Este artículo se publicó hace 14 años.
La burocracia impide a los más débiles usar la Sanidad pública
Un estudio avisa de que la rigidez del sistema empuja al usuario a Urgencias
La Sanidad Pública no es todo lo flexible que debería ser. Personas sin casa, sin papeles y ancianos son algunos de los colectivos que más padecen los desajustes del sistema sanitario, según el estudio Desigualdades, dependencia y marginación: el acceso a los servicios sanitarios públicos por parte de colectivos socialmente desfavorecidos.
El trabajo dirigido por el sociólogo de la Universidad de Santiago de Compostela, Andrés Cernadas pone en evidencia la descoordinación entre los distintos niveles asistenciales, tanto sanitarios como sociales, y denuncia que a causa de esta situación las urgencias se ven saturadas.
"El sistema sanitario está pensado y adaptado para un usuario estándar (...) y en cuanto un usuario se aparta de esos estándares el sistema no dispone de mecanismos de adaptación y comienzan los problemas de acceso", explica Cernadas. "La excesiva burocratización y las listas de espera empujan al usuario a acudir a Urgencias".
Buena prueba de ello son las personas que viven en la calle, los llamados sin techo. En la mayoría de los casos, aunque tienen derecho a obtener la Tarjeta Sanitaria Individual (TSI), no se han interesado en conseguirla o la han perdido. El sistema está diseña-do para que sus usuarios se muevan con la TSI. Por eso, cuando uno de ellos no la tiene, empiezan los problemas: "Una persona sin techo viene a nuestro centro, primero se encuentra con la administrativa y esta le pregunta que si está empadronado, que si tiene asignado algún médico, que si no tiene la TSI...", cuenta un facultativo de un Centro de Atención Primaria (CAP) de Barcelona. Ante este primer contacto, tan dificultoso, "es normal" que esas personas acaben yendo directamente a Urgencias, saltándose los pasos previos.
Las dificultades no acaban ahí. El médico explica que el sin techo "huele mal" y ello provoca las protestas de la cola. Además, incluso en el caso en que la persona sin hogar es diagnosticada, "se va sin medicación y sin posibilidades de seguimiento".
DescoordinaciónAlgo parecido les ocurre a los ancianos. Aunque sí poseen la TSI, padecen graves problemas de atención. Ocurre, por ejemplo, que una persona de edad avanzada que ha estado en un hospital puede recibir el alta durante el fin de semana sin que los médicos "hayan podido avisar a los servicios sociales, a los servicios de atención a domicilio o a su médico de cabecera", denuncia el estudio.
"El problema más grande de la Sanidad es la descoordinación", afirma Cernadas. "Las TSI no son compatibles entre comunidades autónomas y ni siquiera entre centros públicos y concertados". Este hecho propicia que muchas veces un médico de un hospital no sepa quién es el médico de cabecera del paciente que está atendiendo ni qué medicamentos toma habitualmente. "Eso provoca un aumento considerable del gasto sanitario porque se repiten las pruebas y el uso de recursos supera las previsiones", concluye Cernadas.
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