Este artículo se publicó hace 14 años.
Argentina quiere expulsar a una lesbiana española
No reconoce su unión con otra mujer del país suramericano
Su vida depende de un limbo legal y jurídico que, por ahora, no se ha resuelto a su favor. La española C. P. cuenta sus días en el país después de que la Dirección Nacional de Migraciones de Argentina decretara su expulsión al no serle reconocido su matrimonio con una ciudadana del país austral.
"Hágase saber a la extranjera" que es "irregular la permanencia en el país", que se ha cancelado "la residencia precaria que se le hubiese otorgado" y que en 30 días hábiles podría "decretarse su expulsión y prohibirse su reingreso" aArgentina, señala el dictamen de Migraciones. C. P. recurrió el pasado lunes esta resolución. "Yo me casé con Diana Cordero hace casi un par de años en Canadá. Estuvimos viviendo en Venezuela, y hace un año que me vine a Argentina. Desde entonces, estoy tramitando la residencia", relataba ayer en entrevista telefónica a Público la mujer, que prefiere guardar su anonimato. "Me han denegado la residencia porque Argentina no reconoce el matrimonio entre homosexuales", lamentaba.
El consuladode España les ha reconocido el Libro de Familia
Mientras el dictámen final llega, esta ciudadana española cuenta de nuevo con un permiso de residencia temporal, "un papelito que te dan mientras solucionan tu recurso", dice. En principio, este permiso caduca en dos meses, pero puede serle retirado antes si el Estado se pronuncia otra vez en su contra.
"Seguramente me negarán la residencia otra vez", se resigna. "Desde ese momento tendré un mes para abandonar el país y no podré volver a entrar", denuncia. Si eso ocurriera, le esperarían dos opciones. "Quedarme como ilegal o volver a mi tierra", resume.
Libro de Familia"Yo soy la esposa de Diana, en cualquier país", reivindica la mujer
Aunque el consulado de España en Buenos Aires le ha otorgado el Libro de Familia, por el que se reconoce su matrimonio con Diana, de poco le sirve a la hora de pedir legalizar su residencia en Argentina.
Ante esta situación, la pareja ha presentado un recurso contra el Registro Civil que no reconoció como legal su unión civil. Además, han denunciado su calvario en el Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI). En su lucha por ser reconocidas como cónyuges por las autoridades argentinas, las dos mujeres cuentan con el apoyo de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGTB), que reclama para la española la residencia permanente.
"Aquí ya han contraído matrimonio dos parejas del mismo sexo con autorización judicial", señala la presidenta de la FALGTB, María Rachid. Y advierte: "Es probable que la Justicia reconozca el matrimonio de Diana con su pareja, pero se puede demorar más de lo que tarde Migraciones en expulsar a C. P.".
Su caso llegó a los tribunales hace dos meses. "No hay nada escrito explícitamente que prohiba el matrimonio entre personas del mismo sexo", recuerda la española: "Por una parte está el Gobierno, que intentó presentar el proyecto de ley [para autorizar las bodas entre homosexuales] a finales del año pasado y luego se echó atrás. En abril parece que se presentará de nuevo. Entre tanto, hay unanebulosa".
La sociedad argentina ya vivió un caso similar hace algún tiempo, cuando una ciudadana belga quiso que se reconociese su matrimonio con su mujer. Los trámites se prolongaron durante tres años. "Cuando llevas residiendo ese tiempo ya tienes derecho a quedarte", cuenta C. P. La belga pudo permanecer en Argentina, pero no porque su boda fuera aceptada.
La diferencia es que C.P. tiene ya una orden de expulsión que puede volver a reactivarse en cuanto Migraciones decida sobre su apelación. Por eso su situación es tan precaria. Al no tener residencia legal, no puede acceder a un trabajo estable.
"Sabíamos que no iba a ser fácil y que tendríamos que apelar. Pero cuando recibes otra negativa a la residencia, te desmoronas", admite. En cualquier caso, no quiere volver a España y su reivindicación va más allá. "Es una lucha para que me reconozcan mis derechos. Yo soy la esposa de Diana, en cualquier país", sentencia.
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