Este artículo se publicó hace 13 años.
"Por fin puedo celebrar lo que soy"
Loren Svoba y Fermín Gómez cuentan a Público cómo vivirán su primer Orgullo Gay
Loren y Fermín tienen menos de 25 años y son gays. Los dos vivieron en silencio y a escondidas los primeros años de su homosexualidad. Los dos salieron del armario en ciudades pequeñas y a los dos les faltó el apoyo paterno. Con caracteres radicalmente distintos, sus vidas siguieron caminos muy diferentes que hoy confluyen en la plaza de Chueca de Madrid. Este es su primer Orgullo Gay.
"¿Cómo iba a pedirles a mis padres que me dejaran quedar más días en Madrid una vez terminadas las clases en la universidad?", recuerda Fermín Gómez, de 21 años, quien hasta hace poco tenía que volver a su Martos natal (Jaén) el último día de curso y aguantar sin rechistar la bronca familiar por sus suspensos en Informática. Ahora, su vida ha dado un giro. Dejó la carrera, empezó a estudiar Arte Digital y participará por primera vez en las fiestas del Orgullo. Lo único que no ha cambiado es el sufrimiento de su padre, que sigue sin poder dormir tranquilo por la noche.
Loren: ·Soy como soy. El que quiera, que me acepte y el que no, puerta"
Fermín pasó la adolescencia "agobiado". Estudiar en un colegio del Opus Dei tampoco lo ayudó. Salía con una pandilla del pueblo "que entendía", en el colegio lo machacaban por ello y sus padres no paraban de hacerle preguntas. Un día se escapó de casa, pero volvió por la noche. "Les dije a mis padres que en el cole me llamaban maricón, pero que era verdad y que me veía el resto de mi vida así". Fermín solo encontró comprensión en su madre. "No me gustaba el fútbol, no tenía nada en común con mi padre", explica el joven, que ve a su padre como una víctima de la "homofobia por ignorancia". En el colegio hizo pocos amigos, solo chicas y "frikies", aunque éstos últimos jamás se atrevieron a defenderle de los ataques homófobos que sufría a diario.
El de Fermín no es un caso aislado. De hecho, más del 50% de los alumnos homosexuales, transexuales o bisexuales ha vivido algún tipo de violencia en las aulas, según un informe realizado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB). Además, los abusos son más frecuentes entre varones, ya que, según el estudio, el 65,7% de los chicos ha sufrido violencia física o psicológica, frente a un 44,2% de las chicas. La investigación revela también que la mayoría de las agresiones son verbales y de carácter psíquico.
A Fermín, trasladarse a Madrid le permitió vivir su homosexualidad con más libertad y, sobre todo, disfrutar del anonimato. "Aquí dicen que Chueca es como un pueblo, pero es mentira, no saben lo que es vivir realmente en un pueblo, donde todo el mundo sabe a dónde vas y con quien". Aun así, su inmersión madrileña tampoco fue fácil. A los pocos meses fue expulsado del colegio mayor Santo Tomás de Aquino, donde vivía, por su orientación sexual. Una noche se lió con un compañero y antes de volver a su habitación, éste le amenazó: "Como se lo cuentes a alguien, le diré al director del colegio que me has violado". Fermín se lo tomó a broma, pero el día siguiente llamó a su puerta el chico en cuestión "acompañado de otros dos amigos, uno de ellos armado con una barra de hierro", explica.
Fermín opina que la fiesta es "tristemente necesaria"
Expulsión homófobaDesde ese día empezó su infierno particular. Aprendió a convivir con insultos y constantes amenazas de muerte. Se encerró en su habitación y dejó de ir a clase porque temía que esos chicos cumpliesen sus promesas. Como ese día en que no pudo más y se escapó de casa para luego compartir su secreto con sus padres, Fermín volvió a plantarle cara a sus miedos y decidió contarle al director del colegio mayor el acoso que estaba sufriendo.
"El director me dijo que no era una cuestión de homofobia, pero que como el asunto no estaba claro, tenía que echarme del centro. Entonces se me cayó el mundo encima". Y volvió a vivir la misma situación que cuando confesó su homosexualidad a la familia. Su madre lo apoyó, aunque nunca lo animó a denunciar, sino más bien a pasar página lejos de ese colegio, y su padre se volvió a cerrar en banda.
