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'Ata' dejó la huella de su ADN en el doble crimen de Capbreton

La Guardia Civil aún trata de determinar quién es el tercer etarra que participó

PEDRO ÁGUEDA

El último jefe del aparato militar de ETA, Mikel Carrera, Ata, deberá responder ante un tribunal francés del asesinato de dos guardias civiles en Cap-breton el 1 de diciembre de 2007. La muestra de ADN que la policía francesa le tomó tras su arresto el miércoles coincide con un perfil que permanecía sin identificar y que fue recogido de la cafetería donde coincidieron Fernando Trapero y Raúl Centeno con sus asesinos.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, dijo ayer que los autores están ya en la cárcel y que ahora queda por determinar 'qué papel jugó cada cual en ese horrible asesinato'. En realidad, hay cuatro sospechosos y tres autores. La Guardia Civil sólo sitúa con total certeza en el lugar del crimen a Ata y a Saioa Sánchez quien, por testimonios no concluyentes, pudo ser la autora de los disparos.

El perfil de Carrera concuerda con uno de los recogidos en la cafetería

Fue detenida cuatro días después en compañía de Asier Bengoa cuando ambos trataban de eludir el cerco policial. La Justicia francesa imputó a ambos el crimen, pero sólo ella confesó ante los agentes que había estado en Capbreton. De Bengoa se halló un cepillo de dientes con su ADN en el coche de la huida, pero un billete del tranvía de Tou-louse, que llevaba al ser arrestado y que fue comprado el mismo día del asesinato, hace aún más difícil cuadrar el rompecabezas. Toulouse está a más de 300 kilómetros de Capbreton y el asesinato tuvo lugar minutos después de las nueve de la mañana.

Una de las hipótesis policiales es que, tras recibir una petición de auxilio por parte de su jefa de comando, Bengoa limpió el piso de Toulouse que ocupaban ambos hallado más tarde por la policía y acudió a socorrerla en la huida. Ni el revólver ni la pistola que llevaban en el momento de la detención fueron utilizados en el doble asesinato, según determinaron las pruebas de balística.

Saioa Sánchez es la principal sospechosa de los disparos efectuados

La implicación de Carrera, tras los análisis genéticos del Instituto Nacional de Policía Científica francés, confirma la sospecha de que uno de los tres etarras debía ser alguien con peso en la banda, tanto como para romper sobre la marcha la máxima de no asesinar en suelo francés que ETA había respetado durante tres décadas. Una huella del entonces jefe de comandos, Garikoitz Aspiazu, Txeroki, apareció en el coche de la huida, junto a otras 122 sin identificar. Tras ser detenido en noviembre de 2008, la jueza Laurence Le Vert sólo lo imputó en el sumario de Capbreton por 'dirección de un grupo con el objetivo de preparar un acto de terrorismo', es decir, por ser dirigente de la banda terrorista cuando se cometió el crimen.

Dos miembros del comando Hego Haizea, desarticulado en Navarra en octubre de 2008, relataron a la policía cómo, en una de sus citas en el sur de Francia, Txeroki les había relatado su participación en los hechos. Aspiazu les dijo que él y sus acompañantes, a los que no identificó, sospecharon de dos jóvenes que se sentaron a su lado en la cafetería, a pesar de que estaba casi vacía. También les trasladó su convicción de que la policía tenía que saber la identidad de los autores porque habían abandonado la escena del crimen a la carrera, dejando todo plagado de huellas. Sin embargo, la policía francesa no encontró rastro genético alguno ni huellas de Txeroki en la cafetería. ¿Impostó el jefe militar ante sus subordinados? Es una posibilidad que no descartan los investigadores.

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