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En la cárcel por ser violadas

Decenas de chicas afganas cumplen condenas por adulterio en el Centro de Rehabilitación Juvenil de Herat

ANTONIO PAMPLIEGA

Cuando cumpla mi condena tendré que casarme con uno de los dos chicos que abusaron sexualmente de mí. No es una decisión agradable, pero no tengo otra opción. No sé cuál será mi futuro', cuenta a Público Nefise, mientras se le escapa una tímida sonrisa de resignación por la comisura de los labios.

Los grandes ojos marrones de esta chica de 15 años esconden tristeza. Ya sabe que la vida no le regalará nada. Ha nacido en Afganistán, un país hostil con las mujeres.

'Los jueces asocian la violación con el adulterio', según los expertos

La escasa luz que se cuela entre los barrotes de su habitación es el único contacto que tiene esta adolescente con el mundo exterior. A pesar de ser una víctima, Nefise tiene que cumplir un año de condena en un Centro de Rehabilitación Juvenil de la provincia norteña de Herat.

'Estaba en el bazar de la ciudad y dos chicos me metieron en un coche. Me encerraron en una habitación y me violaron durante toda la noche. Por la mañana me dejaron marchar. Cuando llegué a mi casa conté la historia a mis padres y fuimos a denunciar a los agresores ante la Policía. Conté mi versión de los hechos al juez, pero no me creyó. Me acusó de haber cometido un delito sexual y me condenó a un año de cárcel. Lo peor es que estoy embarazada y tendré que casarme con uno de los dos chicos que me violó', sentencia avergonzada.

'Este caso es muy común en Afganistán. Hay que tener en cuenta que la inmensa mayoría de los jueces de este país no saben identificar la diferencia entre la violación y el adulterio. Para ellos la culpa la tiene siempre la chica', afirma Juan Carlos Galocha, experto en justicia de menores de la Unión Europea. La última historia que saltó a los medios de comunicación fue la de Gulnaz, una chica de 19 años condenada a la cárcel por ser violada por el marido de su prima. La única manera que tiene de eludir los 12 años de prisión que los tribunales piden para ella es casarse con su agresor. Y lo hará, dice, para que su hija (fruto de la violación) siga teniendo una madre.

Laila: 'Mi marido, de 19 años, sólo pagó mil dólares por mí'

En el Centro de Rehabilitación Juvenil de Herat cada historia oculta un drama. 'Me escapé de mi casa porque mi marido me pegaba todos los días', se lamenta Laila, de 15 años. 'Lo de los malos tratos es algo normal en Afganistán', afirma sin ruborizarse de sus palabras Mohammad Naim, responsable de la ONG afgana Aschiana en la provincia de Herat. 'Las mujeres en Afganistán no tenemos derecho a irnos solas de casa. Mi marido, de 19 años, sólo pagó mil dólares por mí', sentencia la adolescente.

A pesar de que la constitución afgana prohíbe taxativamente el matrimonio de mujeres menores de 16 años, el caso de Laila es muy común en Afganistán. Las chicas son una importante fuente de ingresos para las familias y, sólo por ser mujeres, están condenadas a una vida de penurias, sufrimiento y malos tratos.

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