Este artículo se publicó hace 16 años.
Cinco kurdos hablan de palizas en Barajas
Los presuntos agredidos llevarán el caso a los tribunales
Me lanzaron contra la pared y me golpearon. Después llegaron otros diez hombres, me ataron las manos y me volvieron a pegar”. Rady, de unos 30 años, es uno de los cinco activistas kurdos de origen sirio que aseguran que –tras su llegada al aeropuerto de Barajas el pasado 29 de mayo– recibieron malos tratos por parte de los responsables de seguridad de la sala de inadmitidos. Ayer, en su primera comparecencia ante los medios, anunciaron que denunciarán a los agentes, aunque sólo acertaron a describirlos como “unos hombres con camisetas blancas y azules”.
A la falta de descripciones se une la ausencia de un parte médico que certifique sus lesiones. Aseguran que ni los médicos que les atendieron ni el abogado de oficio les avisaron de su importancia. Un puñado de fotos de las magulladuras son su principal prueba.
La abogada de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) Elena Vázquez asistió a los cinco kurdos a partir de su sexto día de estancia en el aeropuerto. “Uno de ellos tenía moratones en la espalda, otro un ojo morado y el tercer hombre la nariz inflamada. Las dos mujeres estaban en un estado de ansiedad bastante evidente”,afirma. “Pero yo no puedo asegurar que les hubiesen agredido los agentes”.
Fuentes policiales sostienen que fueron ellos mismos los que se autoagredieron y que además arremetieron contra los agentes. Por esta razón, los responsables de seguridad presentaron un parte de lesiones, pero el juzgado que instruye el caso decidió archivarlo.
Los cinco kurdos llegaron al aeropuerto “con pasaportes ilegales de Siria” en tránsito desde Egipto y no embarcaron en el avión en el que tenían previsto continuar el viaje, por lo que fueron trasladados a la sala de rechazados. Allí permanecieron dos días. Después, otros ocho en la sala de solicitantes de asilo. Ahora, con la tarjeta amarilla que reconoce su solicitud de asilo, viven en un albergue provisional de Cruz Roja. Si el proceso se alarga seis meses más, el nuevo permiso de residencia permitirá también que puedan trabajar.
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