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El candidato eclipsa al portavoz

Rubalcaba confirma que dejará el Gobierno antes de las elecciones

GONZALO LÓPEZ ALBA

A Rubalcaba le persigue 'la pregunta con respuesta imposible', según su propia definición del interrogatorio periodístico al que se ve sometido cada viernes, cuando se sienta a la mesa del portavoz del Gobierno. La cosa viene de atrás, pero se ha acentuado desde que el 28 de mayo pronunció ante el Comité Federal del PSOE su discurso de aceptación de la candidatura para las elecciones de 2012.

Ayer no fue la excepción, sino más bien la confirmación de que el asedio, lejos de amainar, irá a más. Aunque se hizo acompañar del ministro de Trabajo, le dirigieron más preguntas relacionadas con su papel como próximo líder del PSOE que con sus tres cargos en el Gobierno, y eso que no adquirirá formalmente la condición de candidato hasta el día 18, cuando se certifique que ningún otro aspirante ha logrado los avales necesarios.

Canceló su reunión con el PSOE de Valencia tras los incidentes

'¡Cómo les gusta preguntarme cosas que saben que no les voy a contestar!', reprendió en tono amable a los periodistas tras repeler como un frontón cinco preguntas. Ni por esas. Aún tuvo que escuchar otras que reproducían el contenido de las anteriores: ¿cuándo dejará sus cargos en el Gobierno? y ¿cuándo se convocarán las elecciones generales?

Rubalcaba advirtió de que preguntas tales tienen la misma esperanza de hallar respuesta en sus ruedas de prensa como portavoz del Gobierno, que si le preguntan como ministro del Interior cuándo piensa desalojar a los acampados del 15-M. Es, vino a decir, como si le piden a la Policía que anticipe cuándo y dónde va a hacer una redada. 'Hay preguntas que no tienen sentido, objetos imposibles, como esas cafeteras que se les da la vuelta y sale por el otro lado...', concluyó, con tono tan irónico como admonitorio.

El vicepresidente evita pronunciarse sobre un posible adelanto electoral

Aceptó de buen grado la primera porque, aunque ya introducía el problema de su bicefalia personal, se remitía a un sucedido: la cancelación del acto con militantes socialistas que tenía programado para ayer en Valencia, justificada por el secretario general del PSPV en la conveniencia de actuar con 'prudencia y responsabilidad' para no acrecentar la 'tensión' tras los incidentes del jueves. 'Me llamó Jorge Alarte y me dijo: me parece lo más prudente aplazarlo. Y yo soy el más prudente del mundo'.

El enunciado de la segunda pregunta, en el que se le planteaba si la cancelación de este acto no es una alerta de futuras interferencias entre el papel de candidato y el de ministro del Interior, lo interrumpió para advertir de que, por más que se insistiera, no se iba a salir de su guión: 'De candidato ya hablo en los sitios que tengo que hablar'. Pero, con los intervalos propiciados por la comparecencia simultánea del ministro de Trabajo, el tira y afloja prosiguió. '¿Va a dimitir de sus cargos en el Gobierno?' 'Ya contesté. No tengo nada que decir'.

Evita adelantar cuándo se convocarán los comicios

Visto que los periodistas no cedían, Rubalcaba optó por quitar el freno del carrete, pero sin soltar prenda. '¿Se siente usted coaccionado personalmente en su libertad por tener que cancelar el acto de Valencia?' 'No me siento coaccionado para nada en mi libertad, ni ahora ni nunca. Alguna vez, hace mucho tiempo, pero ya se me ha olvidado...'

Lo que demostró no haber olvidado es la habilidad para despejar un balón golpeando con otro. Se le preguntó por la encuesta del CIS en la que los políticos baten el récord de desafección ciudadana y, a la vez, si cree que, a la vista del 'clima de bronca' con el PP, el Gobierno podrá aguantar hasta marzo sin convocar elecciones. La respuesta fue una andanada contra el adversario: 'Hace algo más de un año tuve en el Congreso una conversación con diputados del PP y les dije: Mirad, cuando los ciudadanos tienen problemas serios y ven a los dos grandes partidos todos los días dándose y dándose, el resultado final es que la gente se aleja de los políticos porque no resuelven sus problemas'.

De nada le sirvió el cambio de orientación. Al vicepresidente, con la mirada perdida y gesto de introspección en los descansos que le proporcionaban las cuestiones dirigidas a Valeriano Gómez, se le preguntó a continuación si no empieza a incomodarle personalmente su propia bicefalia. 'No, taxativamente no. El ministro del Interior tiene muchas restricciones y las llevo muy bien'.

Por fin, en la última pregunta, confirmó que, como anticipó Público el jueves, dejará el Gobierno cuando se convoquen las elecciones. 'El candidato no puede ser el ministro que organice las elecciones', reconoció.

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