socialista, mejor que mejor: así ocurrió en 1996, cuando el grito de '¡que viene la derecha!' movilizó a muchos votantes de izquierdas, o en 2004, cuando la turbia gestión gubernamental de los atentados del 12-M desató una indignación que el PP pagó muy cara en las urnas.

La fidelidad de su electorado es un valor seguro, pero la organización que dirige Javier Arenas no mejora posiciones. Su mejor resultado fue en el año 2000, con un 38,1% y menos de seis puntos de diferencia con el PSOE. Ni en entonces ni en 2004 Teófila Martínez logró acercarse siquiera a las abrumadoras mayorías absolutas que viene obteniendo en las municipales en Cádiz.

Cabezas de cartel

En el PP no faltan dirigentes de segunda línea que en privado reprochan a Arenas haberse marchado a Madrid como ministro en 1996, dejando en su lugar a una candidata con pocas posibilidades de ganar. 'Lo que hizo Javier en el año 2000 se llama prevaricación política porque puso en su lugar a alguien que sabía que no podía ganar', afirma un ex dirigente popular buen conocedor del partido.

Hoy por hoy, Arenas todavía no ha decidido por qué provincia será cabeza de lista. Se esperaba que fuera por Sevilla, pero él mismo sorprendió a su propio partido anunciando que no estaba decidido y que una opción era serlo por Almería. El PP suele obtener en Sevilla sus peores resultados y en Almería los mejores. En esas circunstancias, los analistas se preguntan: ¿a quién beneficia más que Arenas vaya por Almería, al PP o a Arenas?

En Izquierda Unida, el principal escollo son las luchas internas, sobre todo la que libran por Sevilla el coordinador regional Diego Valderas, y la portavoz parlamentaria Concha Caballero. Valderas está dispuesto a 'pasar por encima' de lo que decidan las bases de la agrupación provincial con tal de no quedar fuera del Parlamento, como ya le ocurrió en las dos últimas elecciones cuando fue por Huelva. Avalado por el PCA, Valderas se propone, en la asamblea del 14 y 15 de diciembre, reformar los estatutos para que el candidato a la Junta vaya por Sevilla.

Esta pretensión de Valderas se ganó el sábado pasado el rechazo frontal de Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda y líder de la radical Candidatura Unitaria de Trabajadores (CUT), que tiene la llave de la mayoría interna de IU en Sevilla. Pero, a su vez, Gordillo está disgustado con Concha Caballero por el apoyo parlamentario de ésta a la reforma estatutaria andaluza. 'Izquierda Unida es un proyecto muy superior y si siguen las luchas internas vamos a perder, ésa es mi preocupación', explicó Concha Caballero a Público.

Teoría del bonsái

En el Partido Andalucista, la batalla no es provincial, sino general. El batacazo de las últimas municipales, que lo dejó en mínimos históricos con poco más del 6% de los votos y sin representación en el emblemático Ayuntamiento de Sevilla, deja al borde del precipicio a los cinco diputados que el PA tiene actualmente en la Cámara. 'El andalucismo está biológicamente condenado a la extinción', sostiene Javier Aroca, ex secretario de Comunicación del PA, que pone nombre a la causa: el dirigente histórico y ex alcalde de Sevilla Alejandro Rojas Marcos. 'Ha sido el jardinero que ha cortado las ramas al andalucismo hasta convertirlo en un bonsai, incapaz de competir con los grandes árboles del bosque [PSOE y PP]', explica Aroca.

El líder del PA, Julián Álvarez, niega lo que los críticos ven: 'Ni Rojas Marcos condiciona las decisiones, ni aspiramos a la supervivencia, sino a ser una estructura mayoritaria'. Palabras que chocan, sin embargo, con los hechos: el PA ha iniciado negociaciones con el escindido PSA de Pedro Pacheco para concurrir juntos a las elecciones.

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