Este artículo se publicó hace 14 años.
El Ayuntamiento de Barcelona se niega a aclarar la agresión policial con gas a unas prostitutas
Se limita a enviar un sms en el que dice que se ha abierto un expediente informativo y que "ese trámite es largo". Las mujeres insisten en que "no se trata de un hecho aislado"
El Ayuntamiento de Barcelona se niega a aclarar si ya ha localizado el agente de la Guardia Urbana que, desde una furgoneta, roció con spray irritante el pasado jueves a un grupo de prostitutas en el Raval.
Las mujeres esperaban clientes tranquilamente en plena calle de Sant Ramon cuando fueron agredidas con el gas, tal como denunció ayer este diario, que fue testigo de los hechos. Las fuentes municipales consultadas, que respondieron ayer vía SMS, se justificaron diciendo que se ha abierto un expediente informativo y que "este trámite es largo".
Las chicas que ejercen la prostitución en la calle de Sant Ramon, la mayoría de nacionalidad rumana, afirmaban ayer que no se trata de un hecho aislado. "A mí me pasó la semana pasada, allí, en la esquina con San Pablo. Es un spray que pica mucho los ojos y te ahogas ", explicaba una de ellas, que hace tres años que trabaja en esta parte de la ciudad.
Una compañera suya añadió, que "en Semana Santa lanzaron el gas a un portal donde viven niños". Ambas recordaron, además, que el jueves el spray afectó a los clientes de una tienda de móviles y a Justin, un hombre subsahariano que estaba durmiendo la siesta tumbado en la acera, delante de la puerta del establecimiento.
El saludo de Joan [nombre ficticio], un vecino del barrio que pasaba ayer a las 18.30 horas por la calle Sant Ramon, confirmaba que el acoso a las prostitutas es habitual: "¿Qué, hoy no os han lanzado spray?", preguntó a las chicas. El hombre, de unos 60 años, estaba presente cuando el agente de la Guardia Urbana lanzó el gas desde la ventanilla de su vehículo. "Conozco a ese policía, es el que normalmente hace estas cosas", añadió. "No deja a las chicas tranquilas. Está claro que las quieren echar".
Silenciar los hechosAl ver que Joan hablaba con periodistas, dos hombres empezaron a llamarlo desde la esquina. Ambos estaban en la calle el jueves, cuando se produjeron los hechos y se alejaron del lugar para esquivar el gas, pero ayer lo negaron: "No digas cosas que no son, no hables mal de la policía". Una de las chicas confirmó que uno de ellos era un "chivatillo". También que no este tipo de acoso no es cosa de un único agente.
En general, "hay miedo a hablar sobre estos incidentes, porque puedes meterte en un lío", dijo Adriana, una rumana de 27 años que prefiere ocultar su nombre real. "Se pueden inventar cualquier excusa para hacerte pasar 24 horas en la comisaría", aseguraba esta chica, una de las tres que recibieron el chorro de gas directamente en la cara. El temor a represalias hace que no quiera salir en las fotos y sólo muestra los pies.
El ayuntamiento admitió que la Guardia Urbana dispone de sprays como arma de defensa"Lo peor de todo es que aquí hay muchos robos y nunca hemos visto que usaran el spray con los ladrones. A nosotras nos abuchean, nos asustan, e incluso nos han lanzado petardos", continuó Adriana. "Yo entendería que dictaran unas normas. Por ejemplo, que no llevemos faldas cortas, lo que quieran. Pero no que nos acosen de esta manera".
Una mujer rumana de 28 años que se hace llamar Madonna coincide con ella: "Aquí no follamos a la calle, no molestamos. Sólo esperamos y vamos a los pisos. Cobramos 30 euros por 20 minutos y pagamos diez por la cama".
Blanca Fernández, una prostituta que trabaja desde hace más de 30 años en el Raval y ha sido voluntaria de una ONG que ayuda a las mujeres que ejercen en la calle, insiste en que la "Guardia Urbana tiene una estrategia clara y sabe perfectamente que estas cosas pasan".
Para empezar, el conductor de la furgoneta lo vio todo, "obviamente". Además, dos compañeros suyos presenciaron los hechos desde la esquina de esta calle con la de San Pablo y no atendieron a los afectados que se dirigieron a ellos con los ojos rojos por la irritación y quejas de que no podían respirar bien.
La excusa de los policías fue que la gente sólo dijo que "les habían lanzado algo, no sabían muy bien si desde un balcón". Por su parte, el ayuntamiento admitió el jueves que "la Guardia Urbana dispone de sprays como armas de defensa. Se hace un uso muy restringido, en ocasiones muy puntuales".
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