Este artículo se publicó hace 16 años.
Un año de prisión para los padres que agredieron a dos maestras en Barcelona
La agresión a las dos funcionarias y al conserje del centro escolar Eduard Marquina ha sido considerada como delito y no solo como falta leve
Una juez de Barcelona ha condenado hoy a sendas penas de un año de prisión al padre y a la madre de un alumno de un colegio de la capital catalana por un delito de atentado a funcionario, al haber amenazado y agredido a dos maestras y a la conserje del centro.
Esta es la primera vez en la comunidad catalana que se dicta una sentencia que condena por delito de atentado la agresión a unas profesoras, después de una instrucción de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña para que los fiscales dejaran de tipificar estas conductas como una simple falta y las consideraran como un delito.
La agresión de que fueron víctimas la directora, una jefa de estudios y una conserje de la escuela Eduard Marquina de Barcelona ocurrió el 11 de octubre de 2006, después de que reclamaran a los padres el pago de 5 euros para utilizar el servicio de guardería previo al inicio de las clases.
Indemnizaciones de más de 6.000 euros
Cada uno de los padres del menor han sido condenados también a una multa de 720 euros por una falta de lesiones y otra de amenazas, así como a indemnizar a las profesoras con 6.500 euros. El Juzgado de lo Penal número 17 de Barcelona prohíbe asimismo a los progenitores, Juan V. y Montserrat M., acercarse a menos de 200 metros del centro escolar durante los próximos seis meses.
El día de los hechos, las maestras y la conserje impidieron la entrada en el centro a las 08.30 horas del hijo menor de los acusados, de 5 años, ya que los padres no habían abonado el pago simbólico de 5 euros mensuales para permitir que utilizara el servicio de guardería previo al inicio de las clases, pese a que se les había requerido reiteradamente.
Amenazas, menosprecio y agresión
Este hecho motivó, según la sentencia, que los padres del alumno acudieran a la escuela "de forma agresiva" ante el resto de niños y padres que había, actuando con la intención de acobardar a las maestras para conseguir su objetivo y "menospreciando el principio de autoridad que representaban en el centro".
Una vez en la escuela, los padres insultaron y amenazaron reiteradamente a las maestras y a la conserje, con expresiones como "ya te esperaré en la calle, te pegaré, te mataré", e incluso la madre llegó a coger del cuello a la jefa de estudios mientras le decía: "mi hijo va a entrar aquí".
A consecuencia del incidente, la jefa de estudios sufrió una crisis de ansiedad de la que tardó 30 días en recuperarse y que agravó la depresión que ya tenía, mientras que la conserje presentó síntomas de ansiedad que han incrementado sus patologías respiratoria y digestiva previas.
Durante el juicio, tanto la fiscal como la Generalitat, en representación de las maestras, defendieron que las agresiones a docentes merecen un castigo mayor del que solían recibir hasta ahora -ya que eran consideradas una falta- ante la necesidad de "proteger" un servicio público y fundamental como es el de la educación.
Durante el juicio, la fiscal pidió la pena de un año y cuatro meses de prisión por el delito de atentado y la Generalitat elevó la petición a dos años.
El delito de atentado se imputa cuando se comete una agresión o intimidación contra una persona considerada una autoridad o un funcionario público en el ejercicio de sus cargos, y está castigado con penas de entre uno y tres años de cárcel.
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