No habían ido al desfile antes porque sus familias no les dejaban
"Yo no tengo queja de mis padres. Los entiendo. Mi padre siempre hizo lo que creía que era mejor para mí", asegura Fermín, que finalmente acudió al Programa de Información y Atención a Homosexuales y Transexuales de la Comunidad de Madrid. para que le asesoran jurídicamente. Denunció a los tres chicos que lo amenzaban y también a la dirección del colegio mayor. El juicio contra el centro todavía no se ha celebrado, pero el juez declaró culpables de difamación y amenazas de muerte a los tres chicos. "Les puso una multa de 30 euros a cada uno, lo que me cuesta ir a Jaén en tren", explica indignado Fermín, que además estuvo "castigado" sin salir de Martos, su pueblo, durante cuatro meses.
Vida paralelaA raíz de esta historia, Fermín se hizo socio de Arcópolis. "Me di cuenta de que hay muchísima gente que se preocupa, trabaja y lucha por nuestros derechos", explica Fermín, quien opina que la fiesta del Orgullo Gay es "tristemente necesaria" porque todavía existen comportamientos discriminatorios. "Y los dramas no se acaban en la adolescencia, siempre te puede tocar un jefe homófobo", advierte Fermín. Por eso, no se perderá la manifestación de hoy, que partirá a las 18.00 horas de la Puerta de Alcalá, como todos los años, y continuará por Cibeles y la Gran Vía para concluir en la plaza de España.
«Es muy duro ser homosexual en una ciudad pequeña", confiesa Loren
Loren Svoba, lituano de 19 años criado en Badajoz, tampoco se perderá el desfile de la mayor fiesta gay de Europa: "Por fin puedo celebrar lo que soy", reivindica este joven, que lleva solo tres meses en Madrid. "Me moría de ganas de ir al Orgullo, siempre lo pensaba, pero era menor de edad y mi familia no me dejaba", cuenta Loren, a quien Madrid le ha cambiado la vida. "He aprendido que soy como soy. El que quiera, que me acepte y el que no, puerta. Cambié el chip para siempre".
De madre rusa y padre polaco, Loren se vio obligado a reprimir su homosexualidad durante la adolescencia. "Mi madre me entendía, pero mi padre dejó de hablarme", recuerda. "Luego me enrollaba con chicos en secreto, pero cuando salía, me liaba con chicas para que mis amigos no me insultaran". Fruto de una de esas relaciones "de fachada", como él dice, nació su hija Erica, de dos años. Ahora está con su abuela paterna, en Badajoz. "La madre tiene prohibido acercarse a la niña a menos de 500 metros porque se metía cocaína durante el embarazo", cuenta Loren.
"Mi vida es para escribir un libro", reconoce este chico, dependiente de Zara, que le dijo a su madre que era homosexual en el programa El Diario de Patricia. "Pensé que no se atrevería a echarme la bronca delante de toda España y acerté". Aun así, en Badajoz, no era feliz. "Es muy duro ser homosexual en una ciudad pequeña. Aunque ya me había aceptado, seguía escondiéndome, siempre vestía chándal o ropas anchas. Desde que vivo en Madrid, visto como quiero y no me da vergüenza pasear de la mano con mi novio", cuenta. Ni siquiera le da vergüenza mostrarse en televisión. Después de su debut en la pequeña pantalla, pasó por El debate de Gran Hermano, Sálvame Deluxe y participó en la serie Física o Química.
Únicamente han encontrado apoyo familiar en sus madres
Loren adora a Belén Esteban y Fermín solo enciende la televisión para ver Redes. El primero escucha a Lady Gaga y el segundo, a LinkinPark. Aunque compartan su primera experiencia en el Orgullo, son dos perfiles radicalmente opuestos y sobre todo discrepan en el debate religioso. Loren se declara antiabortista, porque "las criaturas no tienen culpa de nada". Fermín, en cambio, denuncia la homofobia de la Iglesia y critica la visita papal. Aunque creció en una familia muy religiosa, y quizás debido a ello, dice que no puede esperar nada de la Iglesia: "No la entiendo, pero no por ello me resigno a rendirme. Existe una Iglesia diferente, que apoya el colectivo LGTB, mi hermana y mi madre participan en ella. Estoy convencido de que algún día el clero cambiará".
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